Almeida se confiesa en ‘el Hormiguero’: "Del chotis de mi boda alego que fue el mejor momento del día"
Según entró en el plató uno se preguntaba quién estaba entrevistando a quién. Si Pablo Motos a Martínez-Almeida o ¿al revés? El alcalde se siente igual de cómodo delante de una cámara como ante un tribunal de oposiciones. Que ha memorizado mucho en su vida se nota en el tono que tiene al contarnos quién es, cómo es y por qué está aquí, esta noche, con nosotros.
Pasados los primeros momentos -esperables-destinados a la política, Martínez-Almeida dejó que Motos entrara en harina y que se notara que este programa es de entretenimiento y no el pleno del Ayuntamiento que es cosa seria donde se va a trabajar.
La facilidad de explicar algo político a dejar ver la parte más humana le costó, exactamente, cero coma nanosegundos. Nada extraño si recordamos la última vez que pasó por el programa y se atrevió a hacer un play black de Julio Iglesias o, por qué no, rememorar aquél cálido y entrañable, a la par que desacompasado chotis de su boda. Sentido del humor para reírse de sí mismo -ergo, inteligencia- tiene.
Dejando atrás la política, donde el regidor, obviamente, se siente cómodo, Motos pasó a un plano más personal…e íntimo que «para eso hemos venido a jugar».
El alcalde menos político
El alcalde es conocido por su afición al Atletico y su esposa, Teresa Urquijo, es forofa del Real Madrid. ¿Qué pasará cuándo lleguen los hijos?, le preguntó Motos. «Espero que ceda ella en eso ya que yo estoy cediendo en todo lo demás».
¿Qué tal su vida de casado?, le espetó Motos. «Tenía dudas, ¿eh? pero no por ella, sino, por mí. Estar a la altura de Teresa era difícil. He aprendido cosas como vestirme a oscuras porque yo madrugo más y me visto sin encender la luz para no despertarla…pero me voy feliz.
Motos le recordó que la última vez que había pasado por el programa había reconocido que tenía la nevera vacía. «¿Ha mejorado esto con el matrimonio? El regidor no tuvo dudas: «No. La verdad es que entre los dos no sumamos un huevo frito. Si yo soy de latas, ella, más. Su madre nos regaló un robot de cocina de esos que echas un tomate y te sale un gazpacho. Es como un jarrón, sirve de decoración. Lo abrimos hace un mes y no sabemos muy bien para qué sirve».
Sobre su noviazgo reconoció que sí, que ella tomó la iniciativa. «Nos conocimos en una feria de arte la primera vez, luego nos vimos una segunda vez en otro sitios y ya la tercera me pidió el contacto y yo le di el correo electrónico…del ayuntamiento», reconoció riéndose, «pero luego lo mejoré porque cuando ya contactamos y me preguntó si tenía un momento…le dije: tengo libre, lunes, martes, miércoles, jueves y viernes para ti. Ahí no lo hice mal».
De la boda y el chotis
Motos le preguntó si tenía algo que alegar ante el comentado baile viral de su boda: «Sí, tengo que alegar el entusiasmo que le puse. Lo ensayamos sólo una hora y fue el momento más maravilloso de la boda, bueno, además de la ceremonia que es otra cosa, y espero que ella tuviera la misma sensación. Me sentí como si estuviéramos solos.Sólo la veía a ella y ella a mí y eso ve muy bien en las imágenes. Pero sí, luego lo ves en el vídeo y uffff, te sientes único porque, claro, ¡nadie lo baila tan mal como tú!», pero -añadió que «ahí se ve que teníamos mucho que mejorar en nuestro matrimonio pero sólo nos mirábamos el uno al otro y eso es lo importante», recalcó.
Las manías del alcalde según el alcalde
Almeida reveló que sí tiene manías y contó específicamente una: «Yo llego a una comida o cena y tengo que colocar los cubiertos, los platos y los vasos en línea, como a mí me gusta, pero también en las cenas de gala del Palacio Real lo hago, ¿eh? En cualquier parte. ¿Y de dónde viene esa manía?» -se preguntó y contestó a sí mismo. «Pues de cuando opositaba. Tenía que tener todo colocado en mi mesa si quería estudiar tranquilo, con las cosas como a mí me gustan. Lo hago además, rápido, como hablo. ¿Ella cómo lo lleva?, le preguntó Pablo Motos refiriéndose a Teresa Urquijo. «Bien, bien».
La capacidad de oratoria
Pablo Motos le retó sobre un tema que es de sobra conocido: su capacidad de oratoria ante un tema que desconozca. Almeida aceptó y el tema fue: los ponys como animal de compañía. El alcalde, con la velocidad del rayo, improvisó una retahíla que parecía el que le chiva al chat GTP. Es más, se animó hasta a dar un discurso a todo trapo sobre la importancia de saber bailar hoy en día. Prueba superada. Especialmente la segunda. Justamente él.
Trancas y barrancas
Cuando aparecieron los famosos Trancas y Barrancas, el alcalde les regaló dos «boinas castizas» que, a ritmo de chotis, les colocó sobre sus antenas para dar comienzo a la rueda de prensa que, según él, es de lo más normal para él.
Estando en Madrid, ¿se ha encontrado con una ex? «En mi caso no hay muchas posibilidades porque tengo pocas ex, pero una vez -reconoció- sí que me pasó».
Sobre la posibilidad de picarse por las luces de Navidad con el alcalde de Vigo, Abel Caballero, reconoció que ninguna porque «Vigo está muy bien, pero como Madrid…» Vamos, imposible ni plantearse una competencia para el alcalde porque, simplemente, no ha lugar.
La cena de navidad del ayuntamiento reconoció que, «por supuesto la hacemos y la única consecuencia es que al día siguiente todo tenemos un poco de resaca». Este año, prometió, «hará una copa de Navidad con todos los concejales del pleno, de todos los partidos, una costumbre que se hacía antes y que piensa recuperar este año».
De la oposición reconoció que con quién mejor se lleva es con Mercedes González, directora general de la Guardia Civil. ¿Algo de salseo?, espetaron Trancas y barrancas: «De primera división, Adrián Barbón, presidente de Asturias». No hubo manera de entrar en más detalles, Almeida se ríe mucho y se de sí mismo el primero pero sabe perfectamente lo que quiere, o no, responder.
El último detalle romántico que le hizo a su mujer fue «retirar el tendedero que tenemos en medio de casa con la ropa tendida en medio de la cocina», explicó. «Eso a Teresa no le gusta mucho, claro, ni a mí, así que lo quité para darle una sorpresa a Teresa. Pero, para mi sorpresa, ¡su reacción fue preguntarme si me sentía culpable por algo!, en esto del matrimonio se aprende todos los días algo, desde luego». Y, la pregunta del millón: ¿a quién prefiere de la Oreja de Van Gogh? Claramente a Amaya.