Cayetano Martínez de Irujo confirma que fue su gestión la que salvó la Casa de Alba
Cayetano Martínez de Irujo ha vuelto a confesarse con Toñi Moreno en 'Un año de tu vida' y el Duque de Arjona ha demostrado que todavía quedan muchas cosas de su vida por contar.
Cayetano Martínez de Irujo decidió, en el momento en el que publicó su biografía, que era hora de sacar a la luz los verdaderos motivos que le separaban de su familia tras la muerte de su madre, la duquesa de Alba. Pero la catársis del jinete no quedó ahí y desde ese momento, ha concedido varias entrevistas en las que, sin pelos en la lengua, detalla algunos de los episodios más complicados de su vida, a pesar de que el mero hecho de hacerlos públicos le haya supuesto una fractura total con el resto de sus hermanos.
Cayetano Martínez de Irujo / Canal Sur
El duque de Arjona se ha sentado junto a su amiga Toñi Moreno en el plató de ‘Un año de tu vida’, el programa con el que la andaluza triunfa en Canal Sur y allí ha hablado del importantísimo papel que su novia Bárbara Mirjan tiene en su nueva vida, pero también de la distancia con su hermana Eugenia, del cariño de su madre y de los últimos movimientos de don Juan Carlos, el rey emérito.
Tal y como Cayetano explicó, ahora mismo el trato con sus hermanos no existe y para él tiene mucho que ver el trato que su madre le dio, siendo «el elegido»: «Yo fui muy querido por mi madre, no te digo el más, ella nos quiso a todos, pero fui muy valorado a partir de la olimpiada de Barcelona y luego fui el escogido. Me dijo tú te vas a ocupar de toda la estructura agrícola -me probó con eso-, sabía que mi ilusión era el campo. «. Visiblemente emocionado y teniendo que limpiarse las lágrimas, el que fuera el hermano más unido a la exmujer de Francisco Rivera terminó de confesarse: «El haber sido bien valorado me ha costado pagar un precio mucho más alto del que yo podría imaginar en el peor de mis sueños».
Cayetano Martínez de Irujo / Canal Sur
Además, el exmarido de Genoveva Casanova aseguró que su gestión de la herencia de su madre fue el salvoconducto hacia el futuro de todo lo que engloba la Casa de Alba. «Es que no te lo esperas, es una cosa emocional, no se puede culpar, fui el escogido, el valorado y el reconocido. Me encargó una misión y la hice, fue la salvación de la Casa y de la herencia. Y permitió que todos recibieran lo que se decidió, es casi un milagro cómo conseguimos llevar a cabo esa donación. Yo la convencí. Eso sucedió y nada más, a partir de ahí…».