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El blog de Paloma García-Pelayo

Isabel Pantoja: fin del romance con la tele

Isabel Pantoja fue el fichaje estrella televisivo del 2019. Volvía a la pequeña pantalla de la mano de Mediaset. Su participación en Supervivientes le devolvió el protagonismo perdido. Hace un año que no participa en ningún programa. ¿La volveremos a ver?

Fue un romance como ella diría “ma-ra-vi-llo-so”, así alargando cada sílaba. Isabel Pantoja se casaba con Mediaset en la primavera de 2019. Su ingreso en prisión la había apartado durante años del espectáculo, la canción y los medios. Cuando en noviembre de 2016 cumple con la Justicia y recupera su libertad, la cantante vuelve a los escenarios con un disco bajo el brazo. Lo había grabado con el mexicano Juan Gabriel antes de su ingreso y seguía inédito. La discográfica Universal editaba “Hasta que se apague el Sol” e Isabel volvía con la voz y el ánimo renovados. La discográfica, con la que actualmente trabaja su hijo, Kiko Rivera, tuvo mucho que ver en el pago de la multa impuesta por la Audiencia Provincial de Málaga de 1.147.148 euros en su condena por el caso blanqueo, además de los 2 años de prisión, que cumplió en el centro penitenciario de mujeres de Alcalá de Guadaira (Sevilla).

Sí, fue Universal quien adelantó buena parte de esa cantidad, pagando por adelantado los 20 conciertos previstos, de los que finalmente solo ofreció 11, según me informaron hace ya tiempo. Sin embargo, pese a que su vuelta hizo las delicias de sus miles de seguidores, ni el disco ni las actuaciones en directo cumplieron con las expectativas. En enero de 2018, la cantante ofrecía en Canarias, el que iba a ser su último concierto tras su esperada reaparición, 14 meses antes. No volvió a actuar en todo el año. No, nada volvería a ser como antes. Las cosas empezaron a no marchar. Apenas se hablaba de Pantoja como artista; los titulares se ocupaban, sin embargo, de su mala relación con su hija Isa, de sus encuentros con Kiko o de la exclusiva del bautizo de una de sus nietas. Malos tiempos para su lírica. Fue entonces cuando Mediaset apareció como un apuesto pretendiente al rescate. Su oferta sedujo a Isabel hasta la médula: un magnífico contrato que le brindaba unos cuantos millones de euros en 2 años (la propia artista me aseguró que había firmado por 3 millones) y la oportunidad de aparecer por la puerta grande de la televisión, tras años difíciles e imagen maltrecha.

Edurne, Carlos Jean, Isabel Pantoja y Jesús Vázquez, durante la presentación de ‘Idol Kids’ / Gtres

Los preliminares del romance ocurrieron en 2011 cuando la cantante dio las campanadas de fin de año junto a Jorge Javier Vázquez. Intervino también su hijo Kiko y el cordón de oro de su padre, momentazo rescatado últimamente en diferentes programas para entender bien cómo fueron esos días entre madre e hijo. Pero en 2019 llegaba el momento de la verdad, la declaración definitiva del canal a Pantoja. La artista no lo dudó. Su situación económica no era fácil, acumulaba deudas importantes y la última inspección de Hacienda de 2012 era como una pesadilla diaria: más de una docena de expedientes abiertos, recurridos ante el Tribunal Económico Administrativo (TEA). En juego, 1,8 millones de euros y los intereses, in crescendo, como el mal sueño. Decir no a Mediaset no era una opción. En abril de 2019 firmaban un acuerdo exclusivo hacia el éxito. Olvidaban tiempos pasados de demandas y litigios, Isabel se embolsaría una buena cantidad, podría pagar gran parte de sus deudas y recuperaría el protagonismo perdido; la cadena, por su parte, fichaba a la estrella del momento. Eran, sin duda, una pareja perfecta. Pantoja sería la sensación de la edición de Supervivientes 2019, el rey de los realities. Las imágenes de la cantante saltando desde el helicóptero, de su silueta en traje de baño, sin maquillaje en la playa, luchando en el barro, pescando o midiéndose con los otros concursantes, ataque de ansiedad incluido, consiguieron imbatibles índices de audiencia. El romance vivía su momento álgido con la supervivencia de una de las artistas más valoradas de España y, a la vez, más cuestionada en los últimos años, dado los derroteros que tomó su vida personal al verse implicada en el escándalo de corrupción política municipal que fue el caso Malaya, al iniciar en 2002, según el juez instructor, una relación sentimental con el exalcalde de Marbella Julián Muñoz. Su llegada a plató, su reconciliación con su hija, su vuelta a Cantora, en todos los programas. El tándem funcionaba.

Acabado el reality, su participación en el programa de talentos infantiles Idol Kids era otro de los contenidos previstos en el millonario contrato. Isabel firmó por 26 capítulos. En el último trimestre de 2019 grabó la primera tanda y a primeros de 2020 la segunda. Su labor en el show de talentos fue halagada, algo benevolente con los críos, para algunos, pero Pantoja en estado puro. Sus looks, sus gestos, sus palabras y las veces en las que se emocionaba con las interpretaciones de los pequeños concursantes fueron también muy aplaudidos por sus seguidores. Desde febrero del pasado año no ha vuelto a grabar ni ha pisado ningún plató. El 6 de marzo cantó el Wizink Center de Madrid. Después, nada más. La pandemia y el estado de alarma retrasaron el calendario de algunos proyectos televisivos en general e Isabel se refugió en Cantora. El pasado septiembre viajó a Madrid desde su retiro en Cantora, pero solo para presentar la nueva temporada del programa. Tras el verano, la cadena le propuso varios proyectos para finalizar el año. Sobre la mesa, la posibilidad de volver a dar las Campanadas de Fin de Año, un programa de entrevistas, un especial de Navidad… No aceptó ninguno de ellos. Tampoco una entrevista con Bertín o participar en las aventuras de Calleja.

Isabel Pantoja, durante su paso por ‘Supervivientes’ / Mediaset

El 31 de diciembre pasado se cumplía la fecha de finalización de contrato, no así los contenidos previstos por ambas partes. Queda pendiente la segunda edición de Idol Kids, de tal manera que el contrato quedaría renovado automáticamente hasta que se cumpla la grabación del talent o algún otro programa alternativo que le han vuelto a proponer recientemente. Pero hay algo que no encaja: si la situación económica de Isabel sigue siendo tan difícil como me detallan, cómo no ha aceptado ninguno de los proyectos que la cadena le ha planteado en el último año. La tensión empeoró definitivamente el día en el que la artista vio como quemaban una fotografía suya en el programa “Sálvame”, en octubre pasado. Luego, las declaraciones de su hijo Kiko en diferentes programas y en especial su participación en “La herencia envenenada” han provocado en la artista un rechazo frontal a cualquier proyecto televisivo que tenga que ver con la cadena. “No quiere saber nada de tele. No entiende como le han podido hacer todo esto”, se queja con una íntima. Hasta donde sé, el contrato sigue en pie, pero por ahora, con un claro enfriamiento entre las partes. Quizá el romance tenga los días contados.

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