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Descubre los beneficios de la granada para la piel de la cara

Tiene un gran poder antioxidante

Aunque la granada no es una de las frutas más conocidas, poco a poco va teniendo cada vez más peso en el plan de alimentación de muchas de nosotras. Se compone en más del 85% de agua y su aporte calórico es mínimo, de apenas 35 kilocalorías por cada 100 gramos. Si a esto le sumamos su gran poder antioxidante y su alto contenido en vitaminas y minerales, tenemos una fruta de la que podemos disfrutar a diario. Además de los múltiples beneficios que tiene para la salud, la granada también es estupenda para cuidar la piel.

Granada, la mejor fruta para lucir una piel con brillo y llena de vida

Si por algo es bien conocida la granada es por su efecto antioxidante, de manera que es fantástica para combatir el envejecimiento celular. La piel del rostro está continuamente expuesta a numerosos agentes externos, como los rayos solares o la contaminación, que la dañan y aceleran el proceso de envejecimiento. Gracias a esta fruta lo que conseguimos es crear una especie de escudo para protegerla y, de esta manera, retrasar la aparición de las arrugas y las líneas de expresión.

Las pieles grasas y con tendencia acneica pueden verse muy beneficiadas porque la granada previene el acné al estimular la circulación sanguínea. Es perfecta para todo tipo de pieles ya que hidrata en profundidad gracias a su alto contenido en agua.

Y aquí no acaba todo. Porque todavía hay más. La granada es oxigenante, y ayuda a oxigenar las células de la piel, dándole a la piel un aspecto jugoso.

Mascarilla de granada para el rostro

Si quieres disfrutar de los beneficios de la granada para la piel, puedes preparar esta mascarilla natural en casa. Los ingredientes son: 100 gramos de arcilla blanca, dos cucharadas de aceite de oliva virgen y el zumo de una granada. Tienes que mezclarlos todos hasta obtener una pasta cremosa y homogénea.

Se aplica sobre el rostro limpio y seco, evitando el contorno de ojos. Esta es la zona más sensible porque la piel es extremadamente fina y carece de glándulas sebáceas, así que requiere de cuidados específicos.

Deja que actúe entre 15 y 20 minutos y, una vez transcurrido el tiempo, aclara con abundante agua templada. Por último, aplica la crema hidratante que sueles utilizar normalmente, ¡y listo!

Lo ideal es que te pongas la mascarilla por la noche para así evitar el contacto con la luz del sol justo después de retirarla.

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