Los trigos duros que mejoran la captura de carbono y la biodiversidad gracias al proyecto Secanos Vivos
Las variedades de trigo duro, Recio de Ronda y Blanco Verdeal, serán cultivadas en la finca demostrativa ecológica La Dehesa-El Campillo en la provincia de Málaga
Dos variedades de trigo duro son las protagonistas del proyecto Secanos Vivos puesto en marcha en el municipio malagueño de Almogía, una iniciativa que busca recuperar la biodiversidad, mejorar en la captura de carbono y aumentar la rentabilidad.
La acción llega de la mano de SEO/BirdLife y la Universidad Pablo de Olavide (UPO), dos entidades que han llegado a un acuerdo para reproducir dos variedades tradicionales de trigo duro, el Recio de Ronda y el Blanco Verdeal, que serán cultivadas en la finca demostrativa ecológica La Dehesa-El Campillo en la provincia de Málaga.
La experiencia piloto tiene también su réplica en otras 29 fincas que se han sumado a este esquema agroambiental que responde al nombre de Secanos Vivos y que está implantado en Andalucía, Extremadura, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Aragón.
Trigo de secano mediterráneo
En estas fincas «se están llevando a cabo actuaciones dirigidas a la recuperación de la biodiversidad y a la mejora en la captura de carbono, y se está realizando el seguimiento de varios indicadores para evaluar los resultados del proyecto y lograr alcanzar sus objetivos», según explican desde SEO/BirdLife.
Destacan que este acuerdo con la finca ecológica La Dehesa-El Campillo para el uso de semillas tradicionales «ha sido posible tras los excelentes resultados realizados en pruebas de campo por el Laboratorio de Historia de los Agroecosistemas (LHA) de la UPO», unas investigaciones impulsadas hace unos años que demostraban «los importantes beneficios del cultivo de variedades tradicionales de trigo para los secanos mediterráneos».
Estas semillas, además de mejorar los suelos degradados a través del aumento de materia orgánica disponible, también contribuyen a conservar la biodiversidad.
Secuestro de carbono
Otra de las ventajas de estos trigos duros monitorizados por el proyecto Secanos Vivos es que logran adaptarse mejor a los fenómenos climáticos extremos en los secanos mediterráneos, además de ser mucho más eficientes en el secuestro de carbono que los trigos convencionales.
Entre los objetivos del proyecto está el uso de buenas prácticas agroambientales, incluyendo el cultivo de semillas tradicionales, el uso de soluciones basadas en la naturaleza avaladas científicamente) por la UPO.
Además, «otra finalidad es que los servicios que proporciona la biodiversidad sean aprovechados para ser transformados en rentabilidad para los agricultores», explican Gloria Guzmán y Guiomar Carranza, responsables de la investigación.
En esta línea, tras el trabajo de campo realizado por LHA, se vio que a partir de estos trigos se pueden obtener alimentos con mayor rentabilidad y competitividad en el mercado agroalimentario.
Más proteína y menos gluten
Todos estos esfuerzos se dirigen ahora a buscar «la colaboración con empresas de la agroindustria artesana y ecológica puntera a nivel andaluz en la fabricación de pan y pasta buscando el apoyo de la investigación en los procesos de transformación y la innovación en la cadena alimentaria».
Los promotores del proyecto Secanos Vivos aseguran que «junto con estos hallazgos en campo, dicha investigación reportó que las variedades tradicionales de trigo, al tener más proteína y menor contenido en gluten que las variedades modernas».
Estas características «pueden contribuir a la mayor calidad de los panes y otros productos derivados, y a la reducción del consumo de gluten en las personas que necesitan este cambio en su dieta».
Variedades locales y secanos
Las variedades de cultivos tradicionales son fruto de una larga selección agronómica, por lo que han desarrollado una buena adaptación a las condiciones ambientales locales, y son muy eficientes en el manejo agrario local.
Una iniciativa muy interesante que va a contracorriente de lo que ocurre en la actualidad, ya que la mayoría de las variedades tradicionales de semillas han sido sustituidas por variedades modernas creadas para adaptarse al manejo de la agricultura convencional, que incluyen el uso de fertilizantes químicos y herbicidas.
Además, otro de los aspectos positivos de un manejo ecológico y más sostenible demuestra que, al implantar estas variedades de trigos duros tradicionales, se podrá fortalecer el vínculo con la cadena agroalimentaria con el territorio, basado en el reconocimiento de la existencia de unas variedades tradicionales propias de cada comarca o región.
Para Ana Carricondo, directora del proyecto Secanos Vivos, se trata de «una estrategia beneficiosa para todos los actores de estos sistemas agroalimentarios locales y sostenibles, y también para la biodiversidad, que se beneficia del menor uso de insumos, como abonos químicos o plaguicidas».
Secanos Vivos
Desde la organización ambiental se explica que el proyecto Secanos Vivos es una transferencia del proyecto LIFE Olivares Vivos (forma parte de su plan PostLIFE 2015-2021) y algunas de estas medidas agroambientales ya han sido aplicadas en el mismo.
Destacan que se están «obteniendo excelentes resultados tanto en la recuperación de la biodiversidad, el ahorro de costes, así como en la valoración positiva del consumidor hacia los AOVE certificados por el proyecto, sumado a una gran acogida por parte de los agricultores por la mejora en la rentabilidad».
El proyecto Secanos Vivos trabaja de la mano de agricultores para la conservación de la biodiversidad y la mitigación del cambio climático, con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU.