Rocío Carrasco desmonta las lágrimas de su hija en ‘Supervivientes’: "No hay un ápice de verdad en lo que dice"
En el último episodio de ‘Rocío, contar la verdad para seguir viva’ ha explicado cómo vivió el salto a los medios de Rocío Flores
‘Rocío, contar la verdad para seguir viva’ ha llegado a su fin y en su último episodio, el número 12, Rocío Carrasco se ha enfrentado a su pasado más reciente. Su hija Rocío Flores ha estado de nuevo muy presente, aun recalcando una vez más que «antes de ser verdugo, ha sido víctima», Carrasco ha sido muy clara en lo que respecta a la joven y a todo lo ocurrido, especialmente en los últimos doce meses.
La hija de la Jurado comenzó ‘En el punto de partida’ -título que ha recibido este capítulo final-, explicando los motivos de su intento autolítico en agosto de 2019. Fue a raíz de saber que Antonio David Flores entraba en ‘Gran Hermano VIP’ y de que su hija mayor sería su defensora. Así llegaba a los medios la nieta mayor de la intérprete de ‘Como una ola’, dando su apoyo públicamente a su padre en todos los aspectos, hasta incluso llegar a mostrar carácter en más de una discusión con otros colaboradores que analizaban el concurso.
Rocío Carrasco ha explicado que intentó proteger a sus hijos del ojo público. Evitar que estuvieran en los medios de comunicación, pero se dio de bruces con la realidad cuando el ex guardia civil reaparecía en televisión para entrar en la casa de Guadalix, y más aún cuando vio cómo su hija se presentaba como el flamante fichaje de ‘Supervivientes 2020’.
Una edición marcada por la pandemia y en la que pudimos ver a la ahora colaboradora de ‘El programa de Ana Rosa’ llorando, clamando por tener noticias de su madre en unos momentos tan complicados a nivel mundial. «Necesito saber cómo está mi madre. Me parece superinjusto. Con que me diga: ‘Rocío, estoy bien’, lo demás me sobra», decía llorando mientras Lara Álvarez, prometía intentar tener información sobre Rocío Carrasco.
«¿De repente cuando está aquí su madre es Olga y cuando se va a ‘Supervivientes’ su madre soy yo? Rocío no se ha preocupado de cómo yo he estado, sabiendo lo que sabía», respondía haciendo alusión a que su hija conocía el intento de quitarse la vida que tuvo.
De igual manera vimos a la concursante totalmente rota el día del cumpleaños de su progenitora -el 29 de abril-. En ese momento la superviviente la felicitó muy emocionada. Unas lágrimas que Rocío Carrasco nunca se ha creído. «Antes de eso tuvo ocho años para hacerlo y nunca lo hizo», recalcaba. «No me ha felicitado desde que salió de mi casa en 2012. Yo creo que no me ha felicitado incluso estando allí», zanjaba.
La protagonista de la docuserie explicó que, a pesar de no haber visto el programa sí le llegaron comentarios de cómo se estaba desarrollando el concurso. E incluso en ese momento, durante la grabación del documental, tampoco fue capaz de mirar las imágenes. En ellas Rocío Flores aseguraba querer tener un acercamiento así como «una relación normal» con su madre.
«¿De eso ella dice que siente se ha dado cuenta en Honduras, después de ocho años? No tiene sentido alguno y no hay un ápice de verdad en lo que dice». De ahí que explicara los motivos por los que no respondió a ninguno de los llamamientos que le hizo en el reality: «Detrás de eso hay unos intereses creados (…) Y al final quedó tercera».
Rocío Carrasco quiso puntualizar lo que lleva diciendo desde el momento en el que empezó a hablar de la relación con su hija: «No la estoy culpabilizando de ser como es. Yo culpabilizo a ese que está ahí, a ese desecho, esa inmundicia de ser que es Antonio David Flores». Así quiso terminar el documental con el que ha roto 20 años de silencio, diciendo el nombre de su exmarido. Está fuerte, no está sola y sobre todo, ya no tiene miedo.