Atom H2 consigue producir hidrógeno gracias al exceso de energía y almacenarlo en lugares remotos
Entrevista a Mariona Figueras, ingeniera industrail, componente del grupo de desarrolladores de Atom H2
Un grupo de estudiantes de la universidad ELISAVA ha diseñado una tecnología que convierte el exceso de energías renovables en hidrógeno y lo almacena de forma segura en estado sólido utilizando hidruros metálicos, hablamos de la tecnología Atom H2.
El desarrollo permite aportar energía justo cuando se necesita, convierte el exceso de energía en hidrógeno y lo almacena de forma segura en estado sólido utilizando hidruros metálicos, garantizando un suministro fiable. El hidrógeno se libera de los hidruros metálicos y se convierte de nuevo en electricidad mediante una pila de combustible.
Proyecto ganador
Atom H2 es el proyecto ganador de los prestigiosos premios de diseño James Dyson Award, dirigidos a jóvenes estudiantes. A través de la Fundación James Dyson, estos galardones buscan animar, impulsar e inspirar a la siguiente generación de ingenieros de diseño para desarrollar soluciones que resuelvan problemas reales de la sociedad.
Entrevistamos a una de las participantes de este innovador proyecto, que nació en la universidad y que ya está constituida como empresa gracias al emprendimiento de nace gracias al compromiso del equipo de los estudiantes de Ingeniería de Diseño Industrial en la Escuela Universitaria ELISAVA, Anna Martín, Mariona Figueras y Marcel Rovira
OKGREEN: Mariona, ¿cómo te presentarías?
MARIONA FIGUERAS: Soy graduada de ingeniería industrial en Elisava, que es la universidad de diseño y de ingeniería en Barcelona, y justo me acabo de graduar este año, así que a partir de ahora ya estamos al 100% trabajando en el proyecto.
P.: ¿En qué consiste Atom H2?
R.: Atom H2 es una batería de almacenamiento en base a hidrógeno, que básicamente, lo que hace es aprovechar el excedente de la energía renovable, lo convierte a hidrógeno y lo almacena en estado sólido. Esto significa que evitamos altas presiones, altas temperaturas y tenemos un almacenamiento de larga durada, que es básicamente el valor añadido de nuestra tecnología. Y lo podemos utilizar para dar electricidad, calor o como combustible verde. Pero, actualmente nos estamos enfocando hacia la electricidad.
P.: ¿Qué ventajas tiene este sistema que habéis generado con respecto a otros?
R.: Básicamente, lo que hacemos es almacenarlo en estado sólido, como he comentado y por lo que dentro hay un hidruro metálico que lo que hace es capturar el hidrógeno y lo mete dentro de su estructura molecular. Y por eso no tenemos ni altas presiones ni altas temperaturas y somos capaces de almacenar gran cantidad de energía en un volumen muy reducido y que somos un almacenamiento de larga duración.
La gran ventaja es que lo generado y almacenado durante el verano somos capaces de almacenarlo hasta invierno y el usuario puede utilizar esta energía cuando realmente la necesite sin bajar su eficiencia.
P.: ¿Qué son los hidruros metálicos?
R.: Sí, es básicamente una aleación metálica que hemos desarrollado en los laboratorios y lo que hace es reaccionar con el hidrógeno. Es un poco como cuando el hierro se oxida y es porque entra dentro de su estructura molecular del oxígeno, es exactamente lo mismo, pero con hidrógeno.
P.: ¿Cuántos habéis participado en este proyecto?
R.: Actualmente somos cuatro, trabajando al 100%n. Son los tres de Elisava, Ana Martín, CEO de Atom, Marcel Rubira, CCO, y yo, Mariona Figueras. Y luego está Lucas Vicen, que es químico.
P.: ¿Os habéis constituido como empresa?
R.: Exacto. Sí, se constituyó ya hace un año.
P.: ¿Y qué tal va?
