La aprobación de un pesticida en Francia desata millones de firmas en contra y abre el debate político
Una ciudadana anónima consigue 1,4 millones de firmas para que se debata en la Asamblea Nacional por primera vez una ley
La aprobación del acetamiprid, un pesticida nicotinoide, ha impulsado un movimiento ciudadano en contra nunca antes visto


Por primera vez en la historia de Francia, la Asamblea Nacional va a tener que debatir una petición de una ciudadana que ha recibido el apoyo de casi un 1,5 millones de compatriotas para derogar una ley que permite la vuelta de un pesticida.
Lo llamativo de este caso es que una reclamación realizada por una simple y llana ciudadana de 23 años en el portal de peticiones de la cámara baja ha ido creciendo hasta conseguir que debe debatirse políticamente.
Un número de apoyos que no para de crecer hora tras hora desde que se lanzó el pasado 10 de julio bajo el nombre de Non à la Loi Duplomb — Pour la santé, la sécurité, l’intelligence collective (No a la Ley Duplomb – Por la salud, la seguridad y la inteligencia colectiva).
Pesticida neonicotinoide
Esta llamativa conquista de participación popular se desató tras la aprobación el pasado del proyecto de ley de agricultura de los senadores Laurent Duplomb (Les Républicains) y Franck Menonville (UDI, centro), que incluye una medida muy criticada que implica la reintroducción condicional de un pesticida neonicotinoide, presentado como respuesta a la cólera agrícola de 2024.
Los neonicotinoides son una clase de insecticidas sintéticos que actúan como neurotoxinas, afectando el sistema nervioso de los insectos. Son ampliamente utilizados en la agricultura y otros entornos, pero también presentan riesgos para insectos beneficiosos como las abejas.
Ley Duplomb
En Francia esta norma, que se conoce como la Ley Duplomb, fue fuertemente contestada por los grupos políticos de la izquierda francesa y los ecologistas, al considerarse por estos colectivos como «retrógrada». Pero su lucha para su no aprobación quedó en nada, al no obtener el suficiente respaldo político en contra.
Su aprobación se produjo un año y medio después de que un fuerte movimiento de protesta de los agricultores paralizara buena parte de Francia, al igual que ocurrió en otros países europeos, y en la recta final de la tramitación del pacto de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercado Común del Sur (Mercosur), y que Francia está obstaculizando.
Reintroducción del acetamiprid
El punto más delicado del texto, entre otras medidas, es la reintroducción del acetamiprid, un insecticida sistémico, cuyo uso está prohibido en Francia desde 2020. Ahora se permite por decreto, en particular, «para hacer frente a una amenaza grave para la producción agrícola» y en caso de alternativa insuficiente.
La peticionaria llamada Eléonore Pattery, hasta ahora una anónima estudiante de 23 años cursando un máster de calidad ambiental, ha conseguido lo que antes ningún movimiento social anhelaba: introducir su petición en la Asamblea Nacional. Lo más llamativo es que esta conquista se ha conseguido sin apoyo mediático, político o asociativo.
Amplio eco social
Todo ello gracias a que su petición, sencilla y humilde, empezó a tener un amplio eco en las redes sociales. Su petición pública, realizada el pasado 10 de julio, ha alcanzado tal proporción que hasta se han atrevido a decir que es un caso de estudio, ya que el mínimo necesario para llegar a los políticos sentados en sus escaños está situado en los 500.000 apoyos.
«Como futura profesional de la salud medioambiental y la responsabilidad colectiva, aprendo cada día a aplicar lo que ustedes -los legisladores- se niegan a respetar», comienza su petición Eléonore.
«La Ley Duplomb es una aberración científica, ética, medioambiental y sanitaria», continúa escribiendo la peticionaria. Continúa explicando que esta norma aprobada «representa un ataque frontal a la salud pública, la biodiversidad, las políticas climáticas coherentes, la seguridad alimentaria y el sentido común».
Derogación inmediata
En el texto se le que «esta ley es un acto peligroso» para los trabajadores, los residentes, los ecosistemas y los servicios ecosistémicos, «y para la humanidad en su conjunto». «Debilita las redes alimentarias y compromete la estabilidad de nuestro medioambiente, del que dependemos por completo. Somos lo que comemos, ¿y qué quieren que comamos? Veneno», advierte la peticionaria.
Con este escrito solicita su «derogación inmediata» y «una revisión democrática de las condiciones en las que fue adoptada» que señala como anticonstitucional.
De este modo, la conferencia de presidentes de la Asamblea Nacional francesa se reunirá a la vuelta de las vacaciones y decidirá si este debate debe mantenerse en una sesión pública. Sería la primera vez que una petición ciudadana será debatida en el hemiciclo en la historia de la V República Francesa.
Insecticida neonicotinoide
La reintroducción de este insecticida neonicotinoide es reclamada sobre todo por los productores de remolacha azucarera, que afirman no tener ningún medio de proteger sus cultivos.
La FNSEA, el mayor sindicato representativo del sector agrícola en Francia, denuncia la «competencia desleal» de los productores europeos y teme las importaciones de azúcar o avellanas producidas con pesticidas prohibidos en Francia. Según fuentes parlamentarias, su reintroducción, tal como está redactada, podría afectar a 500.000 hectáreas de cultivos.
Sin embargo, el regreso de los neonicotinoides, muy tóxicos para las abejas, es denunciado por los ecologistas, los apicultores y otras entidades agrícolas que vieron caer en picado su producción de miel tras la introducción de estas sustancias en los años 90.