Las hazañas del rey Felipe en sus primeros campamentos. ¿Habrán seguido sus hijas sus pasos?
La princesa Leonor y la infanta Sofía se van de campamento a Estados Unidos
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Queda algo más de una semana para que la princesa Leonor y la infanta Sofía vuelvan a casa tras vivir una de esas experiencias que se recuerdan para siempre: un campamento de verano. Si bien es cierto que han estado en campamentos infantiles en otras ocasiones, el hecho de que este último haya tenido lugar en Estados Unidos, muy lejos de sus padres, ha supuesto un gran cambio.
Por suerte, las hijas del rey Felipe han podido disfrutar de la experiencia juntas y con los consejos de su padre, que con la misma edad que tiene ahora la princesa Leonor, 12 años, vivió su primer campamento infantil en el año 1979. Según cuenta Jaime Peñafiel en la revista ‘Pronto’, el por entonces Príncipe de Asturias estuvo rodeado de varias personas impuestas por su madre, la reina Sofía, muy preocupada de que todo saliera bien. A pesar de la buena intención de la Emérita, lo cierto es que tanta supervisión echó para atrás algunos de los planes más aventureros del joven Felipe que, por ejemplo, intentó dormir una noche al raso acompañado de un fuego y de varios compañeros. “El propio Alcina -ayudante y secretario del Príncipe- confiesa que les chafó los planes: ‘Felipe se molestó tanto que decidió llamar por teléfono a su madre. Yo me anticipé, le informé de lo sucedido y me dio totalmente la razón’”, desvela el periodista.
A pesar de este inconveniente, el Rey le cogió el gusto a vivir sin sus padres durante unos días y repitió la experiencia otros años, como en 1991, cuando asistió a otro campamento con sus primos Pablo y Nicolás de Grecia. “En los campamentos se acostumbra uno a todo. Incluso sé guisar: me sale muy bien la tortilla de patatas”, reconocía don Felipe al biógrafo José Apezarena, que desvelaba la confesión en el libro ‘Así es el príncipe: vida del futuro rey de España’.
Además de la tortilla, ese verano Felipe VI participó en varias marchas de supervivencia en las que tuvo que fregar los platos, hacer la comida, limpiar, amasar pan, hacer fuego y hasta recoger alimentos. De hecho, durante una de estas actividades el grupo tenía que demostrar ser capaz de sobrevivir por sus propios medios y encontrar alimentos, algo que hicieron. Eso sí, con un poco de ‘trampa’ pues, sin saberlo, entraron en una propiedad privada que se dedicaba al cultivo de árboles frutales.
Un sinfín de anécdotas que demuestran que, al menos por unos días, la infancia del rey Felipe fue de lo más normal. Ahora queda por saber si se conocerán algunos detalles del campamento de la princesa y la infanta, pero conociendo el hermetismo que rodea su vida privada todo apunta a que la máxima será el secretismo.