Liga Santander: Betis - Real Madrid

El Madrid entrega la Liga

El Real Madrid se tomó el domingo libre en el Villamarín y entregó la Liga. O casi. Como si sus jugadores fueran funcionarios y quisieran descansar los fines de semana, los de Ancelotti salieron a verlas venir ante el Betis. No les dio. El arreón final del Madrid fue insuficiente para que los blancos, ausentes durante más de una hora de partido, se llevaran los tres puntos de Sevilla. La diferencia con el Barcelona se va ya a los 9 puntos.

Con el muerto de Clásico copero aún de cuerpo presente el Real Madrid rendía visita al Betis con la obligación de ganar o ganar tras la enésima victoria pírrica de un Barcelona abonado a un unocerismo exasperante. Ancelotti cambió de laterales en busca de darle al equipo la amplitud perdida. Lucas entró por Carvajal en la diestra y Camavinga por Nacho en la siniestra. En el centro se mantenían Rüdiger y Militao, dos maromos de mucho cuidado.

Por delante faltaba el sancionado Modric pero ni por esas entró Ceballos, que ha vuelto a pasar de héroe a proscrito. Formaban juntos Tchouaméni, Kroos y Fede Valverde, un centro del campo ecléctico que era una suerte de buffet libre de centrocampistas, cada uno de su padre y de su madre. Por delante, Rodrygo y Vinicius escoltaban a un Benzema que se parece al de la temporada pasada como un huevo a una castaña.

Enfrente el Betis de Pellegrini, un equipo con buen pie y mejor prensa. Quizá más bonito que bueno, pero siempre incómodo para un Real Madrid que es tan imprevisible como la sorpresa de un huevo Kinder. Y hablando del Madrid salió al Villamarín un poco a verlas venir. Apretó el Betis, que expropió el balón a los de Ancelotti. El partido, eso sí, nació tranquilo y sin ritmo.

Hubo que esperar al minuto 8 para ver el primer disparo a puerta que, faltaría más, fue del Betis. Ayoze armó la pierna para soltar un disparo seco pero centrado que repelió como pudo Courtois. Fue un pellizco al que el Real Madrid respondió con un sopapo. De falta directa, sí, pero sopapo el que metió Benzema con un libre directo que rozó en el antebrazo de Rüdiger. El colegiado dio gol, pero desde el VAR le avisaron para que fuera a verlo. Fue, lo vio y lo anuló. El Villamarín lo celebró como si fuera un gol del Betis… al Sevilla.

La mano del VAR

El gol anulado a Benzema fue un oasis en el desierto de juego por el que penaban Betis y Real Madrid. Vinicius trató de agitar el duelo y se llevó una tarascada a las primeras de cambio. Los de Ancelotti empezaban a dominar al paso. Camavinga vio su habitual amarilla por una entrada a destiempo tras haberse despistado en una contra verdiblanca. El partido valía menos que la palabra de Pedro Sánchez.

Baste con decir que el mejor pasador del Real Madrid era Courtois. Dos asistencias dio el belga con la mano que habría firmado el mismísimo Magic Johnson. Sin noticias de Kroos ni Valverde los blancos no eran capaces de dar cinco pases seguidos. Tampoco al Betis le iba mucho mejor. Y así le lucía al partido.

Un disparo lejano de Fede Valverde que se envenenó pasada la media hora de partido fue la segunda aproximación peligrosa del Madrid a la puerta que guardaba Claudio Bravo. Luego en el 35 Camavinga asistió a Vinicius dentro del área, pero el brasileño la echó al cielo de Sevilla. Ancelotti torcía el gesto y mascaba chicles del tamaño de un chuletón. Ni él ni su hijo encontraban atajos para que su equipo viera la luz en los aledaños del área bética. Hasta ahí llegaban con lucidez y luego se les hacía de noche.

El descanso fue un alivio al tostón. La segunda parte nació con un disparo lejano del Betis que repelió con un manotazo Courtois. Respondió Vinicius con una aceleración como la del Aston Martin de Alonso y una asistencia  a Benzema, que finalizó con un tiro de primeras que también despejó Claudio Bravo.

Aunque para parda, la que le hizo en el 52 Courtois a Borja Iglesias. El Betis coció la jugada tras una pérdida estúpida de Lucas Vázquez en la banda derecha. El Panda recibió en el área pequeña y sacó un disparo violento que se topó con el antebrazo del meta del Madrid, que debe de estar hecho de adamantio como las garras de Lobezno.

Aprieta el Betis

Apretaba el Betis. El Madrid seguía tonteando como si no le fuera la Liga en el envite. El duelo se rompió por inercia y por la ausencia de centro del campo. Ancelotti se hartó de Lucas Vázquez y metió al campo a Carvajal. A la hora de partido llegó la ocasión más clara del Madrid tras una galopada de Fede Valverde que asistió a Rodrygo. El brasileño, con todo a favor, la mandó al cielo.

En el 62 Carletto metió a Ceballos y Nacho y retiró a Camavinga y Tchouaméni. El Real Madrid metía una marcha más, pero era de segunda a tercera. El partido, roto y sin dueño, podía caer para cualquier lado como un equilibrista con resaca. Pellegrini metió a Willian José y Luiz Enrique para oxigenar a los agotados Ayoze y Borja Iglesias. Al partido apenas le quedaba un cuarto de hora más el añadido.

En el 74 fue Ceballos, pitado por un amplio sector del Villamarín, el que tuvo en sus botas el 0-1 después de una buena asistencia de Carvajal. Echó fuera un remate franco y se tiró de los pelos. Y después Vinicius se topó con el cuerpo de Bravo. Y luego Nacho de cabeza. Había llegado el momento en el que el Real Madrid decidía tomarse en serio el partido.

Pero se le fue agotando el tiempo. A Vinicius no le daba para hacer la jugada, centrar y rematar, así que los ataques del Real Madrid se ahogaban en la orilla del área bética. El joven Álvaro Rodríguez y el viejo Joaquín entraron al duelo en las postrimerías. No pasó gran cosa, más allá de que la resistencia del Betis se impuso al empuje final del Real Madrid. Conclusión: unas tablas inútiles que alejan a los verdiblancos de la Champions y que dejan la Liga para el Madrid en una misión imposible.

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