La novia de Peter Phillips se somete al test de Balmoral que también tuvo que pasar Diana
Los miembros de la familia real son muy exigentes con las personas a las que dejan entrar en su círculo íntimo
En el Castillo de Balmoral, los Windsor se comportan como una familia normal
El Castillo de Balmoral es uno de los lugares más especiales para la familia real británica desde hace varias generaciones. Fue allí donde la Reina Isabel II falleció y donde el rey Carlos III sigue pasando cada verano. La tranquilidad y el entorno privilegiado que ofrece la residencia de los Windsor en las Tierras Altas son únicos y conquistan a todos los que tienen la oportunidad de disfrutarlos. Ahora, cada vez son más las personas que pueden conocerlo, ya que el rey ha abierto las puertas del castillo para visitas guiadas en fechas concretas.
Sin embargo, al margen de las visitas turísticas, una invitación privada a Balmoral a veces puede generar una situación compleja en los invitados tanto que se llega a hablar de la prueba de Balmoral. Una suerte de examen informal que la familia real suele realizar a las personas que se acercan al círculo íntimo de los Windsor, especialmente a potenciales nuevos miembros, como es el caso de parejas. La princesa Diana fue una de las que se sometió a este examen y ahora le ha llegado el turno a la prometida de Peter Phillips, hijo de la princesa Ana.
La prueba de Balmoral
Según ha trascendido, la prueba de Balmoral consiste en una estancia breve en el castillo durante la temporada de verano. En esta estancia se observa de manera cuidadora a los invitados y los miembros de la familia real evalúan si su comportamiento y su forma de actuar puede encajar con sus costumbres, valores y estilo de vida. En realidad, no existen reglas estrictas, pero sí que hay una serie de protocolos no oficiales relativos al vestuario, al comportamiento en actividades en el exterior y a la etiqueta en la mesa.
Sin embargo, esta prueba es importante porque Balmoral es el único lugar en el que los Windsor se comportan como una familia real. Por eso, una invitación al castillo implica confianza y aceptación.
Es una prueba que personas procedentes de la aristocracia, como era el caso de la princesa Diana, no tienen dificultad para superar, ya que están más que acostumbrados a moverse en esos entornos. La madre de los príncipes Guillermo y Harry estuvo en Balmoral en el verano de 1980 como invitada de Carlos, antes de que se anunciara de manera oficial su compromiso.
La princesa estaba nerviosa, pero se adaptó a la situación y causó buena impresión entre casi todos los miembros de la familia. El duque de Edimburgo dijo de ella que era uno de los suyos, aunque la princesa Ana no se mostró tan conforme con ella.
En algunas series como The Crown se refleja esta visita de Diana a Escocia, aunque de una manera muy exagerada. No obstante, autores de prestigio como Andrew Morton aseguran que sí existe esta prueba a la que se somete a los potenciales nuevos miembros de la familia.
Harriett Sperling, la última examinada
Según algunos medios, Harriet Sperling, la prometida de Peter Phillips, ha sido la última en pasar por esta especie de ritual no oficial. La enfermera, a la que ya hemos visto en otras citas importantes para los Windsor como Ascot, fue invitada por el rey Carlos III a pasar unos días con la familia real. Según han informado algunos medios, Sperling ha superado la prueba de Balmoral. La prometida de Peter Phillips ha sido aceptada con entusiasmo y ha participado en muchas actividades, como paseos en bicicleta por el campo, barbacoas en los terrenos del castillo y otros planes.