Animales ENTREVISTA OKGREEN

Plombir y Miranda, las belugas ucranianas que huyeron de la guerra hablando el idioma de los delfines

Entrevista a Andrea Ortolá, cuidadora de belugas en el Oceanogràfic

Belugas ucranianas
Andrea Ortolá, la cuidadora de las belugas ucranianas del Oceanogràphic de Valencia (Foto: Oceanogràphic)
Antonio Quilis Sanz
  • Antonio Quilis Sanz
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora responsable de OKGREEN en OKDIARIO. Antiguo director de El Mundo Ecológico y colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

La invasión rusa de Ucrania ha dejado en España dos refugiadas de guerra muy singulares, Plombir y Miranda, dos belugas ucranianas que tuvieron que ser evacuadas del acuario Nemo de Járkov al este de la región de Dombás por el peligro que corrían.

Las dos belugas (Delphinapterus leucas), ahora en fase de recuperación y adaptación en las piscinas del Oceanogràfic de Valencia, fueron las protagonistas de un rescate que acaparó en junio de este año la atención mundial por lo complicado del traslado.

Un viaje de 4.000 kilómetros

Compartieron protagonismo con sus rescatadores, miembros de la Asociación de Zoológicos y Acuarios, el Oceanogràfic, el Georgia Aquarium y la organización SeaWorld, el mejor equipo de expertos en mamíferos marinos del mundo, para salvarlas recorriendo 4.000 kilómetros por tierra y aire entre Járkov y Valencia.

Tres meses después de esta complicada operación logística en la que participó Andrea Ortolá, cuidadora de belugas en el Oceanogràfic, nos relata en esta entrevista esta insólita historia de Plombir y Miranda.

Conoceremos cómo están, cómo se recuperan y el sorprendente descubrimiento que tiene que ver en su forma de comunicarse que hace pensar que no hablan su idioma.

Belugas Plombir y Miranda
Las belugas Plombir y Miranda en su nuevo entorno en Valencia (Foto: Oceanogràphic)

OKGREEN: Antes de saber más acerca de esta operación de rescate, ¿cómo están Plombir y Miranda tras estos casi tres meses en el Oceanogràfic de Valencia?

Andrea Ortolá: Pues la verdad que están muy bien. Se están adaptando muy bien a sus nuevas instalaciones y poquito a poco van ganando más confianza con nosotros, más relación, que al final es lo más importante para poder cuidar a estos animales.

P.: Sabemos que fue un rescate complicado, pero ¿qué fue lo que más emocionó a todo el equipo en esta increíble historia?

R.: Al final fue muy emocionante el saber que íbamos a poder darle un hogar a estos dos magníficos animales, ya que se encontraban en unas condiciones muy críticas y peligrosas.

Entonces, para nosotros fue una alegría el poder darles un nuevo lugar, una nueva familia y que muy pronto sean parte del Oceanogràfic. Bueno, ya son parte de la familia del Oceanogràfic.

P.: ¿Tú participaste directamente en el rescate de Plombir y Miranda?

R.: Sí, participé directamente. Fueron dos directivos míos, a por ellos y yo participé directamente en el traslado desde el aeropuerto de Valencia hasta el Oceanogràfic.

Andrea Belugas Oceanographic
Andrea Ortolá trabaja en la adaptación de las belugas (Foto: Oceanogràphic)

P.: ¿Por qué había que sacarlos de allí?

R.: Pues fíjate, estaban en el frente, en el parque que estaba siendo tiroteado y bombardeado en sus alrededores. Entonces era muy importante sacarlos de allí porque no sabes si podía haber un bombardeo o cualquier cosa y que al final ellos murieran porque no tenían dónde ir.

P.: Me imagino que este rescate como tal, el traslado en sí, tuvo que ser complicado porque son animales de agua… ¿Cómo fue el rescate?

R.: Claro, a nivel logística fue un rescate muy complicado. Fue con la ayuda del Georgia Aquarium y de SeaWorld, que nos ayudaron también junto con el Oceanogràfic.

