Las claves de Boateng: de fiestero empedernido a fichaje estrella del Barça
El delantero vuelve a España para jugar con el FC Barcelona y con un pasado a las espaldas que le gustaría borrar de un plumazo. Sus excesos con las fiestas, el alcohol y el derroche de dinero han marcado su vida
El FC Barcelona se ha reforzado con uno de los jugadores más mediáticos y que más escándalos han protagonizado fuera del terreno de juego en los últimos años: Kevin Prince Boateng. Nacido en Berlín (aunque nacionalizado ghanés) hace 31 años, el delantero llega a la Ciudad Condal habiendo hecho propósito de enmienda tras mucho tiempo en el que se ha hablado más de él por sus andanzas fuera del terreno de juego que dentro de él. Su juventud fue tremendamente difícil y fue cuando los excesos a punto estuvieron de costarle su carrera futbolística.
Su caso fue uno más de los muchos de famosos que no saben cómo gestionar la fama. Boateng empezó a despuntar joven en el equipo de su ciudad y llamó la atención del Tottenham inglés, uno de los mejores equipos británicos. Fue su catapulta al estrellato, pero también su incursión en una espiral de vicios que le costaron caro: fiestas, borracheras, resacas y demasiadas preocupaciones que poco o nada tenían que ver con la más importante para él, el fútbol.
En un alegato de sinceridad, Boateng desveló en una entrevista su imposible ritmo de vida en sus comienzos: «parecía viejo. Tenía 20 años. Cada noche estaba fuera hasta las seis. Pesaba unos 95 kilos, hinchado de beber alcohol y de la mala comida. Pensé que no quería ser ese tío y llamé a mis amigos para que limpiaran mi frigorífico. No bebí, no salí, empecé a cocinar, comía sano. Ahora me doy cuenta cómo de malo fue: seis días a la semana en clubes nocturnos, bebiendo durante casi un año… Pero sólo tenía veinte años», confiesa.
Uno de los mayores problemas a los que se enfrentó el futbolista fue el despilfarro de dinero: «gasté serias cantidades en clubes nocturnos, ropa y coches (tres en un día). Intentas comprar la felicidad. Como no podía jugar al fútbol, me compré un Lamborghini. Aún conservo una foto: tres coches, una gran casa y yo de pie como si fuera ’50 Cent’. A veces la miro y pienso lo estúpido que era, pero me hace ver que he aprendido y he madurado».
Llegó en un momento en que debía parar si no quería tirar por la borda todo lo que había conseguido: «me desperté después de un fiestón que había organizado, me miré al espejo y dije basta». Desde entonces, su vida cambió y se volvió más ordenada, con hábitos alimenticios saludables que le ayudaron a centrarse en jugar al fútbol y meter goles. Hace varios años que se habla más por su buen hacer dentro del césped que por sus escándalos fuera de él.
Aterriza en Barcelona estrenando soltería
Kevin Prince Boateng se encontraba jugando en el Sassuolo italiano y la prensa local se ha hecho eco en las últimas horas de la separación matrimonial del ghanés y su esposa, Melissa Satta, una de las presentadoras más famosas de Italia. Se casaron en 2016 en una idílica ceremonia celebrada en Porto Cervo. Durante su romance era habitual verles subir la temperatura en las playas de Ibiza durante el verano.
Boateng y su exnovia, Melissa Satta, en Ibiza / Gtres
Ambos hacían una de las parejas más mediáticas y todos recuerdan una anécdota entre ellos que dio la vuelta al mundo. Corría el año 2012 y la exbailarina desveló el motivo por el que su marido no se terminaba de recuperar de una lesión muscular: «la razón por la que siempre está lesionado es porque tenemos sexo entre siete y diez veces a la semana».
Pese a su vida de excesos, Boateng es un hombre muy familiar y el amor de su vida se llama Maddox, su hijo pequeño y el único por el que daría hasta su vida. Ahora llega al Barça, uno de los clubes más exigentes, y sus evoluciones estarán miradas con lupa. ¿Renacerá su alma fiestera o conseguirá domesticar a la fiera y mantendrá su vida ordenada?