Remontada inútil
El Real Madrid firmó ante el Villarreal una remontada inútil tras un partido discreto. Ni sirvió, porque el título fue para un Atlético que empezó perdiendo en Valladolid y acabó remontando. Por no meter, los de Zidane no metieron ni presión. Se acaba un ciclo (otra vez) en el equipo blanco y la reconstrucción (otra vez) puede empezar por el banquillo. Igual hace falta un Madrid más ‘Allegri’.
Para la última batalla de la Liga, y quién sabe si de su segunda etapa en el Real Madrid, Zidane eligió a sus once soldados. Sorprendió el descanso a Nacho, legionario ejemplar que ha completado su mejor campaña de blanco, aunque bienvenido sea pensando en la selección. Entraba en su sitio un Varane que bien podía estar ante su último partido en el equipo donde ha firmado sin duda una década prodigiosa.
Sergio Ramos era suplente, un hecho noticiable por lo excepcional aunque no porque el capitán del Real Madrid esté ahora para demasiados trotes. Hazard no estaba ni entre los convocados, así que no se pregunten por él. Le tenemos en oferta por si alguien necesita un ex crack. Además de Varane la otra novedad en el once de Zidane era la entrada de Asensio por Rodrygo para acompañar arriba a Vinicius y Benzema.
La presencia de Miguel Gutiérrez entre los titulares del Real Madrid ya no sorprende porque el canterano se ha ganado un sitio para el presente y para el futuro. Tampoco la de Militao, que es más Spasic que Beckenbauer, pero al menos ha dejado de perpetrar una cantada por partido.
Enfrente el Villarreal de un Emery que decidió poner a todos sus titulares a cuatro días de jugar la final de la Europa League. Un once arriesgado en vísperas del partido más importante de la historia de su equipo. Un once de puerta grande o enfermería. Mejor dicho, un once de destitución en caso (Dios no lo quisiera) de lesión de alguno de sus mejores futbolistas.
Domina el Madrid
Con un ojo y las dos orejas en Zorrilla arrancó el duelo de Valdebebas. Dominó el Real Madrid y replegó con orden el Villarreal. Los blancos buscaban ambos flancos con Odriozola y Miguel Gutiérrez anchos y profundos. Los de Emery buscaban la salida directa y las contras con la velocidad de Bacca, compensada por otro velocista como Militao.
En los primeros minutos el Real Madrid cocinaba los ataques a fuego lento y baja temperatura. Sólo el vértigo de Vinicius agitaba algo la bien ordenada defensa del Villarreal. El ritmo del partido era más el de un partido de pretemporada que el de un duelo por la Liga. Y así llegamos al primera cuarto de hora, con sendos empates a cero en Zorrilla y en Valdebebas, resultados que hacían campeón al Atleti.
Si antes lo digo, antes escucho que el Valladolid se ponía 1-0 ante el Atlético y dejaba, siquiera sea temporalmente, la Liga a mano del Real Madrid, que siguió con un ritmo parsimonioso y lánguido, como si no se lo creyeran.
Pasaron dos minutos y los blancos tuvieron la penitencia a su pecado de desidia al encajar también el 0-1. Fue una acción en la que Militao despejó mal y luego perdió la posición ante Yeremi Pino. El brasileño, cada vez que puede, demuestra lo malo que es. El Villarreal también reventaba la Liga en Valdebebas. Verlo para creerlo.
Se adelanta el Villarreal
Al Real Madrid le entraron las prisas de repente. Era muy tentador el resultado de Pucela como para entregar la Liga sin pelea. Una mano (más involuntaria que otra cosa) de Parejo en el área del Villarreal quedó sin sanción ni revisión del VAR. Fue un acierto… ¿qué habría pasado en el otro área?
El caso es que el Real Madrid protestó al unísono, incluidos los de la grada, pero sus lamentos cayeron en saco roto, como las promesas de Pedro Sánchez. Trataron de retomar los de Zidane el hilo del partido pero les costaba dar tres pases seguidos. El Villarreal, por contra, se mostraba cada vez más cómodo en el campo. El partido se había convertido en un rondo para los de Emery.
