La salud de la emperatriz emérita Michiko pone en alerta a Japón
La esposa de Akihito, Michiko, padece cada vez una salud más débil debido a la continua presión que ha sufrido por su cargo como emperatriz
Hace un año, la delicada, pero exitosa operación de cáncer de pecho de la emperatriz Michiko preocupaba a los japoneses. Sin embargo, y por fortuna, su recuperación iba viento en popa. Tanto, que los médicos no vieron necesario el sometimiento de la esposa de Akihito a quimioterapia porque el riesgo de reaparición del tumor era muy bajo. Pero hoy la realidad es otra. A sus 85 años, la soberana tiene una salud muy debilitada. En parte, por el estrés que conlleva el Trono de Crisantemo.
La entrada de la princesa en la Familia Imperal provocó en ella un estado de decadencia constante que se agravó por su condición de ‘plebeya’. Los resultados de esta situación fueron la pérdida de la voz de la consorte durante unos meses y desmayos por las noticias falsas que salían a la luz incesantemente. Otro de los problemas con los que ha lidiado la emperatriz emérita han sido úlceras estomacales, sangrado intestinal y reflujo ocasionados por la presión de la faja del kimono que está obligada a llevar por protocolo.
Ahora, el último anuncio de la Casa Imperial ha confirmado que Michiko está mal de salud desde el pasado mes de septiembre y ha perdido más peso en consecuencia de los vómitos con sangre que sufre. Han anunciado que padece una anomalía en la válvula del corazón y, teniendo en cuenta su elevada edad, los médicos están al tanto en todo momento del estado de la madre de Naruhito, que deberá guardar máximo reposo y descansar. Mientras tanto, para despejarse, Michiko realiza algunos de sus hobbies: tocar el piano y leer.
Se esperaba que con la abdicación de Akihito la emperatriz no sintiera tan de cerca las obligaciones de su cargo y su salud mejorara poco a poco. Sin embargo, los continuos episodios de estrés han pasado factura en Michiko y no se pueden corregir tan fácilmente. Su sucesora, Masako, tampoco se ha librado de la presión que acarrea su cargo y también arrastra consigo un largo historial de trastornos nerviosos y de ansiedad al no concebir a ningún hombre con Naruhito que pudiera ser el futuro heredero.