La influencia de los descubrimientos científicos en la historia de la navegación en España

España fue junto a Portugal una de las primeras naciones en embarcarse a mar abierto en busca de nuevos horizontes y territorios. Las expediciones marítimas españolas más importantes fueron las que tuvieron lugar en la llamada “Era de los descubrimientos” (siglos XV y XVI), con el establecimiento de los viajes transoceánicos. Las mismas dieron como resultado una importante experiencia marítima y el desarrollo de ciencias como, la cosmografía y la náutica.

Los descubrimientos científicos que se produjeron desde la Era de los Descubrimientos, influyeron significativamente en la historia de la navegación en España.

Uno de los descubrimientos científicos más importantes en la historia de la navegación en España fue la invención de la brújula magnética en el siglo XII. Este dispositivo permitía a los navegantes determinar con precisión su posición en el océano, lo que facilitaba la navegación en aguas desconocidas y abría nuevas rutas comerciales. La brújula magnética revolucionó la forma en que se realizaban los viajes marítimos y permitió la expansión de los imperios europeos en el Nuevo Mundo.

Los descubrimientos científicos que cambiaron la navegación española

Los instrumentos de navegación

Para que las expediciones vinculadas a la expansión del Imperio español fueran exitosas no bastaba con mejorar el tamaño y funcionamiento de los barcos, también fue necesario aprovechar los conocimientos adquiridos e incorporar nuevos instrumentos de navegación como la brújula, el sextante, la sonda y el astrolabio.

A partir del siglo XV, la brújula y el astrolabio posibilitaron un nuevo modelo de travesía: la de «altura», es decir, navegar más allá de las costas sin otro punto de referencia que las estrellas. La brújula contaba con una aguja imantada que siempre señalaba el norte. El astrolabio, en cambio, era utilizado para calcular la altura de las estrellas, la cual era crucial para poder determinar la latitud geográfica.

Estos instrumentos les permitieron a los marinos mejorar su posición en el mar y estimar con mayor precisión el rumbo a seguir y el tiempo que tomaría su periplo.

Los avances en la construcción naval

A partir de los primeros viajes transoceánicos, los barcos fueron aumentando de tamaño y complejidad, hasta alcanzar a los grandes navíos del siglo XVIII. Sin embargo, no fue sino hasta principios del siglo XIX, cuando se introdujo la propulsión a vapor, dejando atrás la dirección dictada por el viento.

La generalización de la hélice y los cascos en hierro fueron otros de los inventos que marcaron la diferencia en la construcción naval. Este último les dio una mayor solidez a los navíos de la época. A finales del siglo XIX se introdujo la electricidad y en el siglo XX aparecieron diversos sistemas de propulsión (motores diésel, turbinas de gas, reactores nucleares y otros), además de la comunicación por radio, y la electrónica, que dio paso al automatismo.

Al mismo tiempo, los puertos se fueron dotando de estructuras para embarco y desembarco de carga y de personas, y hoy los barcos se atracan regularmente a los muelles.

El desarrollo de la cosmografía, la cartografía y la astronomía náutica

El arte de navegar se había visto favorecido también por la geografía matemática y la astronomía náutica, ciencia que había experimentado un desarrollo significativo en la España del siglo XV. La mejora en la observación de los astros gracias a los adelantos de la óptica y la mejora de la precisión de los instrumentos náuticos permitieron obtener una mayor precisión de la navegación.

Un matemático como Abraham Zacut diseñó el astrolabio simplificado en bronce y fijó las tablas astronómicas más empleadas en la época en el Almanach perpetuum (1502). Esto facilitó medianamente el cálculo de la longitud en tierra, pero no fue sino el siglo XVIII, con la precisión de los cronómetros, que se pudo tener un cálculo más exacto de la misma.

Los tratados de instrucción náutica

Los nuevos manuales de navegación de la época también influyeron en la historia de navegación de España. La producción de cartografía portulana fue el primer gran aporte de España a la ciencia. Más adelante, la teoría de la esfericidad de la tierra se puso comprobar tras el viaje de Magallanes y Elcano al demostrar empíricamente que los océanos ocupaban el espacio entre los continentes.

Las cartas náuticas o portulanos que aparecieron en la época fueron tan exactos, en cuanto a las distancias y el trazo de los contornos costeros, que no fueron superados hasta el siglo XVIII.

Uno de los cartógrafos más importantes por sus contribuciones a la ciencia de la navegación fue Pedro de Medina. Su obra “El Arte de navegar” (1545), un tratado de instrucción náutica de gran trascendencia que se tradujo rápidamente a otros idiomas y se convirtió en un manual de formación para pilotos en España y el resto de Europa.

Desde la invención de la brújula magnética en el siglo XII hasta la era de la navegación espacial en el siglo XXI, la ciencia ha desempeñado un papel crucial en la exploración de nuevos territorios y en la apertura de nuevas rutas comerciales. La historia de la navegación en España es un testimonio del poder transformador de la ciencia y la tecnología en la conquista de los mares y en la expansión de los horizontes de la humanidad.

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