R.: Muy bien. Estamos muy contentos ahora ya dedicándonos al 100%. Porque los dos años anteriores, lo estuvimos compaginando con la universidad, pero ahora ya los cuatro estamos a tiempo completo.
Además, también hemos hemos introducido una nueva persona dentro del equipo que se llama Marc, que es de software, y él nos está ayudando con todo el tema de la electricidad.
Además, también, estamos muy contentos porque al acabar la universidad, hicimos el T. F. G. sobre la startup y pudimos acabar teniendo un prototipo funcional 100%. Y ahora estamos trabajando para realizar pruebas piloto en sitios reales.
P.: Cómo es vuestro desarrollo, descríbelo…
R.: Básicamente, hemos creado una unidad simple, un producto que hemos diseñado, que es modular, dirigido al mercado de la energía. Hay una gran diversidad de demanda energética dependiendo del sector, en el que se demandan unas cantidades u otras.
Y nosotros lo planteamos hacerlo modular. Entonces tenemos un módulo base que es el encargado de llevar el agua caliente o fría para activar y absorber o hacer absorber o desarmar el polvo metálico.
Luego tenemos los módulos de almacenamiento que se apilan uno encima de otro dependiendo de la demanda. Y el objetivo es que sea plug and play y que sea lo más fácil posible su instalación y su mantenimiento.
P.: ¿Qué aplicaciones?
R.: Actualmente, estamos viendo que tiene un gran potencial en sitios remotos donde la energía es costosa de llevar. Y ya que nosotros generamos y almacenamos in situ, es decir, generamos hidrógeno en el mismo lugar y lo almacenamos también. Es una energía que se autogenera en sitios remotos donde toda la operativa de ir a llevar, por ejemplo, los grupos electrógenos, ir a llevar allí el diésel y que sea muy complicado, pues Atom podría ser un sustituto de ellos. Entonces, ahora mismo estamos en un programa de aceleración realizando pruebas piloto.
P.: ¿Y dónde se utilizaría?
R.: Por ejemplo, en las torres de telecomunicación que estén en sitios remotos para utilizarla como energía de respaldo. En caso de que las baterías de litio que también tienen actualmente se hayan descargado y actualmente tienen grupos electrógenos que se activan cuando estas baterías están descargadas. En este caso tendrían un Atom H2 sustituyendo a un grupo electrógeno que se activaría cuando las pilas no pudieran dar energía.
P.: ¿Cuánta energía desarrolla un módulo?
R.: 2,5 kilovatios, pero al ser escalable, cada módulo irá aumentando la capacidad.
P.: ¿Y el coste?
R.: Es uno de los de los grandes retos. Confiamos que al igual que las baterías de litio empezaron con un coste muy elevado y han acabado disminuyendo mucho. Con todo el tema de la investigación y economía de escala, confiamos en que todo el mundo del hidrógeno acabará pasando lo mismo.
P.: ¿Cuánto tiempo habéis invertido en él??
R.: Desde el inicio, pues hace dos años y hace un año que empezamos con el desarrollo del prototipo en sí. O sea, estuvimos un año validando el modelo de negocio, planteando la idea, haciéndola mucho más sólida y cuando empezó el momento de hacer el T. F. G., a mediados del año pasado fue cuando empezamos a hacer el prototipo físico, poniéndonos manos a la obra.
P.: ¿Qué ha sido lo más emocionante de todo este proceso?
R.: Lo más emocionante ha sido poder ver el resultado final y ver cómo de una idea podéis llegar a una realidad. Porque siempre decimos que tenemos una filosofía que cree para ver, en vez de ver para creer.
La verdad, que es muy gratificante ver cómo algo al que se ha destinado tanto tiempo, tanto esfuerzo, tantas ganas y dedicación, pues acaba teniendo fruto. Así que yo diría poder ver el prototipo funcionar y a estar ahora mismo, luchando y enfrentando el reto de ponerlo en un contexto real y ver que realmente la solución aporta valor.