Vinicius levanta al Madrid
Un Vinicius estelar levantó al Real Madrid en el Ciutat de Valencia en un partido frenético y de frenopático. Tras un gran primer tiempo, el equipo de Ancelotti dimitió tras el descanso y el Levante dio la vuelta al duelo en un pispás, pero el brasileño, que había salido desde el banquillo, rescató un punto para los blancos con un impresionante doblete
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Bale vuelve a marcar con el Real Madrid…¡¡¡578 días después!!!
Un Vinicius estelar levantó al Real Madrid en el Ciutat de Valencia en un partido frenético y de frenopático. Tras un gran primer tiempo, el equipo de Ancelotti dimitió tras el descanso y el Levante dio la vuelta al duelo en un pispás, pero el brasileño, que había salido desde el banquillo, rescató un punto para los blancos con un impresionante doblete.
Segundo capítulo de la era Ancelotti e hijo en el Real Madrid. Tras el notable estreno en Mendizorroza a los blancos les faltaba, además de Kroos, Modric. Es decir, dos tercios el centro del campo de los últimos siete años. Carletto no lo dudó. Con Ödegaard ya en Londres, se montó en su DeLorean y viajó a 2014 para darle la camiseta de titular a Isco, ese genio venido a menos por su mala cabeza y su peor preparación física, que sólo sigue en el Madrid porque no tiene quien le quiera. Bueno, Ancelotti sí, que tiene tanto amor como Nena Daconte.
Además de con Isco, el Real Madrid jugaba contra el Levante con otros diez, los mismos del debut liguero, desde Courtois a Benzema. Ya sabemos que las rotaciones no van con Ancelotti. Él es un técnico a la antigua: con sus titulares, sus suplentes, su ceja levantada y su cronómetro colgado al cuello. Más allá de la alternativa de colocar a Marco Asensio tampoco tenía Ancelotti demasiadas opciones para cubrir la baja de un Modric que se antoja insustituible a sus 35 años camino de 36 en unos días.
Enfrente estaba un Levante que suele incomodar al Real Madrid más que un periodista a Pedro Sánchez. Equipo de autor (de Paco López), bien trabajado, serio, siempre reconocible, que cuando ve enfrente el blanco suele poner una marcha más. Y lo hizo desde el principio con una presión alta que incomodó la salida del balón del equipo blanco. Sin Kroos ni Modric para incrustarse entre los centrales, al Madrid le costaba sacar la pelota desde atrás.
Sin embargo, a los 5 minutos Alaba encontró un filón en el desmarque de Benzema. El francés atacó la espalda de Miramón, aceleró y se plantó en el área de Aitor Fernández. El exceso de riego de los operarios del Ciutat provocó que a Karim se le quedara la pelota enganchada en un charco en el área, así que en lugar de definir, optó por asistir a un Bale que había acompañado en la carrera. El galés, a un toque, anotó el 0-1 como quien sale del tee del hoyo 1.
Bale patea primero
Reaccionó con orgullo el Levante, que apretó otra vez al Madrid y se asomó al área de Courtois. Nacho y Militao achicaban agua con orden y eficacia. Luego, con la jerarquía de Alaba y la imaginación de Benzema, a los de Ancelotti les bastaba y les sobraba para meter el miedo en el cuerpo al equipo granota.
Y encima Bale estaba con galas de reivindicarse y asomarse a lo que mejor se le da después del golf: el gol, sin ‘f’. Y se asomó al área en el 21 con un remate a la remanguillé después de un centro lateral de Fede Valverde. Y de nuevo al filo de la media hora volvió a rondar el gol el Real Madrid. Esta vez fue un disparo de media distancia de Alaba el que no cogió el efecto suficiente para ir entre los tres palos de Aitor.
El Madrid se sentía cómodo entre las emboscadas del Levante. Casemiro gobernaba con oficio el centro del campo, bien apoyado por el trabajo de Valverde y de un irreconocible y estajanovista Isco. De nuevo Bale se asomó al gol en el 38 en una falta directa que sacó con empeine total y lamió por fuera el palo derecho de Aitor.