Entonces se pusieron todos manos a la obra para hallar un plan. El rescate fue mediante camión por tierra hasta un parque que tienen en el sur, en Odesa. Ahí vieron que los animales estaban bien y que podían continuar el viaje. Entonces ahí ya fueron a la frontera de Moldavia y subieron a un avión que los trajo a Valencia.

P.: ¿Cómo fueron los primeros días al llegar a Valencia?

R.: La verdad que fue sorprendente, porque con Plombir fue muy bien la integración. Enseguida se integró muy bien, empezó a comer enseguida. A Miranda le costó un poquito. A los pocos días ya se adaptó a nosotros y empezó a comer.

Entonces, seguimos con el proceso de adaptación porque ellos vivían sólo en una piscina. Aquí conviven con otras especies de peces, otras belugas, hay más piscinas. Entonces estamos en ese proceso de adaptación.

P.: ¿En qué condiciones llegaron?

R.: Llegaron delgaditos, y ahora aquí ya han ganado mucho peso. Se les nota, han ganado en salud. Llegaron muy bien porque pudimos hacerles todos los chequeos veterinarios, muestras de sangre, jugos gástricos. Y estaban muy bien de salud. La verdad es que estamos muy contentos.

P.: Una vez llegados a Valencia, ¿cómo es el plan de aclimatación?

R.: Pues poco a poco. Gracias, a que también vinieron un cuidador y una veterinaria del parque de Odesa y nos estaban acompañando, porque al final nosotros no conocíamos a los animales y nos ayudaron a conocerlos, a crear esa relación con ellos, poder llegar a tener ese vínculo.

Es muy importante ese vínculo para realizar las rutinas de veterinaria mensualmente y para eso necesitamos una confianza. También sesiones de aprendizaje, que se vayan adaptando a su nuevo hogar, poniendo un plan de enriquecimiento que al final es una parte muy importante para el bienestar animal. Poquito a poco, así va siendo su día a día.

P.: ¿Por qué se eligió vuestro centro en Valencia?

R.: Pues al final yo creo que se dieron todas las condiciones en cuanto a espacio y posibilidades de gestión y ellos acudieron a nosotros.

P.: Parece que ellos están aprendiendo su idioma, que llegaron a Valencia sabiendo comunicarse con delfines en vez de con los de su misma especie….

R.: Bueno, esto fue todo un descubrimiento por parte de Audra Ames, que es la doctora que está llevando a cabo esta investigación. Ella ya llevaba una investigación previa cuando nació Kylu de vocalizaciones de comunicación entre belugas.

Entonces, cuando llegaron ellos, siguió con esta investigación poniendo los hidrófonos y empezó a escuchar que hablaban diferente. Ahora estamos en proceso de descubrimiento todavía, porque no sabemos ahora si Plombir y Miranda, que hablan otro idioma delfino, y Yulka y Kylu hablan el belugo.

Ahora llevan unos meses, veremos si se adaptan a la manera de comunicarse entre ellos y llegan todos a hablar el mismo idioma, digamos, o siguen cada uno hablando el suyo, pero eso se podrá saber en cuestión de meses o incluso un año.

Belugas Plombir y Miranda Valencia
Las belugas ucranianas Plombir y Miranda fueron rescatadas de Járkov por el peligro que corrían a causa de la guerra iniciada por Rusia (Foto: Oceanogràphic)

P.: ¿Sería porque a lo mejor nacieron en contacto con más delfines que con belugas?

R.: Claro, al final ellos vivían con delfines, entonces se adaptaron a esa comunicación y se sospecha que por ese motivo hablan ese idioma.

P.: Plombir y Miranda tienen ahora quince y catorce años. ¿Qué futuro creéis que les espera? ¿Está en vuestros pensamientos y en las conversaciones qué tenéis que hacer con ellos? Es decir, ¿en el futuro volverían a Ucrania si todo se normalizara?

R.: No sabemos, en principio van a estar aquí, van a formar parte de nuestra familia y los vamos a incluir junto con Yulka y Kylu, que formen parte de todos, de la familia, para que ellos también sean partícipes de todo el proyecto de conservación que hay en el Oceanogràfic.