Doña Letizia, la excepción que confirma las estrictas reglas católicas del presidente portugués
«No me volveré a casar». Así de tajante se ha mostrado Marcelo Rebelo de Sousa cada vez que la prensa ha hecho hincapié en su peculiar situación sentimental. Y es que el presidente de Portugal, que actualmente se encuentra en un viaje de Estado de tres días en España, vive ‘encerrado’ en una suerte de triángulo amoroso desde hace más de treinta años. ¿El motivo? Sus profundas creencias católicas.
Rebelo de Sousa ganó las elecciones presidenciales del país luso en 2016 y la prensa del país vecino ‘enloqueció’ con el novedoso panorama sentimental de su recién estrenado presidente. El mandatario portugués lleva separado de facto de su esposa desde hace más de tres décadas, prácticamente el mismo tiempo que ha compartido su vida con la mujer que ocupa su corazón: la abogada Rita Amaral Cabral. Sin embargo, Rebelo de Sousa nunca se ha divorciado legalmente de Cristina Motta, con la que se casó en 1972 y de cuyo matrimonio nacieron sus dos hijos, Nuno y Sofía, hasta que la relación se rompió ocho años después, en 1980.
Esta separación se hizo en términos amistosos y en 1982 el político luso inició un romance con Rita Cabral, con la que comparte, a día de hoy, su posición como presidente de Portugal. Eso sí, solo en el ámbito de lo personal. Y es que, por primera vez en más de 40 años, el país vecino no cuenta con una primera dama en los actos oficiales, por lo que Sousa cumple con la agenda presidencial en solitario. Por este motivo, en los diversos actos que incluye la visita a España, con cena de gala oficial incluida, no se verá ni rastro de la mujer que comparte la vida del mandatario.
Rebelo de Sousa y la reina Letizia en la Feria del Libro de Madrid en mayo de 2017 / Gtres
Una relación excepcional
Esta sonada ausencia se ve paliada, no obstante, por la buena relación que mantiene Rebelo de Sousa con los reyes Felipe y Letizia. Esta sintonía entre los jefes de Estado ha quedado patente en las diversas ocasiones en las que han coincidido, tanto en foros internacionales, como en actos oficiales. Así, el rey estuvo presente en el nombramiento del presidente portugués y este, a su vez, eligió España como primer destino oficial al extranjero tras su toma de posesión.
Esta cercanía también se puede observar con la reina Letizia, con la que se le ha podido fotografiar en actitud distendida. “No voy a casarme. La Iglesia Católica no acepta el divorcio y estoy de acuerdo con ello. De hecho, rechazo pedir la anulación de mi matrimonio”, declaró de Sousa. Por fortuna, el presidente solo aplica sus estrictas creencias en su propia vida y no parece importarle en absoluto que la esposa de Felipe VI rompiese su anterior matrimonio con el escritor Alonso Guerrero. Podría pensarse, por tanto, que doña Letizia ha tenido más ‘suerte’ que la propia mujer del presidente luso, quien ha visto frustrado su deseo de rehacer su vida por la inamovible decisión de su ‘marido ante los ojos de Dios’.