Antes de jugar contra Olympiacos

Así fue la conjura de Atenas: charlas, empatía y sentimiento de unión

Los jugadores del Real Madrid y Xabi Alonso hablaron y mucho en las horas previas a jugar contra el Olympiacos

El resultado fue entender que el equipo debe estar por encima de todo

Mbappé deshace la cama

El Real Madrid ganó una ‘final’ en Atenas ante el Olympiacos. «Hoy era ganar y lo hemos conseguido», sentenciaba Xabi Alonso en la rueda de prensa posterior a un partido donde los blancos debieron golear y terminaron pidiendo la hora ante un conjunto heleno que nunca se dio por vencido, que se llegó a adelantar y que terminó acosando a los madridistas. «El partido nos ha dejado más dudas que certezas», reconocen en el seno madridista, aunque al mismo tiempo esperan que todo lo sucedido en Grecia en las últimas 48 horas sirva como punto de inflexión.

El Real Madrid se montó en un avión rumbo a Atenas el martes con la convicción de que debían cambiar muchas cosas. Horas antes, habían empatado en Elche y las sensaciones, una vez más, habían sido pésimas. Por ello, este desplazamiento de Champions no iba a ser uno más, sino uno donde los blancos tenían que dar un paso al frente o, por el contrario, mandar al traste un proyecto recién nacido. ¿El resultado? Una conjura, o algo muy parecido, en la que las conversaciones, los reconocimientos de culpas y las conclusiones fueron varias.

Xabi Alonso viajó a Grecia tras hablar esa misma mañana con Florentino Pérez y José Ángel Sánchez. Ambos le felicitaron por su cumpleaños y le transmitieron el apoyo total tras una serie de malos resultados. De alguna manera, le vinieron a decir que él era el jefe. Ese mismo mensaje se lo hicieron llegar al vestuario, que entendió que, por el momento, la idea del club era clara: mantener la apuesta por el vasco.

Xabi llegó más relajado de lo que demandaba la situación a la sala de prensa. El donostiarra dio una de las mejores conferencias que se le recuerdan desde que es entrenador del Real Madrid. Posiblemente, porque sentía, por primera vez de manera evidente, el respaldo del club. Tanto en la noche previa al encuentro como en la mañana del mismo partido, comenzó lo que se puede definir como la conjura de Atenas.

Las conversaciones en el hotel

Xabi Alonso y sus jugadores mantuvieron varias y distintas conversaciones, grupales e individuales, y, sobre todo, en las que se reconocieron muchas cosas. Ambas partes decidieron asumir sus culpas; el donostiarra les hizo ver a algunos de sus futbolistas que también se había podido equivocar en algunas de sus decisiones, mientras que los jugadores tuvieron claro que debían centrarse en jugar al fútbol y en ser un equipo.

De hecho, lo reconoció el propio Xabi en rueda de prensa: «Han sido unas horas previas y desde que llegamos ayer muy positivas y productivas que nos han ayudado a seguir creciendo y a intentar romper la dinámica. Lo hemos conseguido y nos han enseñado a saber vivir momentos difíciles. Muy positivas las cosas que hemos hablado y la unión e implicación que tienen los jugadores. Me quedo con eso, aparte de los tres puntos, y con cosas que han pasado dentro que son positivas».

¿El resultado? Jugadores como Mbappé y Camavinga, más forzado el segundo que el primero, salieron tras el partido contra el Olympiacos a hablar ante los periodistas, reconociendo que había que proteger al entrenador. Otros, como Vinicius, con el que Xabi ha tenido sus más y sus menos en estos meses, se mostró especialmente cariñoso con el vasco, algo que fue recíproco. Y, en definitiva, todos entendieron que el equipo tenía que estar por encima de todo para sacar adelante una situación tremendamente compleja que, de no haber ganado en Atenas, se podría haber convertido en insostenible.

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