Hubo que pasar más de media hora para que el Real Madrid dispusiera de su primera ocasión clara de gol. La tuvo Modric después de un buen quiebro en el área que sentó sin querer a Mario. El disparo del croata se marchó a la derecha de Rulli. Fue una ocasión fugaz en mitad del dominio amarillo. Los de Zidane eran una oda a la impotencia.
Pasaron los minutos y al Real Madrid le sobrevino el descanso con una sensación de incredulidad. El Atlético perdía en Zorrilla mientras que ellos no eran capaces de meterle mano a un equipo que tenía un ojo en la final de la Europa League. Los blancos necesitaban dos goles en la segunda parte y que el Atlético no hiciera otros tantos en Pucela.
Calienta Isco
La solución de Zidane fue poner a calentar en el descanso a Isco y Rodrygo. No los metió al empezar el segundo tiempo, que no es Zizou un técnico de prisas. Las que tampoco tenía su equipo con la pelota. Parsimonia, impotencia, pocos tiros a puerta. O ninguno. El Real Madrid necesitaba cambios pero su entrenador se lo seguía pensando.
Vinicius encendía la moto pero se pasaba de frenada como siempre. Al Real Madrid se le iba agotando el tiempo para aprovechar el regalo que el Atlético estaba envolviendo en Zorrilla. Un cabezazo alto de Militao en el 51 fue el primera aviso de Zidane en la reanudación. Y fue entonces cuando apareció Benzema para marcar en el 54. Fue un cabezazo delicado y picado a pase de Casemiro en una posición dudosa. El árbitro lo dio, el VAR trazó líneas, tardó una eternidad y el gol fue anulado. Tarde pero con justicia. Por cierto, anulado por 20 centímetros. Mientras, el Atlético empataba en Valladolid
Zidane movió por fin el banquillo: Isco por Asensio y Rodrygo por Vinicius. Al Real Madrid le quedaba media hora para hacer dos goles y que el Atlético no lograra otro en Pucela. La Liga empezaba a ser un sueño cada vez más inalcanzable.
Perdona Benzema, adiós a la Liga
El Real Madrid apeló a la heroica… quizá demasiado pronto. Pero a falta de fútbol, buena era la épica. La pelota se había construido un adosado en el área del Villarreal. El peligro era comerse una contra que supusiera el 0-2, pero ya no había más remedio. Sin embargo, fue Benzema el que tuvo en sus pies el 1-1 a puerta vacía, pero el francés se ofuscó, se vistió de Higuaín y falló un gol cantado. No pasaron ni 30 segundos y Luis Suárez hizo el 1-2 en Zorrilla. Colorín, colorado, esta Liga parecía haberse acabado.
Ya con la Liga perdida metió Zidane a Mariano por Casemiro, a Nacho por Odriozola y a Marcelo por Miguel Gutiérrez. El Real Madrid necesitaba dos goles suyos y uno del Valladolid. Vamos, épica y flor al mismo tiempo. Demasiado para un equipo que ha llegado fundidísimo al tramo final de la Liga.
Lo intentaron hasta el final con más intención que fútbol. Nadie podrá reprochar nada a este equipo en actitud, pero sí en actitud. Hay jugadores acabados y otros que no dan el nivel, aunque ese debate es para otro día. A los de Zidane se les pasaban los minutos con la impotencia de tener a un tipo como Mariano de delantero centro… mientras se piensa en fichar a Mbappé. Huelgan las comparaciones.
Los minutos se consumieron sin que el Real Madrid pudiera hacer nada, más allá de pelear, por remontar ante el Villarreal. El gol postrero de Benzema sólo sirvió para maquillar un mal partido del Madrid y para poner el colofón a su buena temporada en lo individual. Igual que la remontada final con el gol de Modric, que daba un triunfo inútil a los de Zidane porque el Atlético ganó en Valladolid.
Al final, el Real Madrid acabó entregando una Liga donde cometió un millón de errores groseros ante rivales asequibles. El equipo necesita una revolución… y puede que empiece por Zidane. Pero también tienen que salir media docena de jugadores y llegar otros tantos. A ser posible, buenos.