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70º CUMPLEAÑOS

Ana Obregón, ¡a examen!: por qué nos fascina ‘Anita la Fantástica’

Este martes 18 de marzo, Ana Obregón cumple 70 años

La vida de Ana Obregón ha estado marcada por las dificultades

  • Lara Ferreiro
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Lara Ferreiro es la autora de ¡Ni un capullo más!: el método definitivo para quererte y encontrar a tu pareja perfecta

Ana Obregón: una vida entre el amor, el dolor y el renacimiento

Como psicóloga, si hubiera que describir a Ana Obregón con una sola palabra, esta sería superviviente. Ella es pura resiliencia y resistencia mental. Pocas personas de la esfera pública han vivido una vida tan expuesta, tan llena de luces y sombras, de amores y desamores, de éxitos y tragedias. Pero, sobre todo, tiene una capacidad inquebrantable para reinventarse. El perfil psicológico de Ana Obregón es fascinante y complejo. Es una mujer marcada por el dolor y el amor en dosis desmesuradas, que ha sabido transformar su realidad según sus propias reglas y que sigue luchando día a día por ser feliz, a pesar de que la vida no se lo ha puesto nada fácil.

Ana García Obregón nació en Madrid el 18 de marzo de 1955, de modo que este martes, 18 de marzo, cumple 70 años. Se graduó en Biología por la Universidad Complutense de Madrid y posteriormente estudió interpretación en Nueva York. Le ha hecho hasta una paella a Steven Spielberg; da igual si lo que cuenta es fiel a la realidad, tiene arte contándolo y es lo que importa. Ella es historia televisiva y del papel cuché de este país.

Anita, ya de joven prometía

Ya siendo muy joven, su vida estaría marcada por las dificultades. De joven tuvo enfermedades, pero consiguió superarlas. Tuvo que estar mucho tiempo en la cama debido a problemas de salud que ella misma ha contado, y fue ahí donde nació Anita, la fantástica. Desde siempre, Ana ha demostrado tener una personalidad creativa, soñadora y risueña, con una gran capacidad para la imaginación fuera de lo común. Siempre con su gran sentido del humor, el cual le ha servido no sólo para demostrar que es una persona muy divertida, sino porque Ana parece haberse refugiado en el humor para afrontar todas las dificultades de su vida.

Ana García Obregón durante uno de sus tradicionales posados. (Foto: Gtres)

De hecho, Ana es una persona a la que le encanta ser el centro de los focos, vive cómoda con ser famosa, su personalidad siente adicción por la fama, ha luchado cada día de su vida por ser una mujer protagonista allá donde va. Y le encanta que la prensa la persiga, al contrario de otros famosos que se vuelven inaccesibles y maleducados.

Ana Obregón como madre: su misión vital

La maternidad ha sido, sin duda, el eje central de su vida. Ella siempre quiso ser madre y vivió por y para su hijo. Desgraciadamente, el cáncer de su hijo le partió su corazón en mil pedazos. Aless era el hijo de España, creció con todos nosotros. La pérdida de su hijo, Aless Lequio, por un cáncer devastador en 2020, marcó un antes y un después en su vida. Y en la de todos. Todos lloramos con Ana, ese giro de guion de la mayor película de terror que ha protagonizado.

Ana experimenta un duelo eterno e intenso, el más duro de todos, pues es algo tan absolutamente desgarrador que ni siquiera tenemos una palabra en el diccionario para referirnos a la muerte de un hijo. Yo he visto en terapia otras «madres coraje» como Ana, que intentan seguir respirando tras la muerte de un hijo. Se desarrolla un trastorno de estrés postraumático tras la muerte de un descendiente, que puede derivar en otros posibles problemas psicológicos. Es el mayor trauma para un ser humano.

