Así es la vida de José Fernando en el centro donde permanece ingresado
El hijo de José Ortega Cano y Rocío Jurado no recibe una visita desde el pasado mes de diciembre y ya ha sido vacunado contra la COVID-19.
Poco o nada se sabe del estado de José Fernando Ortega. Su familia se esfuerza por mantener con discreción todo lo que circula en torno al hijo más polémico de José Ortega Cano y Rocío Jurado. Lo único que es de dominio público es que desde hace cuatro años permanece ingresado en el centro psiquiátrico San Juan de Dios, ubicado en la madrileña localidad de Ciempozuelos. Allí trata de desintoxicarse de las sustancias que le privaron de tener una vida como los jóvenes de su edad y que han puesto en jaque la estabilidad familiar.
El día a día del hijo del torero en el centro es rutinario. Recibe toda clase de cuidados por parte de los trabajadores del centro e incluso se examina su conducta, que de ser buena podría desembocar en algún tipo de premio. Se ha sabido que pese a su timidez cuando posa ante las cámaras, José Fernando tiene madera de líder. Es carismático y se ha convertido en una persona importante, referencia para el resto de internos incluso.
En lo que a visitas se refiere, venía recibiendo una semanal de algún familiar, que solía ser su padre o su hermana, Gloria Camila. Algo que ha cambiado radicalmente desde que estallase la pandemia por coronavirus. La dirección de San Juan de Dios ha decidido cortar tajantemente el régimen de visitas para minimizar el contacto con el exterior de los internos. Por supuesto, tampoco podrán disfrutar de permisos para marcharse a sus casas como de los que gozaban antaño.
El diario ‘La Razón’ ha hablado con una de las empleadas de la clínica donde se rehabilita José Fernando Ortega. Ésta informa de la nueva realidad a la que tiene que enfrentarse el hijo de ‘La más grande’: «Las visitas están prohibidas desde enero para todos. La última visita que recibió José Fernando fue el día de Navidad», cuenta. Aquel día fue Ortega Cano quien acudió a estar cerca de él, pero se encontró con algo que no esperaba: «Los encuentros han pasado a ser de 5 minutos y a través de una mampara», cuenta la trabajadora. Demasiada frialdad para un padre.
Así las cosas, José Fernando lleva sin abrazar a sus padres y hermana más de dos meses. El único contacto que tienen es a través de videollamadas hechas a través de dispositivos electrónicos, una nueva manera de comunicarse con los seres queridos que todos hemos ido implementando a nuestras vidas en mayor o menor medida, obligados por una pandemia que no da respiro. Las mismas charlas a través de una pantalla son las que mantiene con su pareja, Michu. Esta asegura que han encontrado la felicidad y que «sobreviven» a base de videollamadas. Ambos iniciaron una relación sentimental muy polémica tras conocerse en una discoteca en 2013, que tuvo su epicentro con el nacimiento de su hija en 2017. Precisamente, la última vez que obtuvo un permiso para salir fue para acudir al bautizo de su hija, en 2018. Ha pasado demasiado tiempo. Volviendo a su romance, desde el ingreso de Ortega en el centro psiquiátrico mantienen una relación a distancia que se ha consolidado contra todo pronóstico. Incluso, se ha hablado de que ambos estarían dibujando un futuro juntos y que ya piensan en pasar por el altar cuando José Fernando termine su rehabilitación.
Otra sensible novedad para él es que ya ha sido vacunado contra la COVID-19: «José Fernando y el resto de los internos ya se han vacunado. Algunos están esperando la segunda dosis», cuenta la fuente consultada anteriormente. Una buena noticia en plena polémica exterior con el calendario de vacunación.