Trío de estilo: Isabel Preysler, Tamara Falcó y Ana Boyer deslumbran con sus looks en tonos joya
La alfombra negra del Teatro Real de Madrid se transformó este 4 de junio en una auténtica pasarela de sofisticación
Tras varios meses alejada de los focos, Isabel Preysler ha reaparecido públicamente
Isabel Preysler, Tamara Falcó y Ana Boyer han acudido a los 'ELLE Style Awards 2025'
La alfombra negra del Teatro Real de Madrid se transformó este 4 de junio en una auténtica pasarela de sofisticación gracias a la reaparición pública de Isabel Preysler. Tras varios meses alejada de los focos y justo el mismo día en que protagoniza la portada de una conocida revista de la crónica social, la llamada reina de corazones ha vuelto a ocupar un lugar central en el escenario mediático acompañada por sus hijas, Tamara Falcó y Ana Boyer. La cita no ha podido ser más oportuna ni el contexto más elocuente: los ELLE Style Awards 2025, una de las galas más señaladas del calendario de moda en España.
Isabel, siempre atenta a los códigos del buen vestir sin renunciar a su sello clásico, ha elegido un diseño de inspiración romántica en azul bebé, con cuerpo ajustado de escote barco y falda de pliegues en cascada. El conjunto, rematado por una cartera joya y joyas discretas, conjuga la elegancia atemporal con un toque contemporáneo. Un estilismo impecable que parece emitir un mensaje claro: la discreción también puede ser noticia.
Junto a ella, Tamara Falcó ha aportado una nota vibrante con un vestido rojo escarlata de escote bardot, cuerpo estructurado y falda amplia con fajín en tono salmón. Un look llamativo, femenino y con un punto teatral, que encajaba perfectamente con el tono festivo del evento. Ana Boyer, por su parte, ha optado por un vestido de cuello halter en tono plata, bordado con motivos geométricos y vegetales, que destacaba por su sofisticación y silueta estilizada. Tres estilos distintos que, sin embargo, funcionaron en perfecta armonía sobre la alfombra, como una imagen cohesionada de elegancia familiar.
Pero más allá de la moda, la expectación se ha centrado en el regreso de Isabel. Su aparición pública se produce tras un periodo prolongado sin presencia en actos sociales, lo que alimentó rumores y especulaciones. Consultada por las cámaras de Gtres sobre su ausencia, Preysler se ha limitado a responder con cortesía: «Está todo bien, no he estado desaparecida». Unas palabras escuetas, sin estridencias, que confirman su habitual habilidad para gestionar su imagen sin dejar cabos sueltos.
Sobre la reciente muerte de Mario Vargas Llosa, con quien mantuvo una mediática relación de seis años, Isabel ha preferido guardar silencio. Ninguna declaración, ningún gesto público más allá de su mera presencia, cuidadosamente controlada. Una decisión que, lejos de parecer evasiva, refuerza la narrativa que ha cultivado con precisión a lo largo de décadas: la de una figura que se reserva el derecho a decidir cuándo, cómo y sobre qué habla. Isabel nunca ha sido reactiva; ha construido su imagen pública desde la elección deliberada del momento. Y este, a todas luces, no lo ha considerado el adecuado.