Ana Obregón con su hijo Aless Lecquio. (Foto:Gtres)

En el caso de Ana, el duelo por la pérdida de su hijo la ha hecho pasar -y sigue todavía en proceso-, por diferentes etapas:

    1. Shock y negación
    2. El volcán de las emociones: ira, culpa y tristeza ¿Por qué mi hijo?
    3. Miedos irracionales ¿Y si le pasa algo horrible a Ana Sandra?
    4. Resignación

La gerontomaternidad de Ana Obregón

Y es posiblemente en la última etapa, la de la resignación, donde Ana Obregón decidió iniciar un camino de transformación personal: la decisión de traer al mundo a su hija-nieta, Ana Sandra, mediante gestación subrogada, como una extensión de su amor de madre, convirtiéndola en una «abuela-madre» (llamado gerontomaternidad, ser madres en edades que corresponde más ser abuela que madre).

Muchas personas en redes sociales la han criticado porque lo han definido como un «acto egoísta» ¿Si esto lo hubiera hecho un hombre, quizás se vería de otra manera? No sé qué haríamos cada una de nosotras en una situación así. Desde luego, su caso es algo único en España, que no lo habíamos visto en ninguna mujer famosa antes. Con Ana Sandra es como si su hijo siguiera vivo de alguna manera, como si una parte de él estuviera viva de nuevo, encarnada en su nieta, que para Ana es como si, además de su nieta, también fuera su hija. Aunque la sombra de su hijo fallecido, Aless, es muy alargada y podría tener retos psicológicos a los que tendría que enfrentarse esta niña.

Ana Obregón y Ana Sandra. (Foto: RRSS)

Su manera de vivir la maternidad es un claro ejemplo de amor incondicional y de una necesidad de preservar el vínculo con Aless más allá de la muerte. Ni siquiera ha tocado su habitación en la que vivía su hijo, todo sigue igual colocado en su memoria.

Ana Obregón como actriz

Desde los años 80, Ana ha sido una de las caras más icónicas del entretenimiento en España. Su personalidad, carisma y capacidad para generar titulares la han convertido en una mujer más grande que cualquier papel que haya interpretado.

Los principales papeles que Ana ha interpretado han sido en el mundo de la comedia, y es precisamente la comedia la que puede verse como un mecanismo de defensa. Para Ana, el humor ha sido un escudo contra el dolor.

Ana Obregón como hija: el pilar familiar

La relación con sus padres, en especial con su madre, fue otro pilar fundamental en su vida. Su madre falleció en 2021, un golpe que se sumó al duelo por su hijo. El vínculo con su familia ha sido un factor protector en su bienestar emocional, dándole una base de apoyo crucial en los momentos más oscuros.

Ana Obregón y los hombres: entre la pasión y la controversia

Si hay un ámbito donde Ana también ha sido un personaje de película, es en sus relaciones amorosas. Su romance con Alessandro Lequio, el padre de su hijo, fue tan mediático como turbulento.

Alessandro Lecquio y Ana Obregón de jóvenes. (Foto: Gtres)

Más allá de Lequio, Ana ha tenido una serie de relaciones con hombres famosos y carismáticos a lo largo de toda su vida. Desde la psicología, Ana podría encajar en el perfil de una mujer con una alta necesidad de validación y dependencia emocional.

Ana Obregón y el edadismo: la lucha contra los prejuicios

Ana Obregón ha sido, a lo largo de su carrera, víctima de una sociedad que tiende a encasillar a las mujeres a medida que envejecen. El edadismo, una discriminación basada en la edad, es un fenómeno que ha afectado su imagen pública en distintos momentos.

Ana Obregón, una mujer que se niega a rendirse

Ana Obregón ha hecho de su vida una obra de teatro con tintes de tragedia y comedia. Su perfil psicológico es el de alguien que, a pesar del dolor, encuentra siempre la forma de seguir adelante, reinventarse y desafiar las expectativas que la sociedad ha impuesto sobre ella. Ana no es sólo una de las reinas del corazón de este país; es una mujer que ha convertido su vida en un ejemplo de lucha y supervivencia emocional.

¡Ole, Anita la superviviente! ¡Feliz cumpleaños!

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