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Animales ante la ola de calor: consejos de los expertos para prevenir sus efectos

Te mostramos los factores que incrementan el riesgo y los trucos para una prevención eficaz y una respuesta rápida

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Antonio Quilis
  • Antonio Quilis
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora director de OKGREEN en OKDIARIO. Anteriormente director de El Mundo Ecológico. Colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

Llega una nueva ola de calor, la primera gran subida de temperaturas de la temporada de verano, y con ella el efecto que puede producir en los animales ante este peligro que cada vez es más frecuente.

Cada año, miles de ellos enferman e, incluso, mueren en España debido a las altas temperaturas. Muchas veces, esto ocurre en su propio entorno seguro o en situaciones cotidianas aparentemente sin riesgo, pero que pueden volverse peligrosas por falta de información.

A diferencia de los humanos, la mayoría de los animales tienen mecanismos de regulación térmica más limitados. Perros y gatos apenas sudan; reptiles y aves dependen completamente del entorno para controlar su temperatura; y especies como los caballos, aunque sí sudan, pierden electrolitos vitales al hacerlo.

Los animales más vulnerables

Por este motivo, desde la escuela de formación veterinaria de los Animal Lovers de Nubika, se destaca la importancia de que los cuidadores conozcan las necesidades de los animales, de cada especie, ante la ola de calor que se avecina.  No es lo mismo cuidar a un gato que a un conejo, un periquito o una vaca. Y en todos los casos, ignorar sus límites térmicos puede ser fatal.

Existen perfiles especialmente sensibles a los efectos del calor. Los animales muy jóvenes, los mayores y los que tienen enfermedades cardíacas o respiratorias, como muchas razas braquicéfalas (bulldogs franceses, pugs o gatos persas), tienen un mayor riesgo. Estos animales, debido a su fisionomía, tienen mayor dificultad para respirar y regular su temperatura.

Reptiles y aves son particularmente susceptibles a los golpes de calor, ya que su bienestar térmico depende directamente de su entorno. La Asociación Española de Veterinarios de Animales Exóticos (AAVA) señala que el 80% de los casos en estas especies ocurren en interiores con ventilación deficiente. La ausencia de un gradiente térmico adecuado les impide escapar del calor excesivo, al carecer de refugios con temperaturas más frescas.

perro termómetro Nubika
Perro en el veterinario. (Foto: Nubika).

Animales ante la ola de calor

Y es que ante una de calor, las altas temperaturas también pueden darse en interiores y con más frecuencia de lo que creemos. Un perro encerrado en una habitación sin ventilación, un gato bajo el sol en un balcón sin sombra, un conejo en un corral sin corriente de aire… Todos están en riesgo.

Otros animales en riesgo de sufrir durante las olas de calor en la ganadería intensiva son los cerdos y las gallinas, que están en peligro muy alto porque apenas sudan y suelen mantenerse en espacios cerrados y mal ventilados.

Perro en coche

Errores más frecuentes

Así mismo, animales pequeños como conejos y hámsters corren un riesgo muy alto, ya que muchas veces viven en jaulas calurosas sin suficiente ventilación. Los errores más frecuentes son dejar animales en espacios cerrados sin circulación de aire, sacarlos a pasear a pleno sol o incluso dejarlos dentro del coche «por unos minutos».

De hecho, el 12,41 % de los golpes de calor en perros se produce dentro de vehículos cerrados, según distintos estudios especializados a los que han tenido acceso los expertos de la escuela.

Consejos de los expertos

Lo que sí debemos hacer es asegurarnos de que siempre tengan acceso a agua fresca. También debemos ventilar bien las habitaciones o usar ventiladores o aire acondicionado, pero nunca apuntándoles directamente.

Es importante proveer zonas de sombra, tanto en casa como al aire libre, y cambiar los horarios de paseo para los que tengan que salir, hacerlo temprano por la mañana o al atardecer.

Además, debemos ajustar la alimentación, ofreciendo la comida en horas frescas e incluyendo alimentos con alto contenido en agua, como sandía o verduras frescas.

perro bebiendo agua

Snacks fríos seguros

En animales como caballos, ovejas o vacas, es crucial vigilar la pérdida de electrolitos y reponerlos si es necesario. Para determinar si están perdiéndolos, se pueden observar signos clínicos como deshidratación, debilidad, letargo, y disminución en la ingesta de líquidos o producción de leche. La reposición de electrolitos se puede hacer a través de soluciones electrolíticas comerciales, bloques de sal, o incluyendo fuentes naturales en la dieta.

Una forma divertida y útil de ayudar a refrescarse en general, pero sobre todo para los animales de compañía, es preparar snacks fríos seguros: helados caseros con yogur natural sin azúcar y frutas aptas (como manzana o sandía sin semillas), o cubitos de hielo con caldo bajo en sal. Cada vez hay más marcas que comercializan estos productos, pero deben ser complementarios, nunca sustitutos del agua o la comida habitual.

Lo que no debemos hacer es pasearlos en las horas centrales del día, dejarles sobre asfalto caliente (puede superar los 50 °C y causar quemaduras), encerrarlos en habitaciones sin ventilación o dejarles dentro de un vehículo cerrado, aunque sea poco tiempo. Un truco útil: poner la mano sobre el suelo durante cinco segundos. Si tú no aguantas, sus patitas tampoco.

Cuándo acudir al veterinario

Aunque las analíticas veterinarias no señalan directamente la «vulnerabilidad al calor» en animales, sí revelan signos cruciales como deshidratación, pérdida de minerales o daños renales incipientes. Estos indicadores permiten una intervención temprana, por lo que una visita rutinaria al veterinario, a modo de preparación para el calor extremo, es una medida preventiva recomendable.

Desde Nubika advierten: que «aunque el golpe de calor aparece de forma repentina y puede ser letal en menos de 30 minutos se pueden prever algunos síntomas comunes como jadeo excesivo, salivación espesa, encías muy rojas, debilidad, descoordinación o desmayo, respiración rápida en aves (abren las alas), inmovilidad o desorientación en reptiles».

«Si se detectan alguno de estos signos: trasladar al animal a un lugar fresco, ofrecerle agua sin forzar, enfriarlo poco a poco con paños húmedos (no agua helada) y llamar al veterinario de inmediato, es lo más recomendable», concluye el equipo académico.

Influencia del cambio climático

Se reconoce ya que el cambio climático está empeorando este riesgo y de forma evidente. Según una encuesta realizada por MSD Animal Health, el 78 % de los veterinarios españoles señala que el aumento de la temperatura global perjudica directamente la salud de los animales que cuidan.

Además, propicia la aparición de nuevos parásitos y enfermedades que, junto al estrés térmico, agravan su bienestar. Como recuerda The Kennel Club, muchas muertes por golpe de calor podrían evitarse si los propietarios aprendieran a identificar los riesgos y actuaran de forma responsable. El 57 % de los perros con golpes de calor graves no sobreviven. Pero también es cierto que el conocimiento y la prevención pueden salvar vidas.

En definitiva, nuestros animales confían en nosotros para todo, también para protegerlos ante la ola de calor. Con pequeños gestos —agua, sombra, horarios ajustados y atención a los signos de alerta— podemos evitar sustos innecesarios. Porque cuando suben las temperaturas, ellos no pueden abrir una ventana. Dependen completamente de nosotros.