Y hasta Isco se unió a la fiesta con una vaselina genial en la frontal que a punto estuvo de convertirse en un golazo en el minuto 40. El malagueño, que empezó el partido con el mono de trabajo puesto, se lo cambió de repente por el frac. Definitivamente, el Madrid estaba desatado y perdonando el 0-2 ocasión tras ocasión. La campana del descanso salvó al Levante, que se marchó al vestuario con el 0-1 como mejor noticia.
La ‘Militada’ nuestra de cada día
Justo a la vuelta del descanso el Real Madrid decidió pegarse un tiro en el pie. Disparó, como casi siempre, Militao, que hizo un cruce obsceno ante Morales, un mal despeje que derivó en la asistencia de Melero a Roger Martí, que se plantó delante de Courtois y le batió en su salida a pesar de que el meta belga llegó a tocar la pelota.
El Levante se vino arriba y el Madrid abajo como por ensalmo. Partido nuevo y hasta a Ancelotti se le escapó un caray. Los blancos habían dimitido en pleno en el inicio de la segunda parte en el Ciutat de Valencia. Mientras, Carletto ponía a calentar a varios miembros de su banquillo. El mosqueo del técnico era tan gordo que quiso meter golpe a Vinicius, Asensio y Rodrygo por Isco, Bale y Hazard y no estábamos ni en el 55. Pero Ancelotti dudó… y el Levante no.
Tanto que hizo el 2-1 en un golazo de Campaña, que cazó en el segundo palo una volea a bote pronto después de que toda la defensa del Real Madrid se despistara y tampoco Fede Valverde ayudara nada en el segundo palo. Definitivamente, los blancos habían comparecido en la segunda mitad con ganas de suicidarse.
Realizó Ancelotti los tres cambios anunciados de golpe y en el 64 sacó a Carvajal, que volvía a jugar tras una eternidad, por Lucas Vázquez. Pero el Madrid estaba fuera del partido. Poco a poco, con más ímpetu que acierto, volvió a meterse y a encerrar a un Levante que replegó también un poco por decisión propia con un descarado 4-5-1 y los diez jugadores en campo propio.
Matador Vinicius
Entonces, cuando nadie lo esperaba, apareció Vinicius para sacar al Madrid del agujero. El brasileño recibió un pase diagonal de Casemiro, arrancó la moto en su propio campo, sentó a Miramón con esa velocidad del demonio y, cuando todos (incluido yo) pensábamos que tiraría al muñeco, condujo con habilidad, se la puso en la izquierda y marcó con suavidad ante la salida de Aitor. Así que 2-2, respiro para Ancelotti y partido nuevo.
Que volvió a torcerse para el Real Madrid apenas cinco minutos después con una acción a balón parado muy mal defendida por el equipo blanco en pleno. Militao y Nacho ni marcaron a nadie ni despejaron, Alaba asistió sin querer con la cabeza y Rober Pier, sin un defensor ni medio cerca, hizo el 3-2. Ancelotti no tenía ya pelos de los que tirarse.
En el 81, con el Madrid ya desnortado del todo, pudo llegar el cuarto del Levante, pero la suerte se alió con Courtois, salvado por el palo en el mano a mano con Cantero. Igual que fue un palo para los de Carletto la ocasión que marró Jovic en el 84 con un cabezazo picado al centro de la portería que desvió con buena mano Aitor.
Y en pleno frenesí de locura apareció otra vez Vinicius para ejecutar un soberbio gol sin ángulo y con el exterior de la pierna izquierda. Una maravilla futbolística hecha obra de arte. Quién sabe si quiso centrar, aunque no lo parece. Posiblemente, marcó uno de los mejores goles de su vida… aunque fuera sin querer.
Siguió la locura en el 87 con la expulsión justa de Aitor por tocar el balón con la mano fuera del área para evitar la ocasión de gol de Vinicius. Para colmo al Levante no le quedaban cambios, así que Rubén Vezo tuvo que ponerse de portero para los minutos de prolongación, que fueron siete nada menos. Sin embargo, en el descuento llegó la calma, el Madrid no fue capaz ni de tirar a puerta y este partido de locos acabó 3-3 con un gran Vinicius que rescató un punto para los de Ancelotti.