Doña Letizia, muy arropada en uno de sus días más tristes
Era una fecha señalada para la Reina y no precisamente por un motivo feliz. Doña Letizia se ha trasladado hasta la ciudad de Mérida para presidir el anuncio de los ganadores del Premio Fundación Princesa de Girona de las Artes y las Letras. Un galardón que ha recaído ex aequo en la cantante Soleá Morente y en el violonchelista Pablo Ferrández, tal como ha anunciado la presidenta del jurado, la periodista Montserrat Domínguez.
En esta ocasión, la esposa de Felipe VI ha sustituido a su hija Leonor, que ostenta en la actualidad el título de Princesa de Girona y que protagonizó hace apenas unos días su primer acto público en la entrega del Toisón de Oro. Aunque no estaba prevista la asistencia de la Princesa, resulta cuanto menos curioso que uno de los premiados sea un virtuoso del violonchelo, que es precisamente el instrumento que practica la hija de los Reyes.
Un día lleno de momentos entrañables y curiosidades. Doña Letizia ha coincidido con la actriz Maribel Verdú , que ha ejercido de jurado en esta edición, y ha sido testigo de cómo Mérida se convertía en un pequeño ‘Sillicon Valley’ para promover las iniciativas de los sectores más jóvenes, en los que la Reina se ha mostrado muy interesada.
La jornada ha sido especialmente significativa para doña Letizia. Y es que se han cumplido 11 años del trágico fallecimiento de su hermana Erika. Fue el 7 de febrero de 2007 cuando la Reina conoció la noticia de la muerte de su hermana. Según el informe de la autopsia, Erika Ortiz falleció sobre las 23:00 horas del día 6 de febrero y fue encontrada a las 12 horas por su pareja Antonio Vigo. La causa de la muerte fue una ingesta masiva de pastillas. En su domicilio se encontraron varios botes de medicamentos y notas escritas a mano dirigidas a su familia.
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En un día en el que probablemente la memoria de su hermana haya estado muy presente en el pensamiento de doña Letizia, ella ha contado más que nunca con el apoyo de la gente. Al son de voces que coreaban ¡viva el Rey! ,¡viva España!, ¡viva la monarquía! y ¡viva la Reina!, la esposa de Felipe VI ha abandonado el Centro Cultural Alcazaba de manera pausada, saludando a los que se concentraban en los alrededores, dándoles la mano, pletórica, sonriente e incluso haciéndose fotos. Una manera de agradecer a la ciudad de Mérida el cariño recibido en el que probablemente siga siendo uno de los días más difíciles de cada año para la Reina.