La reforma faraónica de Isabel Preysler en Puerta de Hierro que superó los baños de Villa Meona
Isabel Preysler vive en una lujosa mansión en Puerta de Hierro, su refugio familiar y personal desde hace décadas
Su rincón favorito es la terraza, rodeada de vegetación, donde disfruta de la paz del jardín y su piscina de verano
La piscina exterior, reformada hace ocho años por Porcelanosa, es la última gran obra de su hogar y uno de sus espacios más icónicos


Isabel Preysler vive en un auténtico oasis dentro de Madrid. Su espectacular mansión en el exclusivo barrio de Puerta de Hierro es su templo y su refugio, como ella misma decía hace escasos días en un evento en el que fue elegida icono de moda y en el que se le preguntaba por la zona del Teatro Real de Madrid: «Yo soy más de Puerta de Hierro. De mi casa». Tras sus muros, la socialité ha visto crecer a sus hijos, sus nietos, despidió a su último marido, Miguel Boyer, fallecido hace una década (dos años después de sufrir un íctus) y caminó por el que sería su último romance con Mario Vargas Llosa (único fallido sin un matrimonio de por medio).
Como la propia Isabel ha manifestado recientemente en una entrevista concedida a su revista de corazón de cabecera, esta casa ha sufrido muy pocas modificaciones. Tanto es así que los 13 cuartos de baño, que en su día hicieron que sus menos amigos llamaran a su hogar Villameona, siguen siendo parte fundamental del hogar de una Isabel que asegura no sufrir el síndrome del nido vacío: «Todos mis hijos consideran que esta es su casa. Y lo ha sido desde siempre. Aquí se quedan cada vez que vienen a Madrid y aquí reciben a sus amigos. Saben que este es su hogar. Cada uno de ellos tiene su propia habitación y su espacio propio».
Isabel Preysler en un evento. (Foto: Gtres)
Su sorprendente rincón favorito
Del mismo modo que cada uno de su vástagos tiene su lugar en Villameona, Isabel Preysler tiene su lugar favorito dentro de ella. No es ni su dormitorio, ni la biblioteca, ni la sala de cine en la que solía recibir semanalmente a su club de amigos íntimos (y cinéfilos) para hacer una tarde de visionado y tertulia posterior… Isabel Preysler lo tiene claro: «Mi rincón preferido, allí donde más tiempo paso y donde me encanta estar, es en la terraza… Rodeada del jardín, disfrutando de los árboles, de los bambúes, del verde… Piensa que yo he nacido en Filipinas y que he crecido rodeada de vegetación». Un espacio en el que la madre de Tamara Falcó disfruta de unas vistas privilegiadas de la última obra faraónica que ha realizado en su hogar y de la que disfruta toda la familia cuando llega la temporada estival: la piscina de verano.
Una obra faraónica que cumple 8 años
Por todos es conocido que la espectacular villa de Isabel tiene dos piscinas, una cubierta (la de invierno) y otra presidiendo el jardín (la de verano). Sin embargo, la que muchos guardamos en nuestra retina, por haberla visto hasta la saciedad en los posados de la socialité y en su afamada docuserie navideña, es la que utilizan sobre todo en los meses de más frío. Pero coronando el espectacular jardín que rodea la casa, frente a la terraza que tanto ama Isabel, se encuentra la que ha sido la última gran obra de reforma del refugio de Isabel. La piscina de verano, que ahora cumple 8 años, no había sido tocada en 25 años y fue por eso por lo que, como informó en su día en el suplemento La otra Crónica, Presyler decidió realizar una obra de remodelación integral que comenzó por sustituir la depuradora que estaba «notablemente deteriorada».


Las inmediaciones de la casa de Isabel Preysler. (Foto: Gtres)
De este modo, la primavera del 2017 fue un continúo entrar y salir de máquinas excavadoras en el templo del lujo para acometer el gran cambio que firmó Porcelanosa, la marca de azulejos que alicató casi toda su vida desde que se convirtiera en imagen de la misma. El gran cambio, como se dijo en su día, fue costeado por Isabel y modificó tanto las medidas de la superficie de la piscina (que ahora es de 10 metros de ancho por 15 de largo) como las de su profundidad (se incluyó un escalón de 10 cm bajo e nivel del mar para lograr el efecto Playa deseado por Preysler). Coronando toda la transformación, los lujosos azulejos, cerámicas y baldosas de piedra natural que también se emplearon en un elitista balneario de Nueva York. Se dijo en su día que esta nueva vida a la piscina de Presyler podría haber sido uno de los últimos presentes del recientemente fallecido Mario Vargas Llosa. Sin embargo, Tamara se apresuró a negarlo con rotundidad: «¡Qué cosas dicen!».