Contenido
- 0.1 Ni andar ni nadar: el mejor ejercicio de resistencia para las mujeres de más de 50 años, según Harvard
- 0.2 Adiós a la regla de los 10.000 pasos: los kilómetros exactos que los mayores de 65 años deben caminar a diario
- 0.3 Olvida las pesas y las maratones: éste es el mejor ejercicio para perder peso si tienes más de 45 años
- 1 Este es el deporte que deberían practicar los mayores de 65 para mejorar su capacidad aeróbica
- 2 Otros beneficios de practicar este deporte a los 65 años
Subir las escaleras, caminar rápido o dar un paseo largo por el parque… hay dos formas de hacerlo: con calma o sin aire, como si hubieras intentado seguirle el ritmo a Usain Bolt. Esa diferencia la marca la capacidad aeróbica, la que permite mantener un esfuerzo físico sostenido sin fatigarse y recuperarse con rapidez.
A partir de los 65 años, esa capacidad empieza a disminuir. No es un fallo del cuerpo, sino una consecuencia natural del envejecimiento. Lo que sí se puede hacer es frenar ese descenso con deporte. Y no hace falta correr ni jugar al tenis: hay una alternativa más accesible, menos agresiva y, sobre todo, muy eficaz.
Este es el deporte que deberían practicar los mayores de 65 para mejorar su capacidad aeróbica
El deporte que se recomienda para que los mayores de 65 mejoren su capacidad aeróbica es el ciclismo. Es una de las actividades más completas que existen, tiene poco impacto, se adapta a cualquier edad y ayuda a mantener en forma tanto el cuerpo como el sistema cardiovascular. Y lo mejor es que no se necesita una gran preparación para empezar: basta con tener una bicicleta, algo de tiempo libre y ganas de moverse.
Pedalear de manera regular potencia la resistencia aeróbica porque activa el sistema circulatorio sin forzarlo. El corazón se vuelve más eficiente, los pulmones se acostumbran a trabajar con más oxígeno y los músculos responden mejor. Eso se traduce en más energía para el día a día y menos sensación de fatiga al hacer esfuerzos sostenidos.
Además, mejora el VO2 máx, un parámetro clave para medir cuánta capacidad tiene el cuerpo de usar oxígeno durante la actividad física. También entrena el organismo para funcionar con un ritmo constante (zona 2), lo que favorece la quema de grasa como fuente de energía y alarga la duración del esfuerzo sin agotarse.
Con el ciclismo se consigue que el cuerpo tarde más en acumular ácido láctico, lo que significa poder pedalear, caminar o subir escaleras durante más tiempo sin esa sensación de piernas pesadas.
Otros beneficios de practicar este deporte a los 65 años
El ciclismo no sólo mejora la capacidad aeróbica. También fortalece los músculos, especialmente los de las piernas: cuádriceps, glúteos, gemelos… mientras que trabaja el abdomen, la espalda y, en menor medida, brazos y hombros. Todo se tonifica con el pedaleo.
Además, al ser una actividad cíclica y fluida, protege las articulaciones. Por eso es ideal para personas con problemas de rodillas o caderas. Se puede ajustar la intensidad según el nivel de forma física, y progresar sin riesgo.
Otro punto a favor es que ayuda a controlar el colesterol, la tensión arterial y el peso. Disminuye el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2, la obesidad o los problemas cardíacos.
Por otro lado, hay beneficios mentales, ya que salir en bicicleta reduce el estrés, mejora el ánimo y sirve para desconectar. La combinación de movimiento, aire fresco y paisajes (aunque sea un parque urbano) tiene un efecto terapéutico.
Además, mejora el sueño. El cuerpo se relaja después del ejercicio, y eso favorece ciclos de descanso más profundos y continuos.
Por último, está el factor social. El ciclismo permite compartir rutas, unirse a grupos o simplemente pasar un rato con amigos. No hace falta competir, salir a rodar también es una forma de mantener vínculos y crear nuevas amistades.