Reconstruimos los últimos días de David Delfín
La prensa internacional homenajea a David Delfín
La familia de David Delfín vela sus restos mortales en Marbella
Del desconsuelo de Eva Hache a las canciones de Bimba: así ha sido el último adiós a David Delfín
Primeras imágenes de la capilla ardiente de David Delfín
Este sábado la vida de David Delfín se apagaba a los 46 años tras no poder superar los tres tumores cerebrales con los que desde hacía un año batallaba sin tregua. El diseñador malagueño fallecía este fin de semana dejando un reguero de pena y dolor a su alrededor. Sus amigos íntimos y familiares lloran la pérdida de la persona y el artista, del humano y del «divino transgresor». La muerte de David Delfín ha conseguido unir en la desgracia a los afines y detractores, a los que lo querían y también a los que miraban de soslayo sus creaciones. «David fue igual de adorado que criticado, sus obras no siempre se han entendido como a él le hubiera gustado. Tenía mucha luz y creatividad, era un ser de otro mundo. Un amigo del alma, un ángel que se ha ido», ha asegurado a LOOK la ‘socialité’ y amiga Carmen Lomana.
Los últimos días de Delfín fueron muy complicados. Sabía que estaba empeorando y que era irreversible. Su vida iba estrechándose y, por eso, pidió a su entorno que no se le visitara, según Lomana: «No quería que nadie lo viera, pedía por favor que nadie fuera a verlo, solo estaba a su lado su pareja. Agradecía que la gente se preocupara a través de mensajes de móvil. He tenido una conversación fluida con él a través del móvil. A veces me respondía y otras no, pero me leía». Solamente su buena amiga Topacio Fresch se saltó en los últimos días el ‘decreto’ del diseñador y lo visitó.
La muerte de su musa, Bimba Bosé, el pasado mes de enero dejó abatido a David Delfín, quien se despidió de su «alma gemela» ahogado en lágrimas. Ese adiós supuso un punto de inflexión para el diseñador. Así lo ha expresado en su Instagram una buena amiga suya, Raquel Sánchez, quien recuerda cómo vivieron los amigos esa despedida en la capilla: «El día que nos despedimos de Bimba, David llegó tarde y nos quedamos algunos amigos esperándole para acompañarle hasta la capilla. Entonces ocurrió algo mágico en el instante en el que pasó por esa puerta destrozado: todos rompimos a llorar a la vez y, sin decir nada, sentimos que no sólo estábamos llorando la pérdida de Bimba, sino también la de él, aún en vida. Desde entonces he deseado que descanse en paz cuanto antes».
Pablo Sáez, su ángel y fiel compañero de vida
David no podía hablar y tampoco comer, tal y como confesó su madre en una entrevista a ‘Vanitatis’. A su lado, para lo bueno y lo malo, y por encima de cualquier dictamen, estaba su pareja, su ángel, Pablo Sáez. «Es increíble su paciencia, su infinito amor, su dedicación. ¡Cómo lo ha cuidado minuto a minuto! Es un ángel de verdad, un ser estupendo», ha asegurado a este medio Carmen Lomana. En el Museo del Traje, donde se le ha rendido tributo y se ha asentado su capilla ardiente este domingo, todo eran caras circunspectas y dolientes. Todas menos la de Pablo, en la que siempre había una sonrisa amorosa. «No ha perdido la alegría ni en esos duros momentos. Solo decía ‘mi niño’, ‘mi ángel’, pero desde la alegría, nunca con tristeza. ¡Era él quien nos animaba a todos!», ha apostillado Lomana a LOOK.
La madre del diseñador, María González, está «desolada» y, debido a su edad, no ha podido desplazarse este fin de semana a Madrid para estar velando a su hijo. Sin embargo, David ‘ha vuelto a casa’ y en estos momentos María se encuentra al lado del féretro de su vástago, que ha sido desplazado a Marbella, su tierra natal, donde recibirá la incineración este lunes.
El maestro de la aguja se ha ido para siempre. Todo su entorno destaca su gran luz y creatividad y lamenta que la moda se haya quedado tan huérfana. LOOK ha querido conocer el testimonio de una expareja del diseñador, Pelayo Díaz, pero el contacto no ha sido posible.