Cristina Pedroche y David Muñoz, en el ‘ojo del huracán’: los críticos españoles también cargan contra ellos

«Caro, provinciano, desfasado o muy ruidoso». Las críticas gastronómicas de los más puristas londinenses se han cebado con StreetXO, el único restaurante del popular cocinero David Muñoz y de su mujer, Cristina Pedroche, fuera de nuestras fronteras. Apelativos utilizados, más concretamente, por Fay Maschler, crítica gastronómica del diario británico ‘Evening Standard’, quien además afirma contundente que «la decoración es excéntrica, el bullicio no deja lugar a la conversación» y que «las camisas de fuerza (que usan sus camareros) son ofensivas e incluso cuestionables legalmente». Por eso, LOOK se ha puesto en contacto con diferentes expertos culinarios de España para saber si esta es una opinión generalizada o solo se trata de una apreciación aislada.

«Su puesta en escena es muy radical y provocativa»

Carlos Maribona, crítico gastronómico de ABC, comienza explicando a este digital que la primera gran diferencia del modelo de negocio del novio de Cristina Pedroche en Gran Bretaña con respecto al español es que «es bastante más lujoso», lo que daría respuesta a sus elevados precios. «A mí, particularmente, me parece que tiene un exceso de puesta en escena que me sobra. Que el show esté por encima de la gastronomía, oculta su gran calidad», cuenta el experto.

«No es solo un problema de mercado. El problema de David es que rompe moldes y su puesta en escena puede ser excesiva para algunos críticos. El vestuario, el ruido… tiene elementos que a los más tradicionales les rechina mucho», concluye este crítico gastronómico consultado por LOOK.

Una opinión que si bien choca con la de Raquel Castillo, crítica gastronómica de Metrópoli, no difiere tanto en ciertas cuestiones que sí parecen compartir. «Su puesta en escena es muy radical y provocativa», comienza relatando la experta. «Se supone que Londres es absolutamente cosmopolita. Si hay una ciudad que pueda entender su modelo de negocio es Londres o Berlín. Pero es cierto que la música en el StreetXO está muy alta, demasiado para mi gusto», añade.

Por su parte, Javier Munarriz, crítico gastronómico colaborador en RNE y en varios medios digitales, cuenta a LOOK: «No es mi chef favorito y la suya es una cocina muy de contrastes que te tiene que gustar. Todo lo que han dicho las críticas es verdad, pero porque es una forma de entender la gastronomía que te tiene que gustar». «En StreetXO es cierto que la música está muy alta como es cierto que quieren darle un rollo canalla…», concluye.

Por tanto, y expuestas estas primeras ideas, ¿debería plantearse el chef su modelo de negocio? «Ni lo va a hacer ni debe hacerlo», expresa Munarriz. «No cambiaría esa línea para irme a un lado clásico porque dejaría de ser David Muñoz», razona el experto.

«Su restaurante en Londres puede parecer transgresor pero resultar una mala copia de otros muchos»

Si los críticos gastronómicos están de acuerdo en algo es en que el chef David Muñoz cuenta con un buen producto para su cocina, las mejores influencias orientales y el deseo de seguir creciendo en una de las ciudades más proclives para ello. Por tanto, ¿qué ha salido mal para que reciba tan duras criticas en el Reino Unido?

«Conociendo la figura de David, es verdad que su imagen se ha expuesto mucho a la opinión pública en estos últimos años porque así lo ha querido él y puede estar pagándolo con los más críticos», reflexiona Raquel Castillo. Por su parte, Carlos Maribona añade: «Le diría que el show tiene que estar al servicio de la gastronomía y no al revés». A lo que Munarriz concluye: «Lo que aquí puede parecer transgresor, en Londres no lo es tanto y en su lugar, resulta una mala copia de otros muchos».

Puestos en contacto con el restaurante del afamado chef en Madrid, no han querido dar ningún tipo de declaración al respecto, mientras que, en las redes sociales, tanto él como su novia Cristina Pedroche, hacen oídos sordos de estas críticas y se limitan a alabar el buen hacer del cocinero y su inversión española fuera de la madre patria.