El último dilema de Carlos III: el bautizo de la hija de Beatriz, foco de tensión por Andrés y Sarah
La princesa va a celebrar el bautizo de su hija menor en la Capilla Real del Palacio de St. James
Ha invitado a sus padres y a los miembros de la familia real
A pocas semanas de la Navidad, la familia real británica tiene una importante cita privada. La princesa Beatriz de York va a bautizar a su hija menor, Athena, fruto de su matrimonio con el aristócrata de origen italiano Edoardo Mapelli Mozzi. La pareja ya tiene otra hija, Sienna.
Tal como se ha confirmado, el bautizo se va a celebrar de una manera discreta, sin grandes fiestas. El lugar elegido ha sido la Capilla Real del Palacio de St. James, donde también se llevó a cabo el bautizo de la propia Beatriz de York o el de los príncipes Jorge y Luis de Gales, entre otros muchos miembros de la familia real. La fecha, este viernes 12 de diciembre. Será la primera gran cita de los Windsor tras los últimos acontecimientos que han llevado a la condena total del hermano del rey Carlos III que, por cierto, es abuelo de la protagonista de la jornada.
La difícil situación de Beatriz
Para Beatriz de York va a ser una jornada complicada. Por un lado, cualquier celebración de este tipo es motivo de alegría, pero en su situación actual es muy complejo gestionar la lista de invitados. La princesa está en una encrucijada. Es consciente de que sus padres son los abuelos de la niña y que siempre han ejercido como tal, pero también tiene muy presentes las tensiones de los últimos tiempos. La relación con su madre no ha cambiado y es uno de sus mayores apoyos, pero con su padre las cosas están algo tensas.
De momento no hay ninguna confirmación sobre la posible presencia de los ex duques de York a esta cita, que se considera parte de la agenda privada de la princesa Beatriz. La sobrina del rey Carlos III no tiene un rol oficial ni percibe una asignación por los actos puntuales en los que participa, lo cual hace más fácil marcar una separación clara entre la esfera privada y la oficial. Sin embargo, sigue siendo una princesa del Reino Unido con tratamiento de alteza real, con todo lo que esto implica.
Una invitación sin respuesta
Según apuntan medios británicos, Beatriz ha invitado a sus padres al bautizo y a la princesa le gustaría que las cosas fueran de otra manera, pero no puede cambiar lo que ya ha ocurrido. Si aceptaran la invitación, sería la primera vez que Sarah y Andrés entrarían en un palacio real desde que se confirmara la retirada de los títulos por los escándalos de los últimos años. Una fuente cercana a la familia real ha confirmado al tabloide Daily Mail que, a pesar de la ilusión con la que los Windsor afrontan la jornada, lo cierto es que todo el mundo tiene cierto reparo ante la posibilidad de que Andrés acuda. No tanto con Sarah que, aunque se ha visto salpicada de lleno por el escándalo, es un problema menor para la familia real.
Aunque la sobrina del rey Carlos III ahora mismo está disgustada con su padre y el contacto entre ellos es nulo, esto no quita que esté preocupada y que no quiera hacer nada que le perjudique aún más. Beatriz no quiere contribuir a que el ex príncipe acabe todavía más hundido, sobre todo cuando sabe perfectamente que disfruta mucho de pasar tiempo con sus nietos. Por eso le ha invitado, para no hacerle un feo del que luego se arrepentiría, aunque todo el mundo espera que la prudencia marque su decisión.
Una situación que se repite
No es la primera vez que un importante acontecimiento de la vida de la princesa se ve truncado por los escándalos de su padre o por circunstancias complicadas. Mientras que su hermana Eugenia pudo celebrar su boda con total normalidad y con una fiesta por todo lo alto, Beatriz no tuvo tanta suerte. La princesa tuvo que optar por una boda de perfil bajo debido a las restricciones de la pandemia ya que la fue aplazando después de que Andrés fuera apartado de la vida institucional. A esto hay que añadir que la situación de su actual marido tampoco ayudó, debido a que había sido padre antes de casarse y había que adaptar los protocolos. Su padre no faltó, pero no se publicaron imágenes de él. Una forma perfecta de equilibrar la faceta oficial con la privada.
El dilema del rey Carlos III
Aunque la princesa Beatriz es la gran perjudicada en esta ocasión por los escándalos de sus padres, el rey Carlos III también se enfrenta a una jornada complicada. El monarca ha sido muy tajante con su hermano con el objetivo de proteger la institución y apoyado, sobre todo, por el príncipe de Gales. Sin embargo, a nivel personal el rey no ha dejado de lado a su hermano. Es más, es él quien le ha proporcionado una residencia alejada del ojo público para que pueda continuar con su vida y aunque no le permitirá participar en actos oficiales, no se va a desentender de él.
Ni el monarca ni los príncipes de Gales han confirmado aún su presencia, probablemente porque quieren evitar que se pueda filtrar alguna fotografía o que se hable de que han compartido espacio con Andrés y Sarah Ferguson. En estos momentos para la familia real lo más importante es proteger la imagen de la Corona, aunque esto implique tener que tomar decisiones que puedan disgustar a algunos. No obstante, Beatriz es plenamente consciente de que tiene tanto el cariño del rey como de su primo y cuenta con su apoyo total y absoluto, aunque decidan no acompañarla en este día.