Mar Flores y Elías Sacal: amor a todo lujo en Madrid
Mar Flores y Elías Sacal inmersos en una grave crisis
Todos lo detalles de la boda colombiana que reunió a la jet set española
Recibir la visita de un novio que vive a 9.076 kilómetros -si el cálculo no se hace en línea recta la distancia es aún mayor- no es cualquier cosa. Aunque la pareja en cuestión sea un potentado empresario mexicano que viaja con todas las comodidades y con la frecuencia que desea, la ilusión por recibir “en casa” a quien se ama es siempre digna de celebración. Y eso es lo que le ha pasado esta semana a Mar Flores.
Después de recorrer en los últimos meses medio mundo con su novio, Elías Sacal, ha tocado hacer escala en Madrid unos días. Y la modelo reconvertida en blogger y diseñadora ha tirado la casa por la ventana para estar a la altura de su amado millonario.
[Puedes leer: Todos lo detalles de la boda colombiana que reunió a la jet set española]
Hace mucho tiempo que Mar Flores (47) se mueve como pez en el agua en el club de lo selecto. No es ninguna debutante. Desde sus tiempos de pareja veinteañera de Fernando Fernández Tapias, la madrileña sabe muy bien dónde está lo bueno, bonito… y caro. Además, lo sabe por sí sola, sin necesidad de que ningún hombre se lo enseñe. Sus cuentas personales se lo permiten, pero junto a Elías Sacal ha subido el listón. Si las finanzas de Mar Flores están más que aliviadas con sus ingresos como empresaria, diseñadora y bloguera, las de Sacal le llevan muchos ceros de ventaja. Heredero de una saga de ricos constructores mexicanos, su ritmo de vida -a caballo entre DF y Nueva York- está al alcance de pocos.
Es por eso que Mar le ha tendido una alfombra roja a su novio en su visita a la capital. Eso sí, él en un hotel –cinco estrellas, por supuesto- y ella en su casa, donde vive con sus cuatro hijos los quince días al mes que le corresponden. Los otros quince, ocupa el domicilio familiar Javier Merino y ella hace las maletas para seguir los pasos de Sacal allí donde esté. Pero esta quincena es de mamá y es por eso que el mexicano ejerce de visitante formal en Madrid. Su chica no le ha defraudado con el recibimiento y, en su primera jornada, le ha llevado a conocer uno de los restaurantes más exquisitos de la ciudad.
Comida en el exclusivo Club Allard, en Zalacaín y visita al Palacio Real
El Club Allard es un rincón conocido por pocos en Madrid. Antiguo club privado, desde el 2003 es un restaurante abierto al público pero el hecho de no tener acceso a la calle lo convierte en un escenario donde la intimidad y la discreción priman. Mar Flores lo frecuenta desde hace años. Escenario de reuniones privadas, de encuentros entre políticos, empresarios y todo aquel que no quiere ser visto, es uno de los restaurantes más selectos de la capital. Sin duda, una apuesta segura para deslumbrar a Elías, gran aficionado a nuestra gastronomía.
Las dos estrellas Michelín del local, regentado por la chef dominica a María Marte, son garantía de éxito en cualquiera de sus dos menús degustación organizados por etapas. El más ligero cuesta 115 euros, y el completo, 145.
En uno de sus salones, Mar y Elías pudieron compartir menú durante varias horas sin ser vistos, pese a que su relación no es ningún secreto desde que el pasado mes de octubre la revista ‘¡Hola!’ destapase su amor durante un romántico paseo por las calles de París. Pero aquí no finalizó la ruta de turismo gastronómico de lujo de los enamorados. Al día siguiente, Mar organizó una nueva reserva para dos en otro de los referentes de la alta cocina de nuestro país. Zalacaín, uno de los locales predilectos del emérito rey Juan Carlos, fue el restaurante elegido para compartir otra romántica velada de dos en torno a un delicioso plato de comida.
Antes de finalizar su estancia en Madrid, Elías Sacal pidió a su “Cicerone” visitar el Palacio Real y ella lo organizó de nuevo con suma eficacia. El mexicano está muy vinculado el mundo del arte como presidente de la Federación de Asociaciones de Amigos de los Museos de México y no quería dejar pasar esta visita sin conocerlo. Una mezcla perfecta de placer, lujo, complicidad y turismo que deja pocas dudas de que la pareja goza de muy buena salud, ¡y además la disfruta!