Tamara Falcó presume de la gran herencia que le dejó Miguel Boyer
La hija de Isabel Preysler ha concedido una entrevista en la que el padre de su hermana Ana ha ocupado un lugar muy especial
Tamara Falcó siempre tiene algo nuevo que decir, una anécdota familiar que contar o un sueño que cumplir. En la última edición de la revista ELLE, la hija de Isabel Preysler y el marqués de Griñon no solo ha hablado de su fe religiosa o su situación sentimental, sino que también ha tenido unas cariñosísimas palabras para Miguel Boyer, el padre de su hermana Ana.
Aunque Tamara tiene a su padre, la figura del exministro sigue muy presente en la vida de la diseñadora ya que, tal y como ella revela, de él heredó el sentido del humor: «lo de reírme de mí misma lo aprendí de mi tío Miguel Boyer. La gente pensaba que era súper serio pero tenía un sentido del humor enorme.»
Miguel Boyer y Ana Boyer en una de sus últimas imágenes juntos / Gtres
Además, Boyer tuvo un papel muy relevante en su educación: «Tío Miguel me enseñó que no se puede ser un buen cristiano sin ser una persona cívica. Él tenía fe de lo científico. Una vez que discutió con mi madre por un tema espiritual. Le dijo: «Isabel, cuando nos morimos nos comen los bichos». Ella molesta le replicó: «Miguel, es que yo siento que tengo alma ¡y el alma pervive!».
Como no podía ser de otra manera, Falcó echa de menos a diario al hombre con el que se crió: «Lo echo mucho en falta. No hay día que no piense o rece por él. Era como mi padre. Una persona extremadamente educada y con curiosidades intelectuales poco comunes. Me acuerdo que decía: cuando se muere tu padre o tu madre te sientes un poco huérfano, no importa la edad que tengas. Y es una sensación que ahora entiendo muy bien, la sensación de pérdida».
A punto de convertirse en tía del primer hijo de Ana Boyer, a Tamara Falcó no le preocupa estar soltera ni tiene prisa por dejar de estarlo. «A una pareja le pido amabilidad. No creo que haya que levantar la voz jamás, pienso que la vida sin amor no vale la pena. Lo ideal es encontrar una pareja que te complete y dar con ella debe ser la caña. Vengo de una familia dividida y para dar el paso del matrimonio debes de estar supersegura. Tengo 30 años, estoy soltera y no soy un bicho raro: no necesito compartir mi vida con cualquiera para encontrarle un sentido a mi felicidad», afirma la más dicharachera de la prole de Isabel Preysler.