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Máxima y Guillermo de Holanda en el punto de mira. Los Reyes se encuentran en estos momentos de viaje de Estado en Bélgica pero, según ha trascendido, en apenas una semana, el monarca tendrá que afrontar uno de los días más complicados de su reinado. El próximo día 1 de julio se conmemora en Holanda el 160 aniversario del fin de la esclavitud, lo que se conoce como fiesta de Keti Koti o Día de la Emancipación. Una jornada en la que el soberano y su esposa tendrán un papel protagonista, ya que tendrán que pedir disculpas por la participación de la Casa de Orange en trata de esclavos a lo largo de un cuarto de siglo.
Recientemente, en un informe encargado por el Gobierno de Holanda -que lleva el título de Estado y esclavitud-, se ha revelado que la Casa de Orange ganó el equivalente a 1.000 millones de euros en dinero actual en la época del colonialismo a raíz del comercio con esclavo. Unas revelaciones que se producen poco después de que el rey Carlos III haya respaldado un estudio histórico en el Reino Unido sobre la participación de la monarquía en el comercio de esclavos.
Se espera que esta investigación analice la participación de gobernantes anteriores con organizaciones de comercio de esclavos, incluida la Royal African Company y su vicegobernador, Edward Colston. En el informe se apunta que los miembros de la Casa de Orange jugaron un papel decisivo para establecer una política de esclavitud, explotación y trabajos forzados en las zonas de las colonias, en Asia y el Caribe. Esta última, curiosamente, ha sido recientemente visitada por el Rey, su esposa y la princesa Amalia, en su primer viaje oficial de carácter internacional.
Hanke Bruins Slot, el ministro del Interior holandés, ha asegurado que las informaciones de este nuevo estudio presentan una «imagen muy dolorosa de la participación del primer estado holandés en una escala sin precedentes de trata de esclavos», según declaraciones a The Times. La investigación se remonta hasta finales del siglo XVII, cuando Guillermo III de Orange ascendió al trono tras la Gloriosa Revolución. Él tuvo un papel decisivo en el incremento de las prácticas esclavistas, que no se prohibieron en Gran Bretaña hasta 1807, aunque en las colonias continuaron hasta la década de los años 30 del siglo XIX.
En Holanda la esclavitud no se abolió hasta 1863, y fue uno de los países que más tardó en hacerlo, motivo por el que ahora la familia se encuentra en el punto de mira. Según apunta el estudio, fue la riqueza generada por el comercio de esclavos lo que impulsó el crecimiento económico del país y convirtió a la ciudad de Ámsterdam en un referente mundial.
El pasado mes de diciembre, el primer ministro Mark Rutte declaró en un discurso en La Haya, que la esclavitud debía ser reconocida como «un crimen de lesa humanidad», y expresó su más profundo arrepentimiento por «las acciones pasadas del Estado holandés». Sin embargo, en aquel momento, muchos holandeses consideraron que la fecha para pedir este perdón público debía coincidir con el 1 de julio de 2023, fecha en la que se conmemora el Día de la Emancipación, «cuando se quitaron las cadenas». Como es lógico, ahora, todas las miras están puestas en las palabras que pueda pronunciar el monarca y, quién sabe si también otros miembros de su familia, como la anterior soberana o la princesa Amalia, para disculparse por los agravios del pasado y por beneficiarse de la explotación de seres humanos que llevaron a cabo sus antecesores.