El retrato de la baronesa Thyssen, creado por Antonio de Felipe, que viajó desde Andorra a Madrid
El primer retrato se lo hizo en el año 1994 y se lo vendió en ARCO en 1996
Borja Thyssen comenzó su propia colección privada comprando obras de De Felipe por indicación de su madre
Son viejos amigos. Y sienten devoción mutua. Les une la pasión por el arte. Tanto, como para que la baronesa Thyssen se desnude -metafóricamente hablando- delante de él. Y tanto, como para que haga viajar su retrato de gran formato desde Andorra a Madrid, para que todo el mundo lo vea en el Thyssen, y así dejar claro su apoyo incondicional al artista valenciano.
O para que recomiende a su único hijo, Borja, que empiece su colección privada comprando obra de Antonio De Felipe.»Los primeros cuadros que adquirió Borja para su propia colección privada eran míos, sí. Por indicación de su madre», revela el artista, inmensamente devoto y fan de Tita Cervera. «La quiero y la admiro», reconoce.
«Me echó un capote», reconoce a LOOK el retratista de cabecera de Tita Cervera, Antonio de Felipe, quien le está tremendamente «agradecido por todo, especialmente por su último gesto de traer el retrato desde Andorra a Madrid».
«Mandó traer un retrato suyo, que yo le hice hace unos años, en gran formato, de 2×2, un acrílico sobre óleo, desde Andorra hasta el Museo Thyssen de Madrid para que todo el mundo lo viera», cuenta a LOOK el artista emocionado y agradecido con Carmen Cervera, Tita, como él la llama y como a ella le gusta que la llamen. «Mi cuadro estaba allí el otro día, a la vista de toda la jet madrileña, porque Tita así lo quiso. Estoy tan feliz…».
El enorme lienzo daba la bienvenida -junto a una reproducción del ‘Mata Mua’ de Paul Gauguin- el pasado lunes a todos los ilustres invitados a la fiesta de la baronesa celebrada en el Museo Thyssen con una cena de gala. Una fiesta, donde le daban un premio «por sus méritos como mecenas del arte en España», a la que no acudió su hijo Borja, pese a que estaba confirmada su presencia a los organizadores.
«La quiero y la admiro por lo que ha hecho y por su apuesta personal por mí. Tiene una especial sensibilidad para el arte y para el talento», explica el artista a LOOK. «Tita es muy intuitiva. Ella vio algo en mí cuando vio mi primer trabajo, y pensó que iba a triunfar…», reconoce.
El principio de la historia
En el año 1994, Antonio de Felipe pintó un retrato de Carmen Cervera para una colección de varios personajes, llamada precisamente’Retratos’. Un retrato que en el año 1996 fue expuesto en la feria de arte contemporáneo ARCO y que estaba a la venta por un módico precio. Tita Cervera en aquel entonces lo vio, y le gustó tanto, que lo compró. Este es el principio, el punto de partida hace 30 años, de una buena amistad y una relación artística indisoluble.
Amistad que ahora se corona con el detalle de la baronesa de querer exponer otro retrato muy similar al primero, también pintado por el artista, en el Museo Thyssen. No es el mismo que compró en ARCO en el año 96, sino otro similar en blanco y negro y de gran tamaño, que está recién terminado. Una obra que luce majestuosa en el museo que creó el barón Thyssen en España ,su querido esposo, por amor a su mujer.
«El cuadro más pequeño, el primer retrato, está colgado en las paredes de su casa favorita, la de San Feliu de Gixols, y el de gran formato, de 2×2 luce en Andorra», explica Antonio de Felipe. «Vive alli gran parte del tiempo», añade el artista, quien recuerda que en esa casa de Andorra, es precisamente donde conoció a las dos hijas de Tita, las gemelas Carmen y Sabina.
Con su hija Carmen
Fue Carmen, su hija, quien acompañó el pasado lunes a la baronesa en su gran fiesta. De hecho fue como su puesta de largo, su presentación en sociedad, aunque todavía no haya cumplido la mayoría de edad. «Carmen es la que se ocupa del patrimonio artístico de la familia. Tiene gran sensibilidad para el arte», dice Antonio de Felipe. Y todo apunta a que será su sucesora en la gestión artística. «Es excelente en todo», señala el pintor.
«El pasado lunes Tita Cervera estaba especialmente radiante, era la más guapa de la noche», opina el artista. Con su vestido negro, con sus impresionante rubíes, con su flor roja, con su hija Carmen junto a ella y con el reconocimiento a su labor artística que tanto agradece y que tan escaso es.
Feliz
La baronesa estaba feliz a sus 81 años recién cumplidos. Sus amigos, cerca. Y su hijo Borja, lejos. No asistió al evento de ‘Harper’s Bazaar’, donde le entregaban el premio ‘Women in Art’ a su madre, y no dio explicaciones. «Al final no pudo venir», comentó Tita disculpándolo, a los reporteros que le preguntaron por esa ausencia. Nadie lo sabe. Antonio de Felipe, tampoco. «Ni idea», dice.
Antonio De Felipe es un artista tan genial como controvertido, que también mantiene una buena amistad con los Pantoja. Recientemente ha dibujado la portada del último disco de Isabel Pantoja y participado en un libro que recopila sus dibujos. Ahora, con su obra en el Thyssen, y el capote de su amiga Tita, quizás el destino tenga reservadas más noticias buenas para el artista, como por ejemplo, la sentencia judicial a su favor que tanto desea.