Padre e hijo respiran

El triunfo de los Ancelotti

La victoria del Real Madrid en Bérgamo contra la Atalanta es un antes y un después para el devenir de la temporada madridista

Carlo y Davide sabían que este triunfo era capital

El Real Madrid se reconcilia con la Champions

El Real Madrid sumó en Bérgamo una victoria capital. De esas que sirven de punto de inflexión. Tres puntos importantes para calmar las aguas en la Champions, pero sobre todo para consolidar la idea. No estaban siendo semanas fáciles en el vestuario madridista. Los malos resultados provocan tensión y esta tensión suele desembocar en enfrentamientos y roces. De repente, todo molesta. Todo lo que antes se veía bien ya no gusta tanto. Cosas del fútbol y de la vida. Pero el triunfo contra la Atalanta fue un golpe encima del tablero continental, un ya estamos aquí donde más gusta al rey de Europa.

Carlo Ancelotti sabía todo lo que no fuese sumar los tres puntos, iba a ser sinónimo de problema. El entrenador del Real Madrid conoce a la perfección su casa y sabe que esperar hasta enero, cuando se pone punto final a la fase liga de la Champions, con el equipo fuera de los 24 primeros clasificados, iba a ser muy complicado gestionar. La presión iba a ser máxima, la tensión iba a crecer y el más mínimo pinchazo podría hacer saltar por los aires, este proyecto que tres años y medios ha llevado a la sala de trofeos del estadio Santiago Bernabéu 10 conquistas. Casi nada.

La victoria en Italia repara mucho de lo dañado en estos meses complicados. Relaciones incluidas. Y es que, hay que decir que entre el cuerpo técnico madridista el día a día se había enrarecido. Al final, unos se miran a otros en busca de culpables, aunque la realidad es que todos tienen parte de culpa. Pero este triunfo calma las aguas y permite al Real Madrid mirar el futuro con otros ojos. Por eso, cuando Carlo y Davide se dirigían al túnel esquinado de vestuarios de Bérgamo se iban abrazando y riendo. Lo habían vuelto a hacer. Habían logrado de nuevo sacar una situación tremendamente compleja. Y es que, padre e hijo son los grandes responsables del barco madridista.

En estas semanas de sufrimiento, el vestuario del Real Madrid se ha dicho muchas cosas a la cara. Ha vivido momentos complicados y han puesto cada uno las cartas encima de la mesa. Aquella semana, donde recibieron un global de 1-7 en el Bernabéu tras jugar contra Milan y Barcelona no se olvidará pase lo que pase de aquí a final de curso. Sí, se podría haber roto, pero han decidido unirse de nuevo para sacar adelante la temporada con compromiso y actitud. «A lo mejor nos matasteis demasiado pronto», decía Lucas tras ganar al Girona. Quién sabe. Pero lo que es seguro es que lo que ha pasado en Bérgamo apunta a ser un antes y un después definitivo en esta temporada.

Objetivo casi cumplido

«Estamos ahí a pesar de todas las dificultades. Era un partido que había que jugar así. Sufrimos, pero merecimos ganar. Vivos en Navidad quiere decir que la temporada va a ir bien. Hay que aguantar ese tramo. Ojalá que en enero podamos tener otra cara», comentaba Ancelotti en la sala de prensa.

El Real Madrid se va de Bérgamo, como se fue el pasado sábado de Gerona, con la sensación de que estando muy tocados en cuanto a efectivos siguen aspirando a todo. En Champions el futuro se ve mucho más halagüeño, en Liga serán líderes si ganan todo hasta el 3 de enero independientemente de lo que haga el Barcelona, el primer título de la temporada descansa desde agosto en las vitrinas del Santiago Bernabéu y por delante siguen teniendo un gran número de objetivos por los que quieren pelear.

Por delante, antes de final de año, tiene tres retos muy importantes. El primero, quizá el más complicado, ganar en Vallecas al Rayo, algo que no han conseguido en las dos últimas temporadas. Después, dentro de una semana, levantar la Copa Intercontinental. Y, por último, ganar la Sevilla en el Bernabéu.

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