Liga Santander: Mallorca - Real Madrid

Patada a la Liga

El Real Madrid cayó en la emboscada que le tendió el Mallorca y dio una patada a la Liga. Los de Javier Aguirre desquiciaron a los blancos con una colección interminable de interrupciones, agarrones, empujones y zancadillas, el récord en la Liga de las tres últimas temporadas, y se llevaron el triunfo con un gol en propia meta de Nacho. Asensio perdonó un penalti en la segunda parte y Son Moix la tomó con Vinicius, que se las llevó de todos los colores. El Madrid puede acabar la jornada a ocho puntos del Barcelona.

Ancelotti hizo con el equipo lo mismo que Bon Jovi con su pelo: oxigenarlo. Hablado de rockeros, descanso para los viejos Kroos y Modric y regreso al escenario de Carvajal y Tchouaméni. El Real Madrid, exigido por la solvencia de un Barça que falla menos que un sexador de pollos, no se podía permitir el lujo de dejarse puntos en Mallorca y Carletto lo sabía.

Las bajas de Alaba, Militao, Mendy o Benzema lastraban el once de Ancelotti, perro flaco al que le salió una última pulga con la lesión de Courtois en el calentamiento, así que le tocaba jugar a Lunin, que ha tenido ya más minutos esta temporadas que en todo el tiempo que llevaba en el Madrid. Por delante del ucraniano formaban Carvajal y Camavinga en los costados, con Nacho y Rüdiger como pareja de centrales. El centro del campo era para Tchouaméni, el ya intocable Ceballos y Fede Valverde. Arriba jugaban Asensio, Rodrygo que hacía de Benzema y Vinicius, que hacía de Vinicius. Y que se llevó los pitos de todo Son Moix en los prolegómenos.

Y también cada vez que entraba en contacto con la pelota como si fuera Figo en su vuelta al Camp Nou. A los 4 minutos llegó la primera tángana después de una falta de Dani Rodríguez precisamente a Vinicius, al que el Mallorca iba a buscar descaradamente para sacarle del partido. Es una vieja táctica que Javier Aguirre lleva usando en la Liga desde que estaba en Osasuna.

El Mallorca, con su plan claro desde el vestuario, interrumpía el juego para cortar el ritmo al Madrid. Vinicius se perdía en sus querellas particulares con Maffeo, que le buscaba as vueltas. El partido transitaba sin dueño hasta que un centro de Dani Rodríguez encontró la cabeza del gigante Muriqi. El delantero ganó la posición a Nacho e intentó cabecear de espaldas, pero fue el central del Madrid el que acabó rematando contra su portería y provocó que se la comiera un mal colocado Lunin.

El Mallorca golpea primero

El Real Madrid estaba incómodo e impreciso. El Mallorca, con el viento a favor, replegó en torno a su área. Los de Aguirre renunciaron a la pelota y los de Ancelotti no encontraban resquicios entre las camisetas bermellonas. Se echaban en falta la imaginación de Benzema y el atrevimiento de Vinicius, más pendiente de sus guerras personales que de la pelota. Tampoco había noticias ni de Ceballos ni de Asensio, perdidos en el entramado defensivo de Aguirre, uno de esos técnicos capaces de anular a cualquier rival.

La primera medida hora del Real Madrid no pudo haber sido más canalla. Mucha posesión pero ni un tiro a puerta. En los minutos finales lo intentaron los blancos con disparos lejanos de Rüdiger o Valverde, pero iban más desviados que las encuestas de Tezanos. Otra mala noticia para Ancelotti: Vinicius vio una amarilla al filo del descanso que sólo existió en la imaginación de Hernández Hernández.

El Real Madrid se marchó indignado con el colegiado al vestuario, Ancelotti el primero, aunque quizá también debía indignarse un poco con el juego de su equipo. En la reanudación comenzaron a calentar Alaba y Modric mientras sus compañeros se afanaban en encontrar la salida al laberinto de Javier Aguirre.

Todos contra Vinicius

El Mallorca seguía provocando a Vinicius, ora Maffeo, ora Raíllo, ora el que se cruzara en su camino. Los blancos buscaban soluciones en el balón parado, una jugada milagrosa que les devolviera al partido, pero ni por esas. Así fue hasta el 57 cuando un balón largo perfecto de Rüdiger a Vinicius hizo que el brasileño se plantara solo ante Rajkovic. El meta del Mallorca se lo llevó puesto y cometió un penalti obsceno que trató de maquillar haciéndose el dolido. No picó Hernández Hernández y lo señaló. La pena máxima la ejecutó Marco Asensio a la izquierda de Rajkovic, que la sacó con una mano poderosa. Pues nada, ni de penalti marcaba el Real Madrid.

A Ancelotti le sonó la alarma del móvil en el 65 y metió a Modric por un desdibujado Fede Valverde. Al Real Madrid le entraron las prisas de repente. La Liga se le iba por el sumidero sin que el campeón apretara por retener su corona. Rajkovic sacó un mano a mano con Vinicius en el 68. Y Carletto perdió la paciencia e hizo tres cambios de una tacada: Alaba, Kroos y Mariano por Tchouaméni, Asensio y Ceballos. Eso es liarse la manta a la cabeza y lo demás es tontería.

El Mallorca seguía a lo suyo: faltas, faltas y más faltas. En el minuto 72 los de Aguirre llevaban 25 infracciones. Así, desde luego, es imposible jugar al fútbol. Mejor dicho, ni al fútbol ni a nada. El Real Madrid, desquiciado, no veía la manera de darle la vuelta a un partido que había venido de nalgas.

Pasaban los minutos y Javier Aguirre estaba cada vez más cerca de salirse con la suya. El zafarrancho final del Madrid, más impostado que real, apenas inquietó a un Mallorca firme como los muslos de Camavinga. Mariano tuvo la suya en el 86 con un remate acrobático. Habría sido la leche que acabara en gol, pero no: acabó fuera. Fue la última ocasión de los blancos, que no fueron capaces de sortear la emboscada de Aguirre ni en los ocho minutos de añadido. Conclusión: el Madrid cae en Son Moix y deja la Liga a huevo para el Barcelona.

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