Ágatha Ruiz de la Prada y su inolvidable viaje a Marrakech
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“El mejor cumpleaños en el que he estado en mi vida. Gracias, Alejandro Roemmers”. Con estas palabras escritas en su cuenta de Instagram, y acompañadas de una fotografía en la que la diseñadora posa radiante de felicidad junto al aludido, Ágatha Ruiz de la Prada definía su último viaje. El destino ha sido Marrakech. La fecha, el pasado fin de semana. Y el motivo, un cumpleaños muy especial. O, tal vez, mucho más que un cumpleaños. De ahí las palabras de la diseñadora.
Ágatha era una de las invitadas escogidas para festejar los 60 años del escritor y productor argentino Alejandro Roemmers. Un hombre de éxito y de gran fortuna –entre las diez mayores de Argentina- cuya familia lidera una de las principales farmacéuticas del país y de toda Sudamérica. Sin embargo, no son los medicamentos su gran pasión sino las letras. Reconocido poeta y escritor -su obra “El regreso del Joven Príncipe”, inspirada en el mensaje de “El Principito” de Saint-Exupèry ha sido traducida a treinta idiomas- es Embajador de las Letras Argentinas, presidente honorario de la Fundación Argentina para la Poesía, Miembro de Número del Real Instituto de Cultura de México y Miembro de Honor del Instituto Literario y Cultural Hispánico. Además, ha sido nombrado Embajador de las Letras Argentinas por la Sociedad Argentina de Escritores (SADE). Pasó parte de su juventud en España, donde compartió estudios con amigos como Ágatha Ruiz de la Prada, de ahí que quisiera que la diseñadora le acompañara en la celebración de sus sesenta años.
Marrakech fue el destino elegido por Roemmers para reunir, procedentes de todo el mundo, a todas aquellas personas que han formado parte de su vida. Ágatha Ruiz de la Prada no dudó en hacer sus maletas y reunirse con caras conocidas de todo el globo. Desde miembros de las grandes fortunas argentinas como Alejandro Bulgheroni o Ana Rusconi, a la princesa Patricia Dàrenberg, la soprano Hayde Dabusti, el diseñador Gino Bogani, la interiorista Gloria César, Cecilia Sartorius (hermana de Isabel), la familia del escultor Julio Le Parc y así hasta conformar una larga lista.
Para todos ellos, Roemmers había organizado un fin de semana inolvidable que estaba presidido por la solidaridad -ningún artista invitado quiso cobrar y el homenajeado no aceptaba regalos personales; solo donativos para las diversas causas solidarias con las que colabora-, la amistad, la convivencia y el amor a las artes en todas sus manifestaciones. Tras un cóctel de bienvenida en el hotel Royal Mansour, los asistentes pudieron participar en un tour por la ciudad marroquí –con parada recomendada en el Museo Yves Saint Laurent- o disfrutar de una mañana en el Desierto de Agafay, con el Atlas completamente nevado como telón de fondo, mientras contemplaban un espectáculo tradicional bereber. El restaurante Bo Zim fue el elegido para la primera cena, mientras que el Hotel Palais Namaskar fue el escenario de una fiesta ‘black and white’ la segunda noche, en la que la música traída desde España –del Lío de Ibiza concretamente- sucedió a los tradicionales bailes marroquíes.
El domingo, día del cumpleaños de Alejandro Roemmers, la jornada comenzó con una misa de ofrecida a la Virgen de Lourdes en los jardines del Hotel La Mamounia. La fiesta nocturna, inspirada en el ‘far west’ en claro homenaje al cine, tuvo como colofón una actuación de Ricky Martin –quien también contribuyó en la causa benéfica- y un fin de fiesta de la mano del cantante Marko Silva. Se ponía así el broche a 72 horas de celebrar la vida. Como bien dijo el homenajeado en su discurso de agradecimiento. “Disfrutar de un amigo es una gran suerte”. Y así lo hicieron todos los presentes.