Laura Escanes confiesa haber sido víctima de una violación
Laura Escanes (22) prometía que su primera aventura literaria ‘Piel de letra’ descubriría partes de ella hasta desconocidas a la par que intensas y no mentía. La influencer ha echado la vista atrás a lo largo de 164 páginas para relatar incluso episodios que, sin ningún género de dudas, no han dejado indiferente a nadie. Y es que no solo se adentra en el amor que siente por su pareja, Risto Mejide, o el vínculo que posee con su madre, sino que también explica el ‘abandono’ de su padre, los malos tratos de un antiguo amor y el abuso sexual que cometió un hombre contra ella.
«Me manipulaste, me sobornaste y me obligaste a dejarme hacer algo que no quería. Algo que me daba asco. Algo que me mataba por dentro. Fue en el momento que rompiste mi ropa cuando te veía desde el infierno. Y hasta me veía a mí misma gritando (que no de placer) desde lo más alto del techo. Qué asco. Cuántas veces te habrán dicho que hay gritos que piden socorro y no sexo», escribe la joven muy afligida.
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Sin embargo, este no es el único suceso que Laura Escanes preferiría borrar de su pasado. La esposa de Risto Mejide ha repasado los miedos que todavía afloran cuando recuerda el comportamiento controlador de una expareja que tuvo hace años. «Todo era perfecto, de verdad que lo era. Hasta que me gritó. Me insultó. Y ya dejó de ser normal. Eso no era normal. Me dejó en la puerta de casa, con la bolsa en la acera, sin poder entrar. Me amenazó con grabaciones y fotografías. Me amenazó con quitarme todo lo que más quería y con dejarme sin amigas. Me empujó contra la pared y me dolió. Me hizo daño. Me pegó», relata Laura.
Laura Escanes durante la presentación de su primer libro./ Gtres
Además la bloguera en su obra ha revelado qué sucedió con su progenitor, pues tan solo se conocía que la relación entre padre e hija no era precisamente idílica hasta tal punto que ni siquiera acudió a su boda con Risto Mejide. «Voy a confesarte algo. Escuché los gritos. Escuché llantos. Escuché esa despedida. Escuché cómo te suplicaba una oportunidad. Cómo te pedía cada noche un cambio. Por mí. Por nosotros. Escuché tu silencio. Vi tu silencio. Escuché la última puerta que cerraste. A mamá llorar. Escuché cómo me culpabas. Y entonces supe que no eras feliz», dice en referencia a su padre.