La verdad detrás de la compleja relación entre Carlos III y el príncipe Enrique
El príncipe Enrique voló a Reino Unido en cuanto se conoció la noticia de la enfermedad de su padre
El duque de Sussex no ha dudado en estar al lado del rey Carlos en estos momentos
La relación de Enrique con su padre es complicada, pero no está rota
El diagnóstico de cáncer del rey Carlos III ha puesto en el punto de mira de nuevo al príncipe Enrique. El mismo día en el que el Palacio de Buckingham anunció la noticia a través de un comunicado, su hijo menor, el príncipe Enrique, tomó un vuelo desde California para ver a su padre, con el que no se encontraba desde su coronación el pasado mes de mayo.
El duque de Sussex viajó a Reino Unido solo, sin la compañía de su esposa o de sus dos hijos y nada más aterrizar en el aeropuerto de Heathrow, se trasladó hasta Clarence House. Enrique fue escoltado por la policía, a pesar de que ya no es miembro de ‘La Firma’.
El hijo menor del monarca pasó apenas media hora con él, dado que Carlos III tenía previsto viajar a Sandringham, para descansar allí y continuar con su recuperación. Según fuentes cercanas a la Familia Real, el soberano tuvo que retrasar sus planes para poder ver a su hijo, aunque por ahora no se tiene constancia de cómo fue su encuentro, ni de cuánto tiempo tiene pensado permanecer el duque de Sussex en Reino Unido. Eso sí, se sabe que se ha quedado en un hotel.
Una relación de extremos
A diferencia de lo que ocurre con su hermano, el príncipe de Gales, con el rey Carlos la relación no está tan tensionada. Es más, el propio Enrique nunca ha hablado de manera específicamente negativa de su progenitor, sino que sus críticas han ido más hacia su hermano y hacia la reina Camila. No obstante, los ataques a la consorte han supuesto un varapalo para el soberano, que nunca ha cerrado la puerta a una reconciliación con su hijo menor. De hecho, algunas fuentes apuntan a que Carlos está dolido con Enrique y echa de menos no poder ver a sus nietos, ya que disfruta mucho de su faceta como abuelo.
La posición del jefe del Estado no es sencilla. Con su hijo menor le pasa algo similar a lo que le ocurre con su hermano, el duque de York -salvando las distancias-. Carlos III necesita marcar la frontera entre el ámbito familiar y privado y la esfera oficial. Por ejemplo, el monarca solicitó a los duques de Sussex que desalojaran la casa de Frogmore Cottage y no permitió a Enrique quedarse en una residencia oficial en su anterior visita a Londres -por motivos privados-. Sin embargo, le ofreció la posibilidad de viajar a Escocia, al Castillo de Balmoral, donde se encontraba descansando. El duque de Sussex rechazó la oferta y se quedó sin ver a su padre.
Aunque se sabe que el príncipe Guillermo está muy molesto con su hermano y no tiene intención de verle -aunque ha trascendido que a Enrique no le importaría reunirse con él-, el caso del rey Carlos III es diferente. El monarca sigue viendo al duque de Sussex como su hijo pequeño y no va a cerrarle las puertas, al menos no en el ámbito familiar. De hecho, a pesar de las tensiones de los últimos tiempos, la urgente reacción de Enrique para poder reunirse con él dice mucho del trasfondo de su relación. Otra cosa es lo que sienta Meghan Markle o cómo tenga pensado actuar ella.
No obstante, la espantada de Enrique apenas 24 horas después de reunirse con su padre pone de manifiesto que el duque de Sussex no acaba de sentirse cómodo en Londres, sobre todo, tras haber tenido que dormir en un hotel y solo pasar media hora al lado de su padre. El tiempo dirá si las heridas acaban por cerrarse y la relación padre-hijo retoma cierta normalidad.