De Carolina de Mónaco a Marta Chávarri: las mujeres del corazón de Philippe Junot
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Philippe Junot nunca ha sido un extraño para la prensa, pero en los últimos años su presencia en medios había quedado muy reducida. El francés se hizo popular a raíz de numerosas conquistas en su juventud, pero, muy especialmente, a partir del romance que mantuvo con Carolina de Mónaco -la novia de Europa- en la década de los setenta. Una relación que tenía todos los ingredientes de una historia de amor a contracorriente: un pasado de ‘playboy’ por parte del novio, una Princesa a la que cortejaban desde todas las latitudes, diferencias sustanciales en edad y estatus y, sobre todo, la opinión contraria de los padres de ella.
Y es que Rainiero y Grace Kelly nunca vieron con buenos ojos al empresario, que consiguió llevar al altar a la Princesa en el año 1978. En aquel momento, ella tenía apenas veintiún años, mientras que él rozaba los cuarenta. Una boda que acaparó la atención de todo el planeta y en la que la propia Carolina se empeñó, contrariando a sus progenitores, que asistieron con resignación a la celebración a pesar de todo. Sin embargo, tanto Grace como Rainiero no se equivocaron. Dos años después de aquel multitudinario enlace, el matrimonio hizo aguas. La juventud de la Princesa y la experiencia de aquel playboy resultó ser una combinación más que complicada.
De Carolina se tiene constancia de todos sus devaneos amorosos, sobre todo, a raíz de la muerte del que ha sido, sin lugar a dudas, su gran amor, Stefano Casiraghi, padre de tres de sus hijos. El destino quiso que Casiraghi falleciera en un trágico accidente naútico, dejando a Carolina absolutamente desolada. Fueron varios los pretendientes que tuvo después la Princesa, hasta que vio la luz su relación con Ernesto de Hannover, que estaba casado con una de sus amigas. Esta historia fue una de las más interesantes que ha vivido en Gotha y terminó en boda, aunque ahora vivan cada uno por su lado. Eso sí, Carolina no ha renunciado al status de Princesa de Hannover -por encima del rango que tiene por ser princesa en Mónaco-, a pesar de que es vox populi que Ernesto mantiene una relación con Claudia Stilianopulos desde hace varios meses.
Las mujeres de su vida
Más allá de la Princesa, las auténticas mujeres de la vida de Junot han sido sus dos hijas y su segunda mujer, Nina Wendelboe-Larsen. La boda de la pareja se casó en octubre de 1987 en Dinamarca. Una boda que se celebró en una pequeña iglesia en un pueblo cerca de Copenhague y en la que la novia vistió un impresionante diseño de Guy Laroche y tocada con una pequeña tiara de brillantes. La ceremonia se celebró por el rito protestante, aunque esto hizo que el hecho de que Junot aún no tuviera la nulidad de su enlace con Carolina de Mónaco no supusiera un problema.
Apenas una semana después de esta boda, el recién estrenado matrimonio aprovechó para celebrar una segunda ceremonia en Marbella, a la que asistieron destacadas personalidades de la vida social de la época como Jaime de Mora, Gunilla von Bismark o Alfonso de Hohenlohe.
La pareja tuvo tres hijos: Isabelle, Victoria y Alexis, pero diez años después firmaron su divorcio. Además de los tres hijos con Nina, Junot también es padre de Chloé, fruto de su relación con la modelo sueca Helén Wendel. Mientras que Nina se relacionó con un joven empresario que respondía al nombre de Rafael Mincione, a Junot se le vio con diversas mujeres entre las que se encontraba, curiosamente, la madre del que va a ser su yerno: Marta Chávarri. Junto a ella estuvo en Mallorca de vacaciones, pero su historia no trascendió mucho más allá. Ahora, varios años después, el caprichoso destino ha querido que vuelvan a verse las caras y se conviertan en padrino y madrina del enlace que ha unido a sus hijos.