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Arantxa Sánchez Vicario está a escasas horas de sentarse en el banquillo de los acusados y enfrentarse a la Justicia. La ex tenista, junto a su ex marido, Josep Santacana, está citada a declarar este próximo martes día 12 de setiembre, ante el juez, después de varios años de instrucción, por, supuestamente, ocultar patrimonio para evitar que el Banco de Luxemburgo se cobrase una deuda de 7,5 millones de euros, que ya habían reclamado al matrimonio en julio 2010. La Fiscalía pide para ambos una condena de cuatro años de cárcel, además de una multa de 8.640 euros para ellos, y 6,1 millones en responsabilidad civil, tres años y medio de prisión y una multa de 7.560 euros para los cómplices.
El caso, cabe recordar, tiene su origen en 2009. Sánchez Vicario fue condenada por el Tribunal Supremo a pagar una multa de 5,2 millones de euros después de declarar tener su lugar de residencia en Andorra. Hacienda la multó tras considerar que no era cierto y pidió un aval para pagar la multa que nunca llego a abonarse. Según reza el acto de acusación, la tenista actuó «bajo las consignas» de su ex marido y juntos, «idearon un plan consistente en descapitalizar su numeroso patrimonio, frustrando de este modo el cobro de dicha cantidad».
Arantxa Sánchez Vicario en un evento / Gtres
Ante tal situación, lo cierto es que la tres veces campeona de Roland Garros ha confesado estar «como un flan» en una entrevista concedida al diario El País, en la que además, ha hablado de su situación económica y personal actual. «Estoy como un flan. Un partido a cinco sets, el más largo de mi vida», ha comenzado diciendo. «Estaba enamorada. Confié en mi exmarido y me he visto inmersa en esta situación. Es muy injusto. Con lo que he ganado, no poder vivir del tenis es un golpe muy duro que no me esperaba. Mi error, como he dicho otras veces, fue enamorarme. Confié en la persona que tenía al lado, en mi marido, y me la jugó. No voy a tirar la toalla. No lo hice en la pista y no lo haré ahora. Estoy en una etapa dura de mi vida, pero el deporte me ha ayudado a enfrentarme a las adversidades, a ser fuerte y resiliente», añade.
Afincada en Miami desde hace varios años junto a sus dos hijos en común con Santacana, Arantxa y Leo, de catorce y once años, respectivamente; la deportista reconoce que es capaz de sacar a los menores adelante gracias al dinero que le prestan sus amigos. «Doy clases particulares de tenis y, en ocasiones, me contratan para ayudar en la organización de torneos, o como comentarista. Estoy haciendo un esfuerzo económico brutal, que seguir haciendo toda mi vida. Saco adelante a mis hijos gracias, también, al dinero que me dejan los amigos. Con eso voy tirando. Mi vida está volcada en ellos. Lo son todo para mí. Son lo que me hace seguir adelante», señala.
Arantxa Sánchez Vicario y su ex marido, Josep Santacana, durante unas vacaciones en Ibiza / Gtres
Su otro proceso judicial
Al margen del anterior, Arantxa Sánchez Vicario está inmersa también, y todavía, con el juicio, en Estados Unidos, que tiene pendiente con el padre de sus hijos. Desde que se separaran en febrero de 2017, tras una década juntos, Arantxa y Josep se encuentran inmersos en un proceso de divorcio. La pareja comenzó su relación en 2007 y tan solo un año después, se dio el Sí, quiero en una ceremonia celebrada en el emblemático castillo Perelada, en Girona. En 2009 nació su primera hija, Arantxa, y, en 2011, Leo.