6 Curiosidades de Jill Biden, la nueva Primera Dama de los Estados Unidos
Así es Jill Biden, el relevo de Melania Trump en la Casa Blanca
Relevo en la Casa Blanca. Y no solo en la Presidencia. La llegada de la Primera Dama también es objetivo de curiosos y expertos. ¿Quién es?¿A qué se dedica?¿Cuáles son sus gustos?. Y en esta toma de posesión tan peculiar, la mujer de Joe Biden, Jill también tiene su momento. Su ‘aterrizaje’ en Washington no va a ser como se ha hecho hasta ahora. Ni va a ser recibida por su antecesora, ni va a disfrutar de una visita del brazo de Melania Trump por la que será su nueva casa durante los próximos cuatro años. Pero si hay una cosa que hará Jill Biden será sostener en sus manos la Biblia sobre la que su marido jurará su cargo como el 46 Presidente de los Estados Unidos. Pero para saber mejor quién es la nueva Primera Dama te contamos cinco curiosidades sobre ella.
Llega pisando fuerte
Jill Biden marca ya un hito al convertirse en la única Primea Dama de la historia de EEUU con un trabajo remunerado fuera de la Casa Blanca. Un empleo, el de profesora de inglés en el Northerns Virginia Community College, que no tiene intención de abandonar. De hecho, mientras su marido ejercía de vicepresidente en la era Obama, su mujer continuó trabajando a pesar de llevar escolta. A estos les pedía que se hicieran pasar por estudiantes, para no llamar la atención en su puesto de trabajo. Su principal objetivo como Primera Dama será «impulsar la educación gratuita en las escuelas universitarias» como en la que ella desarrolla su actividad profesional. Y además pretende respaldar la investigación del cáncer.
Una cita a ciegas cambió su vida
Conoció al ahora Presidente de Estados Unidos en una cita a ciegas organizada por el hermano de él -al que conocía del instituto-, cuando acababa de ser elegido senador por Delaware. Habían pasado tres años desde que Joe Biden perdió a su primera mujer, Neilia y a su hija pequeña Naomi. Aquel primer encuentro fue el principio de todo, a pesar de que ella era nueve años menor, tras verle le confesó a su madre: «Por fin he conocido a un caballero».
Le costó decidirse
Tuvieron que pasar dos años de noviazgo y recibir hasta cinco propuestas de matrimonio para que Jill le diera el ‘sí, quiero’ a Joe. «Ella me devolvió a la vida», admitiría entonces el sucesor de Donald Trump. Se casaron en el año 77 en la capilla de las Naciones Unidas en Nueva York. Una boda por el rito católico, según las creencias religiosas de Biden, que llamó la atención a quienes les conocían, principalmente porque la familia de Jill siempre se había declarado agnóstica. Y aunque hasta el momento no ha confirmado haberse convertido al catolicismo, suele acompañar a misa a su marido con asiduidad. Juntos formaron una familia numerosa con los dos hijos que aportaba Joe y con el nacimiento de su hija Ashley, cuatro años después de su enlace.
La tragedia
Tres años antes de conocer, Biden había perdido a su mujer y a su hija pequeña en un brutal accidente de tráfico al que sobrevivió junto a sus dos hijos mayores, a los que Jill adoptó como si fueran propios. Mientras Biden desarrollaba ya su actividad política en primera línea, y su hijo Beau seguía sus pasos, este falleció en 2015 con 46 años, a causa de un tumor cerebral. Un varapalo que dejó sumida en la tristeza a toda la familia.
Una mujer hecha a sí misma
Es la mayor de cinco hermanas. Su padre era cajero y su madre ama de casa y no se le cayeron los anillos a la hora de ponerse a trabajar de camarera, siendo una adolescente con 15 años. Y aunque en un primer momento tuvo la intención de dedicarse al mundo de la moda, finalmente lo descartó decantándose por la enseñanza. Jill tiene dos masters y un doctorado que consiguió con una tesis sobre cómo minimizar el abandono escolar y retener a los estudiantes en el sistema educativo.
Divorciada
Su boda con Joe Biden no fue la primera. Jill se casó por primera vez con 18 años recién cumplidos, con Bill Stevenson, un jugador de fútbol americano de su universidad. Cuatro años años después se separaban, aunque el divorcio fue polémico debido a que el juez encargado del mismo no le concedió a Jill la parte del patrimonio conyugal a que ella consideraba que tenía derecho.