Champions: Liverpool - Real Madrid

This is Real Madrid

El Real Madrid enmudeció a Anfield con otra remontada histórica del equipo que ha escrito las más bellas páginas de la historia de la Champions. Los blancos, que perdían 2-0 antes del cuarto de hora, hicieron una manita al Liverpool en una exhibición que vuelve a poner Europa a sus pies. Benzema y un Vinicius estelar firmaron sendos dobletes y Militao marcó un golazo de cabeza. El Madrid regaló otra noche mágica en un escenario de leyenda y honró la memoria de Amancio, que seguro que disfrutó desde el cielo.

Las bajas impedían a Ancelotti poner en Anfield el mismo once que derrotó hace unos meses precisamente al Liverpool en la final de la Champions. Si hubiera tenido sanos y salvos a Mendy, Tchouaméni y Kroos –que se incorporó de urgencia a Liverpool para entrar por sorpresa al banquillo–, habrían jugado los que ganaron La Decimocuarta, menos Casemiro, claro. Hasta con bajas, la alineación de Carletto era más previsible que uno de esos vídeos de propaganda de Pedro Sánchez. Porque Ancelotti, al contrario que el presidente del Gobierno, no engaña a nadie. Es transparente, clarito y conservador como Ayuso.

Para cubrir la ausencia de Mendy Ancelotti desplazó a Alaba al lateral izquierdo porque el austriaco es como un cuadro de Picasso: queda bien en cualquier sitio. El indestructible Camavinga se hizo con el mediocentro y Fede Valverde, que iba a vestirse de Modric, se travistió de Kroos. Arriba Rodrygo se ganaba otra titularidad en partido grande y formaba al lado de los formidables Vinicius y Benzema, intocables ayer, hoy y siempre.

Enfrente un Liverpool con dudas y desahuciado en la Premier. La Champions era el clavo ardiendo al que se aferraban en Anfield. Y a Klopp, ese auriga que les guió a la tierra prometida hace un rato. No hubo sorpresas en la alineación red, con el foco puesto en el joven Bajcetic, vigués de nacimiento, que le ha limpiado el sitio al irregular Tiago. Arriba, Darwin Núñez y Gapko, llegados a Anfield a golpe de talonario, escoltaban a Salah.

El Liverpool salió a apretar, por no decir intimidar, al Madrid en los primeros minutos. Resistían los blancos, por no decir que achicaban agua como los mecánicos del Titanic. La pelota era el mejor salvavidas de los blancos. Los reds sólo querían rock and roll. Y lo encontraron en forma de gol por la vía exprés. Poco más de tres minutos habían transcurrido en Anfield cuando una incursión de Salah por la derecha pilló dormido y desubicado a Militao, que le perdió la marca a Darwin Núñez. El delantero, cuestionado como ninguno, se sacó un taconazo para batir inesperadamente a Courtois.

El Madrid se inmola

El gol fue un sopapo en toda la cara de los de Ancelotti. El Liverpool se vino arriba como Pocholo en una rave. El Madrid necesitaba enfriar el partido como fuera, porque estaba en un tris de meterse en un jaleo de no te menees. Salah, a los 12 minutos, tuvo en sus botas el 0-2 tras una contra en la que Gapko retrató a Camavinga y al egipcio se le fue el remate por poco.

Fue un aviso pero lo peor estaba por venir. El Real Madrid se pegó un tiro en el otro pie en una nueva pérdida de balón de Camavinga que acabó con una cesión envenenada de Carvajal a Courtois. El belga controló bien, pero se hizo un lío con la pelota al intentar controlarla con su rodilla. Le dejó el balón muerto a Salah, que sólo tuvo que empujarla a gol para marcar el 2-0. Al Madrid se le ponía la eliminatoria en chino mandarín.

Pero, claro, al Real Madrid le pone que empiecen a enterrarle antes de tiempo. En la Champions, más. Hubo que esperar al minuto 20 para que se encontraran Benzema y Vinicius en el pico del área grande. El brasileño sentó a un rival ya dentro del área y se sacó un disparo rápido, seco y raso que se coló por el palo largo de Alisson. Los blancos decían «hello» a Anfield con el sello de los campeones.

Respondió el Liverpool con otra maniobra vertiginosa que sacó bajo palos Carvajal tras un barullo. Por si le faltaban malas a Ancelotti de resultas de la jugada se rompió Alaba y tuvo que entrar en su lugar Nacho, el particular Señor Lobo del Madrid.

Reacción de campeón

A la media hora Vinicius estuvo a punto de firmar su particular doblete y el 2-2 con otro disparo cruzado, pero esta vez Alisson metió una mano salvadora para evitar el empate. El acierto del meta del Liverpool se convirtió en pifia un ratito después. La jugada fue así: balón en profundidad de Valverde para Vinicius, Joe Gómez se cruza y se la cedió a Alisson. El meta brasileño, al intentar despejar, estrelló el balón en el cuerpo de Vinicius, que marcó el 2-2 de rebote. Premio a la insistencia y a la fe, que de eso, Vini tiene más que San Juan de la Cruz.

El gol dejó tocado al Liverpool y crecido al Madrid. El duelo, una oda al vértigo, ahora pintaba en blanco. Otra vez Vinicius aceleró una contra para asistir a Rodrygo, que iba a marcar cuando Robertson le rebañó la pelota casi en la línea de gol. Y con esa ocasión clara nos fuimos al descanso de un primer tiempo que fue una bendita locura.

El descanso fue un suspiro y el Real Madrid, un trueno. Y en el 47 los blancos encontraron el gol en una acción a balón parado que botó con maestría Modric y remató Militao como un tren de mercancías. Fue un testarazo violento y certero que ponía al Madrid con 2-3 por delante ante un Anfield estupefacto y enmudecido.

El Madrid nunca muere

En el 52, el Liverpool reclamó penalti por un empujón (leve, sí, pero empujón) de Carvajal a Darwin Núñez pero ni el colegiado ni el VAR estimaron nada, porque esto es la Champions y esas cosillas no se pitan. Un minuto después, otra vez la flor del Madrid, la de Carletto, la de Zidane, la de Miguel Muñoz, la del rey de la Copa de Europa, brotó en Anfield y Joe Gómez desvió un disparo de Benzema que descolocó a Alisson y supuso el cuarto del Real Madrid. Increíble. Bueno, que con el Madrid esa palabra no existe.

Con el viento a favor los blancos comenzaron a torear al Liverpool con la pelota. Klopp metió de golpe a Jota y Firmino por Gapko y Darwin Núñez. Pero el Real Madrid había activado el modo avión. Había olido la sangre roa del Liverpool y pretendía devorarlo. Esta vez fue Modric el que firmó una conducción maravillosa hasta encontrar a Vinicius. El brasileño asistió con un toquecito sutil a Benzema, que sentó a Alisson con un quiebro y logró el quinto.

En pleno éxtasis en Anfield Ancelotti cambió a un tieso Rodrygo, que se retiró echándose la mano al glúteo, por Ceballos. En los últimos minutos el Real Madrid se dedicó a conservar la valiosa renta de tres goles de ventaja. Unos imponentes Nacho y Militao sujetaban los arreones finales de un Liverpool que mostraba orgullo pese a la manita. Carletto quitó a Benzema y Modric para que les ovacionara Anfield y el Madrid aguantó su manita y su renta de tres goles con la que deja encarrilado, más que encarrilado, su pase a los cuartos de la Champions en otra noche histórica.

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