La pasión ‘enterrada’ de Inés Arrimadas
Inés Arrimadas terminó COU con un expediente académico de sobresaliente. Tal y como informó LOOK, que hace unos días estuvo en contacto con uno de los profesores de la joven jerezana, su interés por aprender la convirtió en una de las mejores alumnas del Colegio Nuestra Señora del Pilar de Jerez de la Frontera de donde se marchó para cumplir su siguiente objetivo académico: licenciarse en Derecho. Lo hizo en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, donde también dejó huella. Eso sí, por entonces nadie presagiaba en quién iba a convertirse Arrimadas. En 1999 ella tenía otras preferencias que distaban mucho de la política.
Este digital se ha puesto en contacto con uno de sus compañeros y amigos de la Universidad. Ya cursaron juntos BUP y COU en el citado colegio jerezano y sus vidas discurrirían casi en paralelo hasta que se incorporaran al mercado laboral. Al final, tantas horas de estudio e intercambio de apuntes fraguaron una amistad que aún hoy perdura y Serafín Mariscal, en conversación con este medio, describe así a la que fue su compañera de clase durante casi una década: “En el colegio era una persona justa. No se dejaba llevar por habladurías y hacía siempre lo que pensaba en conciencia que estaba bien”.
Inés Arrimadas en un fotomontaje de LOOK
Si tiene que recordar algunos detalles anecdóticos de la etapa académica de Arrimadas, Serafín lo tiene claro: su pasión por la arqueología y su habilidad en el fútbol. “Le encantaba el fútbol y no le importaba que otros pudiera verlo extraño. Además jugaba bien”, comenta. Sin embargo, más allá del fútbol, lo que realmente apasionó a Arrimadas en los primeros años de carrera fue la arqueología. “Inés siempre ha tenido interés en los debates y era muy buena argumentando en las clases cuando había diferentes posturas, como en teoría del derecho, derecho civil o penal. Recuerdo que nos íbamos a apuntar a la liga de debate universitario, pero ella finalmente optó por un taller de arqueología, afición que le gustaba mucho al principio. Yo en cambio opté por participar en la liga de debate y estoy seguro de que si hubiera venido conmigo, hubiéramos ganado”.
Inés Arrimadas el día de su boda en 2016 / Gtres
La amistad entre Serafín e Inés se conserva en la actualidad. De hecho, él fue uno de los invitados a su boda con Xavier Cimas en el verano de 2016. “Fue una boda preciosa en la que disfrutamos mucho de su compañía, ya que, obviamente, por motivos laborales nos vemos bastante menos de los que nos gustaría”.
A pesar de todo, ni Serafín ni su entorno está sorprendido de lo lejos que ha llegado aquella joven a la que algunos llamaban Pitu. Simpatías políticas aparte, sus amigos coinciden en que sería una presidenta estupenda para la Generalitat, cargo que este jueves se disputa en plena crisis soberanista. Sus aspiraciones como arqueóloga terminaron desvaneciéndose y fue la política la que finalmente llenó el corazón de Inés. Ahora tiene que conformarse viendo películas de Indiana Jones desde el sofá de su salón.