El crimen (casi) perfecto de Patrizia Reggiani, la viuda de Gucci que ordenó su muerte
Patrizia Reggiani, viuda de Maurizio Gucci, recibirá una compensación de un millón de euros al año de manera vitalicia de la herencia de su ex marido, a quien ordenó asesinar en 1995, según recoge ‘El País’.
Patrizia Reggiani fue condenada a 25 años de cárcel por el asesinato de su marido
En 1998, Reggiani fue condenada a 25 años de cárcel tras ser acusada de haber pagado 400.000 euros a un sicario para que se matara de su ex marido. “Si soy sincera a mí no me cambia nada que esté dentro o fuera de la cárcel, pero no es justo” dice Paola Franchi, la que fuera última mujer del modisto, en una entrevista a ‘Vanity Fair’. “Para mí ella no existe. Mis recuerdos son míos y eso no me los podrá quitar nunca”, añade.
Patrizia ha cumplido 16 años de condena en la cárcel de San Vittore, pero la justicia italiana considera que haber ordenado su asesinato no es un motivo válido para ignorar los acuerdos matrimoniales que habían firmado ambos anteriormente con respecto a los bienes del empresario.
Sin embargo, según la entrevista que concede Franchi al medio citado, la relación de Gucci con su mujer era inexistente. “Estaban separados desde hacía tres o cuatro años pero no divorciados, por lo que Patrizia seguía utilizando el apellido Gucci”. Eso ocurrió hasta que llegó Paola y Patrizia vio peligrar su privilegiado estatus. “Ella no estaba enamorada de Maurizio, lo único que la interesaba era mantener su nivel social, su imagen. Quería seguir siendo la señora Gucci”, asegura Paola.
Las dos hijas del matrimonio se niegan a que Patrizia cobre la pensión vitalicia de 1M de euros
Fueron las hijas del matrimonio Gucci-Reggiani quienes se negaron a que su madre cobrara un millón de euros al año procedentes del patrimonio de su padre asesinado. Alessandra y Allegra, las únicas herederas, recurrieron a la Corte de Apelación de Milán, que finalmente ha decidido que “el comportamiento penalmente sancionado de Patrizia Reggiani no tiene relevancia sobre los acuerdos establecidos con Maurizio Gucci y es, por tanto, irrelevante”.
Patrizia Reggiani en el funeral de Gucci, en 1995 (Gtres)
Además, existían antecedentes de las intenciones de Patrizia por querer asesinar a su ex pareja. Tanto que los abogados de Franchi se pusieron en contacto con ella para advertirla de los riesgos penales que corría si las llevaba a término. “Cuando lo supe –cuenta Paola- le pedí que contratara a personal de seguridad para protegerse, pero él no lo consideró oportuno. Me dijo que Patrizia no hablaba en serio”.
Su última mujer: «Mi satisfacción ha sido conseguir demostrar que yo no era la amante»
Maurizio Gucci fue asesinado de tres balas a bocajarro mientras se disponía a salir de su casa de Milán en 1995 -diez años después de su divorcio y del acuerdo sobre la cuantía-. Las autoridades dieron con el ‘arma’ del crimen. Patrizia Reggiani había contratado a un pistolero del sur de Italia para acabar con la vida de Gucci al iniciar su posterior relación con Paola.
«Esa mañana nos despedimos como un día cualquiera. Me dio un beso y salió de casa. Unos quince minutos después, una maga a la que Maurizio acudía con frecuencia para protegerse, se presentó en casa y me dijo que había llegado a la puerta de la oficina, a pocos metros de nuestra casa, y que la policía no la había dejado entrar; que había pasado algo terrible. Corrimos hacía allí para ver que había sucedido. Al llegar vi mucha gente. Fotógrafos, policía… Pensé lo peor y pregunté si Maurizio había muerto. En aquel momento se me hundió el mundo. No recuerdo lo que pasó en aquellas primeras horas. No recuerdo cuando llegué a casa. No recuerdo nada de aquellos momentos.”, recuerda Paola del día del asesinato.
Y añade: «Más allá del tema económico, mi satisfacción ha sido conseguir demostrar que yo no era la amante ni teníamos una relación pasajera, que era lo que decían los abogados de Patrizia. Nosotros pensábamos tener una vida juntos, una familia, un futuro”.
Ahora, pese a todo este asunto que envuelve el asesinato de Gucci, puede decirse que su viuda cometió un crimen casi perfecto ya que cobrara el dinero deseado. Pero sus hijas recurrirán al Tribunal Supremo de Italia.