La historia de la simbólica tiara por la que la infanta Elena prescindió del joyero de los Borbones
La duquesa de Lugo cumple 61 años y mantiene un perfil discreto
Hace mucho tiempo que ya no la vemos llevar tiara, porque su agenda no tiene actos que la requieran
Aunque, a día de hoy, ya no es miembro de la Familia Real -sino de la familia del Rey- y solamente participa en actos oficiales de manera muy puntual, cuando la infanta Elena se casó con Jaime de Marichalar era uno de los miembros más importantes de la institución. La duquesa de Lugo tenía a su disposición la mayor parte del joyero de la Casa Real -el lote ‘de pasar’ es solamente para reinas, pero se han hecho algunas excepciones puntuales-. Sin embargo, el día de su enlace no llevó ninguna de las tiaras de la colección de los Borbones, sino otra pieza con gran significado.
La hermana de Felipe VI estaba más que acostumbrada a llevar este tipo de joyas cuando se casó con Jaime de Marichalar en Sevilla. La habíamos visto con varias de las que pertenecen a su familia, como la prusiana o la floral, pero escogió una diadema que era propiedad de los Marichalar y que lució más veces a lo largo de los años. Una pieza que llegado el momento podría llevar su hija Victoria si contrajera matrimonio o se diera la circunstancia de que tuviera que participar en alguna cita que así lo requiriera.
La tiara nupcial de la infanta Elena
Vestida con un favorecedor diseño del modista sevillano Petro Valverde, doña Elena llegó a la catedral de Sevilla del brazo de su padre, el Rey Juan Carlos. La boda tuvo lugar una soleada mañana de marzo de 1995 y la hermana de Felipe VI estaba radiante, coronada con la diadema de los Marichalar y unos pendientes de diamantes y perlas que años más tarde luciría también la Reina Letizia.
A pesar de que tenía a su disposición las tiaras de la Familia Real, la infanta quiso llevar en su boda la diadema que le había regalado -o prestado- la familia de su prometido. Una pieza muy especial, de hecho, el anillo de pedida de la duquesa de Lugo había sido elaborado a partir del diamante central en forma de lágrima de la tiara familiar de los condes de Ripalda. La diadema se convirtió en una de las alhajas imprescindibles del joyero de la hermana de Felipe VI y la llevó incluso después de que el matrimonio decidiera anunciar el cese temporal de su convivencia.
Los detalles de la diadema
La tiara de los Marichalar es, sin duda, una de las piezas más especiales e importantes de la familia del ex duque de Lugo. La diadema fue creada por la firma de joyería Ansorena, muy vinculada a la Familia Real. Esta misma casa fue la responsable de algunas de las joyas más importantes que atesoran los Borbones como la tiara que Felipe VI regaló a doña Letizia por su quinto aniversario de boda, la tiara de las lises o el collar de chatones de Victoria Eugenia.
Está compuesta por diamantes engastados en una base de platino. Tiene un diseño clásico e inspiración helénica, con una corona de laurel y varias grecas. Cuando la joya pasó a manos de doña Elena se le añadió una base nueva de platino con elementos circulares que le daban una mayor envergadura, aunque la duquesa de Lugo solía prescindir de ella. La pieza es muy versátil ya que se pueden quitar y poner elementos y ofrece muchas posibilidades.
La hermana del Rey Felipe VI la lució por primera vez el día de su boda, desafiando todos los pronósticos, porque se esperaba que rindiera homenaje a su madre llevando la tiara prusiana. Solamente doña Letizia ha llevado esta diadema en su enlace, ya que la infanta Cristina también eligió otra joya.
La duquesa de Lugo quiso hacer un guiño a su suegra, la condesa viuda de Ripalda, que también llevó la pieza en su boda con Amalio de Marichalar en 1957. La hermana de Jaime de Marichalar, Ana, lució la diadema cuando se casó con y Luis Coronel de Palma en 1989 y, más recientemente, la tiara ha vuelto a brillar tras un tiempo guardada en 2018 y en 2020.
Una de sus piezas preferidas
A lo largo de los años la infanta Elena convirtió la tiara Marichalar en su diadema de referencia. La vimos con ella en numerosos eventos y celebraciones, tanto en España como fuera. Por ejemplo, en una cena de gala en el Palacio Real en 1999 en honor de los reyes de Jordania, en la boda de Federico de Dinamarca y en la de Victoria de Suecia o el 50 cumpleaños de Carlos Gustavo de Suecia. En alguna de estas citas ya se había confirmado su separación de Marichalar, pero conservaba la tiara.
La última vez que se la pudo ver con ella fue, precisamente, en el enlace de Victoria de Suecia en 2010. La Casa de S.M. el Rey había anunciado el cese de la convivencia de los entonces duques de Lugo en 2007 y el divorcio se confirmó en 2009. Un año después, la tiara continuaba en manos de la infanta Elena. No obstante, a día de hoy, no se tiene constancia oficial de si la hermana del Rey la conserva o si ha vuelto al joyero de los Marichalar.
¿Préstamo o regalo?
Lo que sí se sabe es que, con posterioridad al divorcio, casi todas las novias Marichalar han vuelto a llevar la tiara en sus enlaces, con lo que se ha continuado con la tradición familiar. Tampoco hemos tenido más ocasiones de ver a la duquesa de Luego en citas en las que se requiera este complemento, de hecho, en las bodas de sus dos primos griegos la vimos con joyas importantes, pero no con diadema.
En 2018 Ana Coronel de Palma y Marichalar rescató la diadema y le dio una nueva vida. La hija de Ana de Marichalar usó las hojas de laurel como horquillas y transformó la zona de las grecas en un collar. Dos años después, en 2020, recuperó su papel de tiara nupcial en las bodas de Inés y Blanca de Marichalar. Hace algunos meses, Mónica Coronel de Palma prefirió prescindir de grandes piezas en su enlace.
Todo apunta a que la diadema ha regresado al joyero de los Marichalar o que, al menos, está disponible para las grandes citas de la familia, lo que significa que, llegado el momento, podremos ver a Victoria Federica coronada con ella. Una preciosa estampa que estamos deseando que llegue.