Giro en las matrículas españolas: el cambio radical que llega ya a España
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Las matrículas españolas son mucho más que una simple combinación de números y letras: representan un sistema de identificación vehicular que evoluciona constantemente al ritmo de las necesidades administrativas, tecnológicas y sociales del país. Desde que en el año 2000 se adoptó el actual formato alfanumérico (cuatro cifras seguidas de tres letras), la Dirección General de Tráfico (DGT) ha mantenido una política muy estricta sobre qué combinaciones se permiten y cuáles se descartan. Esto no sólo responde a cuestiones de estética o legibilidad, sino también a un deseo explícito de evitar ofensas, equívocos o referencias indeseadas.
A partir de abril de 2025, se inicia una nueva etapa con la llegada de la letra «N», lo cual marca un nuevo ciclo dentro del actual sistema de matriculación. Este tipo de cambios suele despertar la curiosidad de muchos conductores y entusiastas del motor, especialmente porque las letras de las matrículas permiten calcular la antigüedad de un vehículo. El paso de la letra «M» a la «N» marca que se han agotado las combinaciones anteriores, tras registrar más de ocho millones de vehículos desde que se introdujo esa letra en 2022.
Llegada de la letra ‘N’ a las matrículas españolas
El actual sistema de matriculación se introdujo el 18 de septiembre del año 2000, reemplazando al formato anterior que incluía las letras de la provincia al inicio de la matrícula. Aquel sistema funcionó durante más de un siglo, pero con el crecimiento exponencial del parque automovilístico español, pronto se volvió insuficiente. Se requería un sistema más flexible, que permitiera generar muchas más combinaciones sin depender de la provincia de origen. Así nació el sistema que todos conocemos hoy: cuatro cifras seguidas de tres letras.
Uno de los principales aspectos que caracterizan este formato es la eliminación de todas las vocales. ¿Por qué? Básicamente, para evitar combinaciones que pudieran formar palabras malsonantes o que tuvieran significados inapropiados, como «PIS». Además, se evitaron algunas consonantes problemáticas como la «Ñ» y la «Q», ya que podrían confundirse fácilmente con otras letras (como la «N» y la «O») o incluso con números (el «0»). También quedaron fuera las letras dobles como «LL» y «CH», por no encajar en el formato de tres letras.
El nuevo cambio previsto para abril de 2025 implica el comienzo del ciclo de la letra «N», que ocupará la tercera posición en las combinaciones alfanuméricas (por ejemplo, «1234 NBB»). Esto se produce tras agotar todas las posibilidades con la letra «M», que ha estado vigente desde 2022. Considerando que cada letra inicial genera millones de combinaciones posibles, se estima que cada ciclo tiene una duración de unos tres años, aunque esto puede variar en función del volumen de matriculaciones.
El proceso de distribución de matrículas también es un asunto interesante. La DGT no asigna las combinaciones desde una única sede central, sino que reparte bloques de matrículas a las distintas Jefaturas Provinciales de Tráfico. Dependiendo del ritmo de matriculación en cada provincia, estas combinaciones pueden agotarse más o menos rápido. Por ejemplo, en grandes ciudades como Madrid o Barcelona, donde se venden cientos de coches al día, es probable que las series se renueven con mayor frecuencia que en provincias con menos población.
Personalización
En España no se permite la personalización de matrículas, como ocurre en países como Estados Unidos o Reino Unido, donde los conductores pueden pagar importantes sumas de dinero para elegir las letras y números que aparecerán en sus placas, creando combinaciones que reflejan su nombre, marca personal o incluso un mensaje divertido. Sin embargo, las matrículas españolas las asigna aleatoriamente la DGT en función del orden de registro.
Cabe destacar que, en términos legales, modificar o personalizar una matrícula en España es considerado una infracción grave. Ejemplos como sustituir la «E» de España por un símbolo distinto (como «CAT», en referencia a Cataluña) pueden suponer multas de hasta 200 euros. Esto se debe a que la matrícula es un documento oficial de identificación del vehículo, y cualquier alteración puede dificultar su reconocimiento por parte de las autoridades o en sistemas automatizados.
Historia
La historia de las matrículas españolas es un reflejo fascinante del desarrollo del país en materia de movilidad y administración. La primera matrícula se registró el 31 de octubre de 1900 en Palma de Mallorca: PM-1, asignada a un automóvil francés de la marca Clément. Desde aquel momento inaugural, más de 80 millones de vehículos han sido registrados, evidenciando el crecimiento exponencial del parque automovilístico y la complejidad del sistema que lo gestiona.
A lo largo del tiempo, el sistema ha experimentado múltiples cambios, tanto por razones prácticas como políticas. Un caso curioso es el uso del código «ME» entre 1929 y 1956 para identificar vehículos en el Marruecos español, muestra del alcance territorial de la administración en su momento. Además de cumplir una función legal y técnica, las matrículas ofrecen una mirada al pasado: sus letras y números encierran historias de épocas, regiones y transformaciones sociales.