Francisco y Cayetano Rivera Ordóñez aparcan la reclamación judicial a Isabel Pantoja
Más de 30 años llevan Francisco y Cayetano Rivera Ordóñez esperando a que Isabel Pantoja les entregue los enseres de toreo que su padre, Francisco Rivera ‘Paquirri’ les legó. La incierta y acuciante situación de la artista le han llevado a tomar una decisión. Hablamos con su abogado Joaquín Moeckel.
Fue en la confesión judicial de un pleito iniciado hace casi 30 años, en 1992, cuando Isabel Pantoja reconocía no haber entregado los enseres de toreo que Paquirri legó a sus hijos mayores, Francisco y Cayetano Rivera Ordóñez. Argumentó entonces que a ella y a su hijo Francisco José, más conocido como Kiko, les faltaban también algunos objetos. Desde luego ese “ojo por ojo” no solo no justificaba su flagrante incumplimiento, sino que no respetaba la voluntad de su marido, quien nombró a sus hijos herederos universales. “No los entrega porque no le sale del alma”, así de rotundo se mostró Joaquín Moeckel, abogado de los hermanos Rivera Ordóñez, quien se hizo cargo del caso en noviembre pasado una vez decidieron reclamar de nuevo a Pantoja. Ahora, 6 meses después, tras haberla requerido notarialmente, apelar a su buena fe y a que enmendara el error de manera civilizada sin necesidad de llegar a pleito, aparcan la reclamación judicial. “Me apiado de ella. A mi sí me importa la situación anímica de las personas y esta mujer me da pena”, explica Moeckel. Por su puesto, habla en representación de sus clientes Francisco y Cayetano Rivera Ordóñez. “Esperábamos que respondiera, que fuera buena persona, que lo entendiera, que tuviera sentimientos. Ahora tiene mucho encima y viendo su situación, nosotros aparcamos. Esta señora está imputada en una querella en la que le piden 3 años de cárcel, tiene graves problemas con Hacienda, entre otros.” Recuerda también el cisma familiar que ha provocado la ruptura con su hijo Kiko, quien le ha requerido ya notarialmente rendición de cuentas sobre la gestión de la finca Cantora, de la que es copropietario junto a ella por herencia de su padre. Se siente perjudicado. La reclamación judicial que le ha interpuesto, por otra parte, Loli Pozo, una amiga, hoy octogenaria, que le adeuda 76.000 euros desde hace 7 años. El incumplimiento de Pantoja y su negativa a recibir las notificaciones del juzgado le obligaron a hacer públicas las condiciones del préstamo “a corazón abierto” que le hizo a la cantante y las necesidades en las que vive. “No existo. Es el mayor desengaño de mi vida. Necesito el dinero y ni me coge el teléfono”, me confesó en una entrevista concedida a ‘El Programa de Ana Rosa’. Su testimonio, un misil contra la reputación de Pantoja que le deja en muy mal lugar. El abogado Moeckel concluye: “Con todo lo que tiene encima, además de una madre enferma, nos da pena. No creo que vaya a atender una demanda civil de enseres”.
Tal magnanimidad responde a una decisión pensada y que en ningún caso significa abandonar la acción de reclamación. “No, no abandonamos nada. Estamos dentro del plazo de prescripción, que para la petición de herencias se sitúa en 30 años”. En este caso, el plazo que se inició en 1987, tres años después de la muerte de Paquirri y alcanzar un acuerdo entre la viuda y el resto de los herederos, quedó interrumpido por la reclamación judicial de los Rivera Ordóñez y el auto del Tribunal Supremo de 1996.
Las declaraciones de Kiko Rivera en el programa “La herencia envenenada”, en noviembre pasado, en el que aseguró que había visto los vestidos de torear y otros objetos en una habitación en Cantora, después de años creyendo que los habían robado, animaron a Francisco y Cayetano a retomar la lucha. Primero su madre, Carmen Ordóñez, y después su abuelo, Antonio Ordóñez, recurrieron a los tribunales porque Pantoja decidió quedarse con lo que no le pertenecía y entendían era de “los niños”. Tras ganar en primera instancia, la Audiencia Provincial de Madrid señaló falta de legitimación pasiva, o lo que es lo mismo, para reclamar los enseres en cuestión debían demandar no solo a Isabel Pantoja sino al resto de herederos, su abuelo Rivera, sus tíos y a su propio hermano Kiko, entonces un niño de corta edad. Decidieron dejarlo estar y esperar a que la cantante tuviera a bien actuar de buena fe. En octubre de 1998, Kiko entregó en persona a su hermano Fran el fundón de estoques, pieza que inexplicablemente la artista había retenido hasta entonces.
El abogado Moeckel me atiende tras finalizar su jornada como alférez del Ejercito de Tierra, activado desde el pasado día 14 de mayo hasta el próximo 15 de junio. Misión: operación Baluarte. Reservista del Ejercito, se encarga desde la Oficina de Comunicación Pública e Instituciones, sita en el Cuartel general de la Fuerza Terrestre, en la bellísima Plaza de España de Sevilla, de divulgar la misión de control contra la segunda ola de la pandemia por la covid19, iniciada en octubre pasado. Rastreo masivo, control de viajeros venidos de otros países, citaciones para vacuna y ahora control de posibles importadores de nuevas cepas. Una labor de servicio y atención al ciudadano muy necesaria y útil, sin duda.
Termino la entrevista telefónica y entiendo que la penosa situación personal que atraviesa Isabel Pantoja les haga aparcar la acción de reclamación. Se trata de enseres personales que, simplemente, se entregan de buena fe y listo. Si no, que por ellos no se agrave la agonía Pantoja. Una generosa tregua, también sin duda.