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Sonsoles Ónega y su curiosa afición: buscar nombres para sus novelas en los cementerios

Sonsoles es autora de la novela ganadora del Premio Planeta 2023, 'Las hijas de la criada'

Su padre es el periodista Fernando Ónega López

  • Rosa Torres
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Hay noticias que te dejan helada. Como la de Elena, que hace unos días cayó en una fosa del cementerio de Navahermosa, en Toledo, y terminó dos metros bajo tierra con varias costillas y vértebras rotas. Lo contó en Y ahora Sonsoles, y aunque la anécdota ya era fuerte, lo que vino después dejó al público todavía más sorprendido. Porque en medio de ese relato, la presentadora y escritora Sonsoles Ónega confesó uno de sus secretos mejor guardados: los cementerios son para ella una fuente de inspiración literaria.

Lejos de verlos como lugares lúgubres, Ónega reconoció que a veces pasea entre tumbas y se fija en las lápidas antiguas. No por morbo, sino porque allí encuentra nombres y apellidos poco comunes, cargados de memoria y simbolismo, que luego le sirven para dar vida a los personajes de sus novelas. Una práctica curiosa que ella misma describió con naturalidad, pero que provocó la sorpresa de muchos. Porque sí, mientras otros buscan ideas en cafés, viajes o conversaciones, la amiga de la reina Letizia las encuentra entre epitafios.

Y lo cierto es que no está sola. Grandes autores como Rubén Darío, Valle-Inclán, Pérez-Reverte o incluso Charles Dickens también admitieron haberse inspirado en cementerios para bautizar a sus criaturas literarias. Y tiene lógica: los camposantos son auténticos archivos de la vida. En ellos se conservan nombres en desuso, apellidos que suenan a historia y frases lapidarias que condensan en una línea lo que fue toda una existencia. Todo eso, trasladado a la ficción, aporta credibilidad, fuerza y autenticidad.

Si repasamos la obra de Sonsoles Ónega, no cuesta imaginar de dónde pudieron salir algunos de esos nombres. En Mil besos prohibidos los protagonistas son Costanza y Mauro, dos nombres poco habituales en la España actual. Incluso en Después del amor, con la que ganó el Premio Fernando Lara en 2017, hay personajes como Federico Escofet, cargados de resonancia histórica. Que la periodista haya confesado este método creativo justo ahora tampoco es casualidad. Está en plena actualidad por la inminente adaptación de Las hijas de la criada en formato serie para Atresplayer. La ficción contará con actrices como Verónica Sánchez, Carlota Baró, Judith Fernández o Martina Cariddi, y promete trasladar a la pantalla ese universo de personajes de carne y hueso que tan bien sabe construir la autora. Y sí, algunos de esos nombres quizá nacieron en mármol frío, pero acabarán brillando en los créditos.

Lo curioso de todo esto es el contraste: mientras para la mayoría un cementerio evoca silencio, respeto o incluso temor, para Sonsoles también es un lugar fértil para la imaginación. Lo que para otros es un final, para ella es el principio de una historia. Allí donde otros solo leen fechas y epitafios, ella encuentra nombres que rescata y les da una segunda vida en el papel.

Quizá ese sea parte del secreto de su éxito como escritora: saber mirar donde otros no miran. Convertir un paseo entre lápidas en el germen de una novela. Y demostrar que la inspiración no siempre está en lo evidente: a veces se esconde en los rincones más insospechados, incluso entre las sombras de un cementerio.

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