Lecciones europeas para avanzar en la movilidad eléctrica en España
David Vallespín, coCEO de Eranovum
"Mirar hacia nuestros países vecinos como Francia, Bélgica o Portugal puede ofrecernos lecciones valiosas para acelerar esta transición"
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La movilidad eléctrica se presenta como un elemento fundamental en la transición energética y la descarbonización de nuestras economías. Sin embargo, España se enfrenta a importantes retos para alcanzar los objetivos europeos y globales en esta materia, y aunque hemos avanzado en la implementación de infraestructuras y normativas, aún queda un largo camino por recorrer.
Mirar hacia nuestros países vecinos como Francia, Bélgica o Portugal, que han logrado superar obstáculos similares, puede ofrecernos lecciones valiosas para acelerar esta transición.
Actualmente, España ocupa posiciones rezagadas en los rankings europeos de movilidad eléctrica, con una penetración de vehículos eléctricos (VE) del 5-6% frente a países vecinos como Portugal (19,3%) o Francia (17,0%).
Puntos de recarga en España
Sin embargo, nuestro país tiene un ratio de punto de recarga por vehículo eléctrico (1/5) que supera la media europea, lo que indica que contamos con una infraestructura capaz de soportar un crecimiento significativo en el parque de VE sin grandes inversiones adicionales en el corto plazo.
A pesar de todo, se han dado pasos bien intencionados, aunque con un impacto limitado por las complejidades de un sistema público y un entorno regulatorio poco adaptado al cambio y a la disrupción tecnológica.
La introducción de medidas como el plan MOVES y la simplificación de permisos de obra supusieron un incentivo al sector privado y promovieron el desarrollo de nuevas infraestructuras que finalmente se han visto lastrados por la burocracia y la incertidumbre que producen medidas «ineficaces».
Aprendiendo de Francia
En Francia, el éxito se consiguió con una temprana adopción de normativas y ayudas que facilitaron el despliegue de puntos de recarga de alta potencia en carreteras, fomentando instalaciones ultrarrápidas que vertebraron el país en el segmento interurbano.
Además, las exigencias a la compañía distribuidora son mayores en materia de transparencia, donde los usuarios y empresas tienen acceso detallado a toda la red de distribución a nivel nacional con información exacta de trazados de líneas de media tensión y de potencias disponibles en las mismas.
Esta estrategia ha optimizado el desarrollo y los costes de los operadores de recarga y acelerado la implantación de una red robusta. En España, replicar este modelo podría eliminar barreras técnicas y económicas que actualmente ralentizan el desarrollo.
Incentivos en Bélgica
Por otro lado, Bélgica ha demostrado cómo los incentivos fiscales pueden impulsar la adopción masiva de VE. Allí, las empresas tienen mayor incentivo a otorgar vehículos eléctricos a sus empleados gracias a que disfrutan de deducciones significativas en impuestos, incentivando la transición desde los vehículos térmicos.
Además, la centralización del acceso a puntos de recarga mediante aplicaciones de EMSP (Electric Mobility Service Providers) ha mejorado la experiencia del usuario y facilitado el uso transfronterizo de la infraestructura (aproximadamente el 80% de las transacciones de recarga se realizan a través de estas plataformas).
El ejemplo portugués
Portugal, por su parte, ha logrado simplificar el sistema de ayudas a la compra de VE, integrando las subvenciones directamente en el precio de compra. Esto elimina la burocracia y asegura un acceso más equitativo a las ventajas económicas de la movilidad eléctrica.
Cómo acelerar la transición en España
Para posicionarnos como un referente europeo, es necesario implementar medidas más ambiciosas y eficaces:
- Simplificar y agilizar el acceso a las ayudas públicas, asegurando que estas se reflejen directamente en el precio de compra de los vehículos eléctricos. Los programas de ayudas como el MOVES III requieren una reforma importante. Su implementación actual se apoya en las administraciones locales que están infradimensionados y son poco eficientes, dificultando que las ayudas lleguen directamente al consumidor. La experiencia de Portugal, donde las subvenciones se aplican en el momento de la compra, podría ser una fuente de inspiración para agilizar estos procesos y aumentar su impacto.
- Establecer plazos claros y razonables para la conexión de nuevos puntos de recarga a la red, reduciendo los tiempos de espera y optimizando los recursos.
- Facilitar la obtención de permisos mediante procesos centralizados y estandarizados que permitan a operadores y administraciones trabajar con mayor eficiencia y previsibilidad sobre el trabajo a realizar.
- Potenciar los incentivos fiscales para fomentar la adquisición de VE tanto en flotas empresariales como en particulares.
- Garantizar la visibilidad y accesibilidad a un plan general de inversión en redes de distribución eléctrica para priorizar las áreas con mayor demanda.
España tiene el potencial de liderar el cambio hacia la movilidad eléctrica, un objetivo que no solo beneficiará al medio ambiente, sino que también fortalecerá nuestra economía y el bienestar social.
Para lograrlo, debemos adoptar las mejores prácticas de nuestros vecinos europeos y adaptarlas a nuestra realidad, priorizando la cooperación entre sector público y privado. La movilidad eléctrica es más que una tecnología: es un compromiso con el futuro.
David Vallespín, es coCEO de Eranovum