Isabel Preysler y Julio Iglesias: 49 años de una boda que paralizó España
El matrimonio tuvo tres hijos y su historia de amor terminó en el año 1978.
Él era un cantante de éxito y ella un diamante en bruto recién llegada de Manila (Filipinas) a Madrid. Hace 49 años, casi medio siglo, una desconocida Isabel Preysler y el que se convertiría después en el artista español más internacional de la historia, Julio Iglesias, se daban el sí quiero en Illescas (Toledo). El esfuerzo de los protagonistas por vivir este día en la más estricta intimidad fue en vano: su boda paralizó la España de los años 70.
Rompieron con la tradición no escrita de la jet set española: casarse en primavera. Eligieron el frío mes de enero para pasar por el altar y el gris del día se encendió con los flashes de decenas de fotógrafos que quisieron inmortalizar el momento.
Se conocieron un año antes de darse el sí quiero. Fue en 1970 en una fiesta que organizó Tomas Terry y, en cuestión de horas, surgió el amor, los dos sintieron el mismo flechazo. «Se vieron sólo una vez y mi padre se enamoró de ella sólo de verla. Así que le pidió a un amigo que les presentara», contaba la primogénita del matrimonio, Chábeli Iglesias, en un programa de televisión.
Precisamente, Chábeli Iglesias, fue quien ‘les llevó al altar’. Julio e Isabel se enamoraron perdidamente y, fruto de su amor, llegó el primer embarazo -con tan sólo 19 años- de la celebrity, precipitando el enlace nupcial. El noticiero semanal NO-DO recogió el 1 de febrero de 1971 la nueva que paralizó el país: «Julio Iglesias se ha casado. La boda tuvo lugar en un conocido complejo turístico de Illescas».
Todos los que conocen los orígenes de su relación aseguran que la simpatía y la labia de Julio conquistaron a una Isabel que destacaba por su elegancia natural y su belleza exótica. Una belleza que deslumbró a los centenares de personas que asistieron a su boda: Isabel Preysler comenzó a dar lecciones de estilo desde el día en que caminó hacia el altar (hasta la fecha): con un espectacular vestido blanco de manga larga y cuello alto, volantes en los puños, una especie de fajín en tono dorado, pelo recogido y dos pendientes de perlas.
Julio Iglesias llegó a la iglesia de la mano de su madre -y madrina de la boda-, María del Rosario de la Cueva, con un precioso chaqué, pantalón gris con raya diplomática y corbata a juego. En el altar, espero a su Isabel, para darse el sí quiero. Y, decenas de fotógrafos postrados alrededor del cura captaron el momento.
«Se convierte en este momento en historia, y por lo tanto, la vida no sigue igual». Con estas palabras, el sacerdote puso la guinda al pastel de bodas con su discurso final, haciendo alusión a una de las canciones del artista que más sonaba en el momento ‘La vida sigue igual’.
Del banquete poco se sabe y se conoce. Por entonces, la discreción primaba y sólo salieron a la luz los detalles más bonitos del enlace. Su fiesta culminó poniendo rumbo hacia Gran Canaria, el destino elegido por la pareja para disfrutar de su luna de miel.
Meses más tarde, concretamente el 3 de septiembre de 1971, nació su primera hija, Chábeli. Después de ella, la familia se amplió con la llegada de Julio José, en 1973, y el más pequeño, Enrique, en 1975.
Julio viajaba constantemente por trabajo. Sus conciertos por el mundo venían de la mano de prolongadas ausencias en el hogar familiar y por ello, tres años más tarde, el matrimonio se dinamitó. En 1978, se separaron de forma legal poniendo fin a su historia de amor.
Sin embargo, su amistad y complicidad sigue viva. Así lo ha manifestado Preysler en diferentes ocasiones. «Yo le tengo mucho cariño. Hombre, es el padre de mis hijos», dijo en una entrevista en televisión.